Mauricio Guirao llegó a la novena témpora de Gran Hermano en 2016 con el objetivo de ganar el premio mayor de la competencia para poder terminar de construir su casa y de esa manera lograr la adopción plena de su hermanito, a quien había encontrado abandonado en un descampado. Su tremenda historia de lucha no solo fue una de las vidas más conmovedoras de la historia del programa, sino que también derritió el corazón de millones de personas y ayudó a que el final sea más feliz de lo que esperaban. 

No hay dudas que el popular reality de origen holandés llegó a Argentina en pleno 2001 para cambiar el destino de miles de jóvenes. Sin embargo, a lo largo de sus diez emisiones, decenas de participantes ingresaron a la famosa casa no solo con el sueño de mejorar la situación económica personal, sino que de alguna manera buscaron instalarse dentro de los medios de comunicación o visibilizar sus conflictos, que en muchos casos representaban a los televidentes. Con el estreno de Telefe, muchas personas trajeron al recuerdo algunos  ex hermanitos que, si bien marcaron el ritmo del juego, decidieron volver al anonimato.

Guirao llegó entró a Gran Hermano con 23 años. 

Una vida dura digna de admiración 

Nació en la ciudad de Fray Luis Beltrán, que se ubica en la provincia de Santa Fe (a unos 17 kilómetros de Rosario). Su familia siempre fue muy trabajadora. De hecho, su mamá se desarrollaba como enfermera local y estaba mucho tiempo fuera de la casa debido a que era el único sostén de la casa, ya que el padre biológico de Guirao no estaba presente. A pesar de las circunstancias limitadas en las que creció, le puso ánimo a la vida con su sentido del humor y salió a ganarse el pan. 

Un día, cuando menos lo esperaban, les cambio la vida para siempre. En medio de un baldío encontraron un bebe que apenas tenía un mes de vida y que había sido abandonado por sus progenitores. Rápidamente, lo trasladaron al hospital en donde trabajaba Patricia, la madre de Mauricio, lo estabilizaron y se recuperó. En medio de la atención médica, la trabajadora de salud, decidió adoptarlo a pesar de que sabía que no iba a ser un camino fácil.  Si bien en un primer momento le permitieron cuidar al nene, la Justicia provincial consideró que no era un hogar indicado para el crecimiento del menor debido a que tenían bajos recursos.

Guirao y su madre iniciaron el proceso de adopción del bebe al poco tiempo de encontrarlo. 

Gran Hermano, una puerta para visibilizar la lucha  

Cansado del tiempo y trabas que ponía la Justicia para la adopción, Guirao tomó una decisión completamente inesperada. En 2016 vio la convocatoria de la novena temporada de Gran Hermano y enseguida pensó que era una posibilidad para lugar el sueño de la familia. Luego de dialogarlo con su madre, se anotó a la convocatoria y vino a Buenos Aires a probar suerte. Poco a poco fue superando los castings y finalmente quedo seleccionado para ingresar a la casa. 

Su video de presentación conmovió a todo el país, ya que él se presentó como un chico humilde que lo único que deseaba era poder terminar su casa para poder adoptar definitivamente a su hermanito del corazón. Asimismo, permitió ver la realidad de miles de personas que viven con el miedo de que un día se lleven a los menores de la casa porque encontraron otra familia con mejores condiciones económicas. "Abel es lo más lindo que me paso en la vida" aseguró el participante entre lágrimas. 

El paso por la casa y el apoyo de la gente 

Desde el principio se mostró como una persona carismática y graciosa, pero a la vez con mucha sensibilidad. Las primeras semanas dentro de la casa no fueron fáciles porque muchos de sus compañeros no creían en su dura historia y opinaban que era parte del juego. Sin embargo, con el tiempo se fueron dando cuenta de que ese sufrimiento era real y que su lucha no era para hacerse famoso, sino que de verdad quería visibilizar lo difícil que es un proceso de adopción en Argentina.

Los días fueron pasando dentro de la casa y Guirao se mantuvo siempre firme en su objetivo, aunque pasando la mitad de la competencia, la distancia con su familia comenzó a pesar y hasta pensó en abandonar el reality. Gracias al apoyo de la gente y las palabras de su madre, continuó con la lucha y llegó a la esperada final. Si bien no se coronó como el gran vencedor de la temporada, su tercer puesto le abrió las puertas para mejorar las condiciones de vida de sus seres queridos. 

Guirao estuvo 99 días dentro de la casa. 

La felicidad de cumplir el deseo tan esperado 

A pesar de que la Justicia intimidó a la madre de Guirao para que no haga público el caso, la visibilidad del caso más la ayuda de la producción de Gran Hermano y abogados, lograron que la historia tenga un final feliz. Finalmente, les otorgaron la guarda preadoptiva del nene y pudieron tener la tranquilidad de que ya era parte de la familia. 
Tras la salida del reality, Guirao pudo terminar la casa en su localidad natal, asimismo, con el apoyo de sus seguidoras puede llegar lejos y pudo mejorar notablemente la situación económica en su hogar. Actualmente, poco se sabe de su vida ya que optó por mantener un perfil bajo y un día a día tranquilo.