El pueblito "fantasma" que revivió gracias al turismo y se convirtió en un sitio ideal para descansar de la rutina
Gracias al trabajo de un matrimonio y un vecino de la zona, este hermoso lugar recuperó su magia y espera a los visitantes con una propuesta distinta que entremezcla la tranquilidad del campo y una larga historia. Los detalles, en la nota.
Naicó llego a ser una localidad importante dentro de la llanura pampeana, ya que consiguió un gran desarrollo en cuando a edificaciones e instituciones públicas. Pese a su próspero crecimiento, el cese del servicio del ferrocarril afectó a todos sus habitantes, que decidieron migrar a nuevas ciudades. Como consecuencia a este hecho, el lugar quedo completamente abandonado y detenido en el tiempo.
Luego de varias décadas en el olvido, un matrimonio adquirió una vieja propiedad de la zona y emprendió un proyecto de turismo rural que busca darle vida a este sitio que fue símbolo de la expansión del tren en Argentina. Desde hace un tiempo, estas ruinas se convirtieron en patrimonio histórico y cada fin de semana recibe decenas de turistas que desean tranquilidad, pero sin irse lejos de la Ciudad de Buenos Aires.
Donde queda Naicó
Este pueblito fantasma pertenece a la provincia de La Pampa. Se encuentra a 45 kilómetros de Santa Rosa, y la Ciudad de Buenos Aires se ubica a 667 kilómetros, es decir, a unas 7 horas de viaje. Pese al largo viaje a Naicó, se puede decir que llegar hasta allí es sumamente fácil porque está a la vera de la Ruta Provincial 9.
Desde CABA se sale por el Acceso Oeste y se empalma con la Ruta Nacional 5. Se conduce por dicho camino hasta la capital provincial, donde se toma la Ruta Nacional 35 hasta el kilómetro 10 donde se encuentra el camino de acceso al lugar.
Un repaso por la historia de Naicó
A diferencia de otras localidades del pais, se estima que la vida de este pueblo data de hace miles de años, ya que en estas tierras habitaban diferentes tribus pertenecientes a pueblos originarios de la zona, que luego fueron eliminados con la llegada de la Campaña del Desierto en 1879. Fue en ese entonces que Enrique Godoy recibe órdenes de ocupar los campos y se construyeron las primeras edificaciones.
Pese a su larga historia, la llegada del tren a la región le dio otra importancia al sitio. En 1910 el vasco, Fortunato Anzoátegui, impulsó la explotación forestal para la instalación de las primeras familias compuestas por colonos rusos que llegaron a Argentina con el fin de mejorar sus vidas y trabajar la agricultura.
Durante muchos años, fue conocido como el pueblo en forma de "T" porque dentro de él convivían dos localidades: una donde se ubicaba la comisaría y la escuela; y otra en la que se accedía a la estación por la Avenida Libertador. Asimismo, mantuvo un doble nombre: Ministro Lobos y Estación Naicó, que significa agua que baja
En la época de mayor prosperidad en el paraje llegaron a circular 40 vagones diarios con 30 toneladas de leña de caldén y tuvo casi 1500 habitantes. Sin embargo, se cesó el servicio del ferrocarril y los vecinos iniciaron un éxodo masivo a la ciudad. Poco a poco, el sitio dejo atrás su majestuosidad y se convirtió en una localidad fantasma.
El pueblo que revivió por el turismo
Después de estar abandonado por medio medio siglo, un matrimonio compró un viejo hotel de la zona con el fin de instalarse lejos del estrés de la ciudad. Sin embargo, siempre recibían persona que les consultaban cuando iba a estar en funcionamiento el lugar porque deseaban poder descansar en el hermoso entorno natural que lo rodea.
Fue en ese momento que la familia y un grupo de vecinos se dispuso a continuar el largo legado de Naicó e iniciaron un proyecto de turismo rural que propone sumergirse en cada una de las historias que guarda el "pueblito fantasma". Asimismo, ofrece desconectarse del ruido de la ciudad y disfrutar de las típicas costumbres argentinas a través de la gastronomía.