Miles de jujeños celebran este martes una de las fechas más tradicionales dentro de los festejos del Carnaval en la región, fuertemente vinculada con la cultura andina.

La actividad consiste en chayar productos y bienes personales o familiares logrados en el último año, entre agradecimientos a la Pachamama y augurios de prosperidad.

“Los festejos de la chaya tienen una parte de los carnavales, no son tan originales, no es propio y tiene su raigambre y relación con la tierra porque nosotros brindamos a la tierra, desenterramos el Carnaval, sacamos el carnaval de la tierra y ahí lo volvemos a sepultar el domingo de tentación”, dijo hoy a la agencia de noticias Télam el maestro rural, escritor y músico humahuaqueño, Fortunato Ramos.

Comentó que cuando se hace el desentierro del Carnaval (el sábado pasado) un hombre que se disfraza de diablo baja de la punta del cerro llega a la apacheta de la Pachamama y sobre el agujero la comparsa "pide permiso a la tierra para darle de comer y beber, se colocan cigarrillos, hoja de coca y con todo eso se va chayando y se pide a la Pacha para recibir al carnaval”.

Para esta fecha se acostumbra chayar autos, motos, casas, herramientas, implementos de labranza, herraduras de caballos o cualquier pertenencia que se esté estrenando, los cuales son adornados con flores, papel picado, serpentina, talco y rociados con alguna bebida alcohólica por sus dueños, y al momento de pedir las bendiciones se agradece por el bienestar y progreso.

El rito de la chaya tiene relación “con una parte netamente ancestral de nuestros antepasados, y se conjuga un poco con esta costumbre carnestolenda”, afirmó Ramos.

“Se puede chayar lo que uno quiera, generalmente autos y motos, viene gente del pueblo y algunos turistas se acercan para participar de la celebración”, refirió el vicepresidente de la comparsa Avenida de Mayo de la localidad de Maimará, Pablo Coca, en el punto de concentración que tuvo lugar en el mojón nuevo aledaño el polideportivo.

La comparsa es una de las más antiguas de Maimará con 85 años de existencia y fue fundada por el abuelo de Coca, quien “trajo la anata por primera vez a esta zona de la quebrada y él siempre acostumbraba chayar especialmente objetos del campo y frutos de la cosecha”, apuntó.

La comparsa se reunió este martes para festejar el Martes de chaya sucesivamente en dos casas (del hermano y de la tía de Coca), para lo cual se repartieron las invitaciones.

Con un ambiente festivo y con instrumentos autóctonos que sonaron toda la tarde, al mediodía se sirvió el picante de pollo gratis para los anateros y para los integrantes de la comparsa.

Antes de comer se enfloraron los objetos grandes y chicos con serpentina, papel picado para luego ser rociados con cerveza y vino, acción que simboliza la chaya.

A su vez, los sahumerios recorrieron con su aroma de punta a punta todos los bienes chayados para espantar las malas ondas y recibir la bendición de la Madre Tierra.

En la región de la Quebrada y Puna, en particular, pero también en el resto de la provincia, se vive este día con intensidad pues la jornada invita a la reflexión y a fortalecer los lazos familiares.

La comparsa Avenida de Mayo agradeció “por un año más de vida, por la producción en el campo y el bienestar familiar y económico”.

“Soy hijo de un agricultor, trabajamos la tierra y tenemos un vínculo sagrado con la Pachamama, a la que honramos en agosto pero también hoy se le agradece”, explicó Coca, y añadió que “hasta que finalice el carnaval todo gira alrededor de la Madre Tierra, el diablo, la corpachada (que significa dar de comer y beber a la tierra) y todo lo referido a la chaya como una ofrenda que se le hace”.

Según la tradición, Martes de chaya es un festejo con espíritu familiar, y la celebración se realiza en las casas de quienes lo quieren organizar.

Se trata de una práctica aimara consistente en humedecer el suelo o algún elemento para el cual se busca protección, con chicha, vino, alcohol, cerveza u otra bebida.

Tiene su origen en los rituales relacionados con la agricultura, en los que en agradecimiento a los frutos que se reciben de la tierra se convida a la Pachamama con ofrendas y regalos.

El ritual que se practica hoy es muy parecido al del 1 de agosto, Día de la Pachamama, en virtud de que en muchas casas también se acostumbra a dar de comer a la tierra y sahumar, con la diferencia que hoy se hace visible y se evidencia la cosecha, la abundancia, los logros, para representar una etapa diferente casi terminando el ciclo agrario.

En ese marco, “se trata no solo de agradecer los bienes obtenidos sino también renovar fuerzas para un nuevo año”, según la tradición.

“Estamos pidiendo permiso a la Madre tierra, abriéndola, chayándola y después se hace la tradicional chayada de vehículos y continuamos después con el baile para toda la gente”, relató a esta agencia Diego Tejerina. propietario de la Vinería Milenium, de Palpalá, quien reunió a empleados, sus familias y a sus amigos para realizar la ofrenda ancestral.

Comentó que hace diez años vienen con esta tradición dentro del negocio y que se sumaron este año “más de 20 autos” para ser chayados durante la tarde.

El Martes de chaya es una de las fiestas más tradicionales de la región andina que marca el final del Carnaval Grande y el inicio de la Cuaresma con el miércoles de Ceniza (mañana) y el comienzo del Carnaval Chico, que culmina con el entierro del Pujllay que descansará hasta el año próximo.