Escapada: un pueblo "desconocido" donde las pacíficas aguas de la laguna te invitan a olvidarte del estrés de la ciudad
La rutina suele ser agotadora, por ello este destino se preparó para satisfacer las necesidades de aquellas personas que desean desconectarse de absolutamente todo mientras aprecian las bellezas que regala la naturaleza.
El turismo de cercanía no deja de crecer en la provincia de Buenos Aires, de hecho, en los últimos años, decena de pueblitos “olvidados” volvieron a la vida gracias al gran esfuerzo y trabajo de sus vecinos o de personas que volvieron al hogar de sus antepasados para emprender. En este contexto, cualquier fin de semana puede convertirse en un momento ideal para emprender una escapada y “romper” con los dolores de cabeza de la vida diaria.
El abanico de alternativa en la región bonaerense es enorme, ya que hay destinos pensados tanto para los amantes de la buena comida como para aquellos que prefieren adentrarse en una aventura por la naturaleza local e incluso opciones exclusivamente para descansar, dormir la siesta y disfrutar del ensordecedor silencio de los paisajes.
A continuación, te presentamos una pequeña localidad “escondida” que atrae a cada vez más visitante por la tranquilidad de sus callecitas, el encanto de su preciosa laguna y el aire rural, a pesar de estar en la cercanía de Capital Federal. Si estás buscando un lugar para desconectar de la rutina y relajarte, no te pierdas esta nota y conocé todos los detalles.
Un destino “secreto” que vale la pena visitar
Ernestina es una localidad ubicada en el municipio de Veinticinco de Mayo, centro del territorio de la provincia de Buenos Aires. Queda específicamente a solamente 160 kilómetros de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por lo que llegar hasta allí tiene una duración de poco menos de 2 horas y media. A raíz de su ubicación, se destaca que está a orillas de la laguna Salada.
El viaje hacia este pueblo se inicia en la Autopista Teniente General Pablo Riccheri hasta el empalme con la Autopista Ezeiza-Cañuelas o Ruta Nacional 205. Conducir por este camino hasta el kilómetro 140, punto donde hay que doblar en sentido con la Ruta Provincial N.º 30. Finalmente, luego de unos 12 kilómetros por un camino vecinal, podrás encontrar el ingreso hasta este destino.
Si vas con tiempo, no podés dejar de visitar otros destinos turísticos de la región cercana, de hecho, los mismos vecinos de Ernestina, recomiendan visitar este punto junto a Elvira, un paraje que es casi fantasma y está separado, únicamente, por la presencia del espejo de agua. Por otro lado, hay que mencionar que está a pocos minutos de Pedernales; La Paz; Roque Pérez; entre otros.
Perlitas históricas y una laguna para descansar
La localidad nació en 1896, año en el que llegó el primer tren a la estación. Su nombre se debe a Ernestina Gándara Casares, esposa del fundador del lugar: Enrique Keen. Durante la década de 1930 tuvo lugar su momento de mayor esplendor y creció considerablemente en el aspecto económico, arquitectónico y la cantidad de habitantes. Sin embargo, el cese del servicio de transporte significo un retroceso.
Actualmente, aquellas viejas construcciones, que en su mejor momento reflejaban estatus social, son parte esencial del atractivo turístico porque quedaron "detenidas en el tiempo". Este recorrido se inicia en el enorme edificio del “Colegio Enrique Keen”, él cuál cerró en 1990 debido a que la congregación de monjas que lo tenía a su cargo se fue. Justo al lado, se levanta la hermosa iglesia neogótica que fue inaugurada en 1912.
Continuando con este viaje al pasado, el "Teatro Argentino" también forma parte de su historia y se posiciona como una de las postales favoritas de los fotógrafos. Asimismo, no se puede dejar de visitar la plaza principal; y la decena de callecitas que están adornadas con casitas coloridas, muchas fueron tomadas por la misma naturaleza, y las galerías de árboles.
En la actualidad, desde la antigua estación tren, que aún mantiene su estética rural, nace la avenida San Martín, una amplia calle que se luce con un cantero central adornado con flores de colores, una increíble fuente y varias palmeras que llegaron desde las mismísimas islas Canarias a fines del siglo XIX. Se estima que aquí viven solamente 150 personas, las cuales disfrutan de la calma y un nivel de estrés casi nulo.
La propuesta de Ernestina culmina con la visita y estadía de la hermosa laguna Salada. Aquí, poco a poco, se comenzaron a desarrollar diversas actividades turísticas. De hecho, se instaló un bonito puente y muelle para que las personas puedan disfrutar de la tranquilidad e incluso degusten unos ricos mates en la tarde. Asimismo, muchos aprovechan el espacio para la práctica de la pesca.
En las inmediaciones de este punto natural, se encuentra el predio de camping y cabañas. Que ofrece tanto aprovechar la orillas del espejo de agua como de su parque verde y piscinas. Además, podrás encontrar recreos con reposeras, mesas con sillas, parrillas, juegos para los más chicos e incluso algunos animales de granja como vacas.