Escapada: dos pueblitos de la Costa bonaerense para disfrutar de la playa rodeados de tranquilidad
Se acerca el verano 2025, aumenta la temperatura y es momento de definir qué hacer para desconectar y dejar atrás el estrés. Dos opciones que no tenés que pasar por alto.
La Costa de la Provincia de Buenos Aires despliega una amplia variedad de destinos a lo largo de sus 1200 kilómetros, desde San Clemente del Tuyú hasta Pehuen-Có. Lugares populares como Mar del Plata, Pinamar y Cariló son los favoritos por su diversidad turística: balnearios, gastronomía, teatros, vida nocturna y otras propuestas para todos los gustos, lo que los convierte en los más concurridos de la temporada.
Sin embargo, para quienes buscan calma y privacidad, existen otras opciones ideales para disfrutar en temporada alta o realizar una escapada de fin de semana que recargue energías en cualquier época del año.
Entre estos lugares, destacan dos pequeñas localidades costeras que prometen tranquilidad y contacto con la naturaleza: Arenas Verdes, en el partido de Lobería, y Centinela del Mar, en General Alvarado. Ambas combinan playas extensas, médanos y acantilados.
Arenas Verdes
Este pequeño paraje marítimo se ubica a 20 kilómetros de Necochea, sobre la ruta 88, en Lobería.
Con solo 20 habitantes permanentes, es el sitio perfecto para disfrutar días de serenidad. Sus playas, escondidas entre médanos y pastizales, son ideales para surf y otros deportes acuáticos.
Desde 2019, Arenas Verdes es Paisaje Protegido y Desarrollo Ecoturístico de Interés Provincial, para preservar su forestación y entorno natural, promoviendo un desarrollo turístico sustentable.
Pese a su tranquilidad, ofrece servicios esenciales para el visitante: balnearios con alojamiento, gastronomía frente al mar, cabañas, aparts, campings y deportes náuticos.
Centinela del Ma.
En el límite entre General Alvarado y Lobería, sus playas vírgenes son visitadas principalmente por propietarios de la villa balnearia.
El parador La Lagartija, ubicado en una antigua usina, ofrece gastronomía y hospedaje. Entre sus pintorescas construcciones destaca un vagón de tren restaurado, la capilla y un viejo hotel que funcionó hasta los años ochenta.
Este pequeño pueblo costero tiene un alto valor ambiental, con ecosistemas litorales que protegen flora y fauna autóctonas de la costa pampeana austral.