Nicolás tiene 17 años y cada día que pasa en su vida es crítico. Necesita más de un millón de pesos para un trasplante de córnea, o quedará ciego dentro de 6 meses. De un ojo no ve nada pero está a tiempo de salvar el otro. La situación es dramática y su mamá, empleada doméstica, hace rifas para poder operarlo.

El adolescente pidió ayuda por las redes sociales mediante un video donde se lo ve sentado en una silla hablando en primera persona. "Buenas noches. Me llamo Nicolás, tengo 17 años, tengo una enfermedad llamada queratocono. De un ojo ya no veo y del otro tengo un 27% de vista. Necesito urgente el trasplante de cornea, si ustedes me podrían ayudar muchísimas gracias", decía NIcolas. 

Crónica estuvo presente en la zona norte del conurbano junto al joven y su madre Mariela. Ellos hablaron en profunidad de la causa. Debido a la situación, Nicolás abandonó los estudios secundarios en la espera de su trasplante, pero a pesar de todo se mostró con paciencia y tranquilidad.

"El no ver asusta mucho, pero hay que estar tranquilo y tirando para adelante siempre", expresó el joven, que ansía volver a la escuela cuando todo termine. "Quiero estudiar para ser alguien, tener un buen futuro y después ayudar a mi mamá y darle todo lo que necesita", manifestó. Aquí Mariela levantó la voz y expresó: "Su enfermedad es progresiva y dañina y no deja de avanzar"

Nicolás debe recibir el trasplante de cornea en el lapso de 6 meses para detener el avance de la enfermedad. Si tiene éxito recuperaría su vida normal, a pesar de estar definitivamente ciego de un ojo. "En el momento que me enteré tuve miedo, pero hay que estar con tranquilidad y no desesperarse", expresó el joven. 

"Tenemos todo listo, lo único que falta es la plata, por más crudo que suene. El láser sale 1600 dólares y las córneas que se extraen del exterior que salen 3000 más", dice Mariela. "Estuvimos haciendo torneos, rifas, pero nosotros somos humiles, conseguir semejante dinero es difícil", añadió. 

Jugar a la pelota, leer letras chicas y otras cosas más son cosas que Nicolás ya no puede hacer del todo. "Nico empezó con esto cuando tenía 15 años, se le recetaron lentes sin saber que era queratocono. Después con la pandemia no pudimos ver a especialistas para que lo sigan atendiendo. La pandemia hizo estragos", expresó Mariela. La familia aguarda la ayuda para el trasplante y comienza la cuenta regresiva. 

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