Día del Padre: un merecido homenaje a estos héroes anónimos y solidarios
En el Día del Padre, seis historias de personas que desempeñan el rol paterno no solo con sus hijos sino con otros chicos que se encuentran en una situación desfavorecida y necesitan contención.
Orgullo, admiración, felicidad y amor inmenso son algunas de un sinfín de sensaciones que confluyen en una misma persona: papá. Por sus cualidades y acciones humanas en el desempeño de su rol paterno, no solo con sus hijos, sino también con terceros, muchos de ellos carentes de una caricia y una muestra de contención.
Una fiel representante de ello es Gustavo Guerrini, quien cada noche de jueves reparte viandas a gente en situación de calle o de escasos recursos en diez puntos diferentes de la localidad bonaerense de San Miguel. Lo hace en grupo, y una de sus integrantes es su hija Julia, quien lo acompaña en el trayecto o colabora en la elaboración de la comida.
En este sentido, Gustavo reconoció que "Julita arrancó a los 7 años, hacía la sopa, y hoy sigue con 18 años, y mi hija Constanza estudia Política Social. Ellas mamaron la solidaridad". Claro, todo comenzó hace 11 años, en unas vacaciones en familia en Mar del Plata, cuando "Julia se descompuso y la llevamos a un hospital público. Mientras esperábamos que la atiendan, vimos llegar a varias personas con ollas para alimentar a los linyeras que se refugiaban en el centro de salud. Entonces al otro día, salimos nosotros con termos". Un punto de partida, de un largo camino que emprendió Guerrini, con la firme compañía de su familia, y que a la vez enorgullece a sus tres hijos, puesto que su papá también lo es, al menos por un rato, de aquellos niños que lo esperan en una plaza, para poder alimentarse.
En una faceta diferente, pero por la misma vocación por el otro, Claudio Suárez también es motivo de admiración de Nahuel, su hijo, que quiere seguir sus pasos de bombero, y para ello se capacita en la policía bonaerense, puesto que desde muy chico frecuentó el Cuartel de Bomberos Voluntarios de Morón, del que su papá, Claudio, forma parte desde los 16 años y hoy integra el cuerpo de reserva.
En este sentido, Suárez reconoció que "noto una admiración que siente en forma permanente, él colecciona cascos y cosas mías. Nahuel siempre me menciona la palabra orgullo, y tomó mi carrera como un ejemplo, muchas veces me dijo que quiere ser igual a mí, y yo le pido que tiene que ser él". No obstante, semejantes emociones del joven por su padre no sólo se despiertan por su vocación de servicio, sino por su afán paternal, que se plasma día a día en una relación de amistad entre un padre y un hijo.
En su caso, Gustavo Loiacono se viste de héroe, no por personificar a Iron Man desde hace una década, sino por cada iniciativa solidaria que lleva adelante. Al respecto, Gustavo detalló que "estoy haciendo prótesis para chicos que las necesitan por diferentes patologías, llamadas telefónicas a chicos enfermos, visitas a niños a los hospitales y a los hogares. En total hice unas 1.500 visitas y 7.000 saludos".
A su vez aclaró que "mis hijos me acompañan, y el más chico, cuando lo llevo al colegio, infla el pecho diciendo que es el hijo de Iron Man". El "Tony Stark" argentino tiene una misión: la unidad familiar, e impulsar a cada chico a superarse a sí mismo. En este sentido, Loiacono consideró que "el Iron Man que yo pienso siempre es muy familiar".
También existen aquellos superhéroes silenciosos, sin capa ni espada, que batallan día a día por sus hijos, como Daniel, padre de seis hermanos, por los cuales jamás se ausentó a una jornada laboral en el Cementerio de Morón, con el fin que no les falte nada y, al mismo tiempo, inculcarles el valor del trabajo y el sacrificio. Por si fuera poco, en tiempos de pandemia, bajo ese ímpetu laborioso, se dedicó a amasar y vender pizzas, y así incrementar los ingresos en el hogar. Pero, además, "nos enseña mucho amor, es muy cariñoso, es una gran persona, que perdona todo y nos enseña a perdonar. Es muy humilde, y si te puede ayudar lo hace. Tenemos un excelente padre", describió Cinthia, una de sus hijas.
Por su parte, cabe mencionar a aquellos papás que tiene un superpoder en sus enormes corazones que los impulsó a asumir un rol paterno sin necesidad de un lazo sanguíneo, como por ejemplo Claudio. Él, al mismo tiempo que inició su vínculo amoroso con Silvia, se aferró a la hija de ella, Sofía, de entonces un año, para jamás soltarla. "Apenas me conoció, me adoptó como su hija, a pesar de no serlo en sangre. Mi progenitor jamás me reconoció, y el que siempre me brindó amor paterno fue y es Claudio", enfatizó la adolescente. En sus palabras se palpita la admiración hacia su padre, por su inteligencia, su disposición al trabajo, pero principalmente por su generosidad, que ella supo disfrutar en su niñez, cuando el hombre, tras cobrar su sueldo, llevaba a su hija a cenar a un restaurante, todos los meses.
Por su parte Carlos, día a día, potencia su superpoder de transformar el dolor en amor. Desde el 20 de julio de 2019 él lleva adelante una lucha en dos frentes: por un lado, exige justicia en nombre de su hermano, Nicolás Carabajal, el trompetista que perdió la vida en el incidente vehicular protagonizado por Rubén Castiñeiras, más conocido como El Pepo. Por otro lado, también intenta honrar a Nico siendo un tío-padre presente de los hijos de este: Alma y Mateo. No sólo en el aspecto material, sino, ante todo, en lo afectivo. Al respecto, Carlos reconoció que "yo los veo a ellos y lo veo a mi hermano, y esa sensación me da fuerza para pedir justicia". Bajo este impulso, no se despega de sus sobrinos, más aún de la niña, quien es su ahijada, asistiendo incluso a las reuniones de padres del jardín de infantes. A estos encuentros, su hija más chica lo acompaña, dado que "con Alma se aman; cumple el rol de hermana mayor".
En relación con esta unión conmovedora, el hombre confesó que "mis dos hijos entendieron que sus primos me necesitaban, por eso, me apoyan y me comparten".
Cada uno de ellos, como muchísimos tantos otros, celebran día a día su paternidad a través de diferentes actos y cualidades, motorizados por la misma y única esencia: el afecto indescriptible e inigualable de un padre a un hijo o a una hija, que sólo se comprende cuando se lo vive y siente, y que no es exclusivo de un vínculo de sangre. Por eso, en jornadas tan especiales como esta, son dignos exponentes y merecedores de un feliz Día del Padre.