60 años atrás, en un día como hoy, nacía en Villa Devoto una leyenda. Miriam Alejandra Bianchi, Gilda, hija de un empleado público y una profesora de piano, con sueños de ser maestra, crecería para pasar a la historia como una de las mayores figuras femeninas en el mundo de la cumbia latinoamericana. 

El ascenso a la fama que comenzó con una simple audición no fue sencillo. Con su carrera de maestra de educación física cortada a la mitad por la muerte de su padre, tuvo que hacerse cargo de su familia y salir a buscar trabajo. Casada a los 18 años con Raúl Magnin, tuvo dos hijos, un nene y una nena, antes de divorciarse.

Separada de su esposo, el 20 de septiembre de 1990 conoció al compositor y tecladista Juan Carlos Toti Giménez (uno de los músicos de Ricky Maravilla y quien luego se convertiría en su pareja) en una entrevista por la cual se convocaban a vocalistas para un grupo musical.

Encaminados en su nuevo proyecto, y luego de haber integrado los grupos musicales La Barra y Crema Americana, se lanzan a armar temas propios para lo que sería su lanzamiento como solista. Al parecer, muchos productores no quisieron saber nada con el material que presentaban. No le veían futuro a una mujer en un escenario de cumbia.

En 1992, Gilda irrumpió en la escena con el álbum "De corazón a corazón".

Pero eso no la detuvo. Tomando el nombre de Gilda, en honor al personaje que convirtió a Rita Hayworth en un símbolo erótico, la argentina comenzó una corta pero intensa carrera musical, cuyos frutos llegaron a competir contra nombres como Andrés Calamaro y Michael Jackson

Con seis álbumes de estudio, el primero "De corazón a corazón", lanzado en 1992 y el último, "Si hay alguien en tu vida", en 1996, los recopilatorios y grandes éxitos de Gilda ya suman una treintena de ediciones desde su fallecimiento. Para el último año de su carrera, canciones como "No me arrepiento de este amor", "Corazón valiente", "No es mi despedida" y "Fuiste" la habían transformado en un ícono nacional.

¿En qué año murió Gilda?

Para 1996, Gilda se encontraba en el momento más alto de su carrera. Todas las provincias querían bailar con su música, todos los boliches querían su presencia y ya rondaba la idea de que era milagrosa, pese a que ella renegaba de este dote. Pero tomó un instante de tragedia para frenar en seco el ascenso de la estrella musical que se volvió leyenda.

El 7 de septiembre de 1996, en el km 129 de las ruta nacional 12, murió Gilda. Según testigos, la colisión que le costó la vida a la intérprete se produjo cuando un camión de la empresa brasileña Interpress, tras morder la banquina, intentó volver al camino e impactó de frente contra el vehículo en el que se desplazaba la cantante, que pegó contra dos autos particulares y volcó varias veces.

Al momento de su repentina y trágica muerte tenía 35 años. Su hija Mariela Magnin de 10 años viajaba con ella, al igual que su mamá Isabel Scioli. Ambas murieron en el acto. Los músicos que perdieron la vida en el accidente fueron Raúl Larrosa, Elbio Mazzuco, Gustavo Babini y Enrique Tolosa.

El santuario al ángel de la cumbia, donde murió Gilda

El colectivo que vio los últimos momentos de Gilda continúa en el lugar del choque, convertido en un santuario.

"Yo no hice un santuario, ese nombre se lo pusieron los medios, la gente", explicó a Télam Carlos Maza, dueño del predio donde fanáticos y devotos de Gilda construyeron su recuerdo. "Mi objetivo era hacerle un monolito, un lugar donde poder recordarla". El padre de familia fue el primero en dejar una imagen de la cantante en el sitio de su accidente, una simple foto y una placa sobre un tronco.

Para entonces, la superstición alrededor de Gilda ya recorría los barrios argentinos. Con su hijo a punto de ser operado por cuarta vez por su cáncer, Maza decidió rezarle a la cumbiera: "No tengo una explicación. Simplemente me aferré a eso, a prometerle que si mi hijo salía bien yo me iba a encargar de que su lugar estuviera siempre lindo". 25 años después, con su hijo saludable y padre de su nieto, Maza y su mujer cumplen su promesa con la santa de la bailanta.

En el lugar del siniestro, alrededor del mismo colectivo que trasladó a Gilda aquel fatídico día, los seguidores de la artista construyeron un galpón repleto de imágenes, rosarios y estatuillas donde rezarle.

El legado de Gilda

No había pasado un año desde su muerte, y el mundo recibió el primero de sus discos póstumos: "Entre el cielo y la tierra". Compuesta de 10 de sus mejores hits, el álbum fue un éxito arrollador. Con sus ventas, la obra de Gilda le hizo sombra a otros lanzamientos de fuerte impacto como "Alta Suciedad", de Andrés Calamaro y "Blood on the dance floor", de Michael Jackson.

A lo largo de los años, muchos cantantes decidieron homenajear a Gilda recreando sus canciones. De la mano de artistas como Attaque 77 y Los enanitos verdes, la "santa milagrosa de la cumbia" continuó rompiendo barreras aún después de su muerte, con sus canciones esfumando las fronteras entre géneros musicales.

Fuera de la música, la imagen de Gilda se trasladó al teatro de la mano de Florencia Berthold, quine escribió y protagonizó una obra biográfica con el nombre de la astista; a la literatura con "Gilda, la abanderada de la bailanta", su única biografía publicada; y el streaming, con la película "Gilda, no me arrepiento de este amor" creada por Lorena Muñoz y protagonizada por Natalia Oreiro.