Por Francisco Nutti
@franNutti

Cuando Daniel Yaber (65), recientemente jubilado como abogado y profesor universitario, decidió emprender un viaje al Líbano, el país de su padre Amín (92), supo que cumpliría un sueño: reconstruir una historia familiar.

Lo pudo conseguir en 2018, cuando arribó al aeropuerto de Beirut con su hijo Tomás y se dirigió a Abey, un pequeño pueblo ubicado en la montaña donde fue recibido, entre otros seres queridos, por su tía Wasila, con quien compartió techo por unos días y pudo abrazarla por última vez. Ese fue el momento en que decidió escribir su obra Regreso a Lubnen, que le demandó dos años de investigación y donde relató - desde la óptica de Darío, su alter ego- las vivencias de la familia desde 1928 a 2018.

Yaber visitó Líbano en 2018. Lo hizo acompañado por su hijo Tomás.

Desde muy pequeño, Daniel tuvo que superar varios momentos delicados. En 1965, su padre Amín y su madre Alicia, que se habían conocido en la década del '50 en Chacabuco, lo llevaron junto a su hermana Adriana a Líbano en busca de nuevos desafíos, sin saber que dos años más tarde los sorprendería La Guerra de los Seis Días, desarrollada en junio del 67 y protagonizada por Israel y la coalición árabe.

La salida de Oriente Medio no fue fácil. Debieron escapar en barco y comenzar, otra vez, una vida en Argentina. Pero cuando parecía que era posible levantar cabeza, llegó la muerte de Claudia, su hermanita menor, una pérdida devastadora, tanto para él -que debió atravesar algunos problemas de salud- como para su familia, que volvió a tener luz cuando llegó Yanina

Ambos recorrieron paisajes y monumentos históricos. 

Con mucho esfuerzo, Daniel logró recibirse de abogado, una carrera que lo acompañó hasta hace unos meses, cuando pudo jubilarse. Años más tarde conoció a Alicia, su compañera de vida, con quien tuvo a sus dos únicos hijos, los mellizos Tomás y Alejo.

Hoy, ya retirado de su profesión, dedica sus días a la lectura y planea continuar en el mundo de la escritura. Hace unas semanas, realizó la presentación de su libro Regreso a Lubnen, que en octubre último recibió un reconocimiento del Honorable Concejo Deliberante de Chacabuco (HCD), donde fue declarado de interés Legislativo y Cultural por decisión unánime.

El libro

Regreso a Lubnen es el título del libro escrito por Yaber en el que narra las vivencias de su familia. "El libro trata de una historia familiar. Son hechos, referencias, viajes, que la familia emprende hacia Oriente Medio, pero arranca con la historia de mi abuelo, Mohamad Chahin Jaber, y comprende un período entre 1928 y 2018 que abarca cuatro generaciones. Comienza con la llegada de mi abuelo y posteriormente en 1951, cuando arriba mi papá", sostuvo en declaraciones al diario De Hoy de Chacabuco. "Gira alrededor de esos mundos, en Oriente y en la Argentina. Allí está la familia de papá, con su hermana Wasila (ya fallecida)", dijo. 

En Líbano tuvo la idea de comenzar a escribir un libro sobre su historia familiar.

De acuerdo a los archivos, el abuelo Chahin arribó al país el último día de 1928 en el buque Valdivia, procedente de Marsella, Francia. Según los datos, tenía 31 años, era casado, de profesión cultivador, nacido en Abey y druso de religión.

El certificado de arribo de su padre indica que Amin Mohamad Jaber llegó a Buenos Aires el 16 de abril de 1951, también desde Marcella en el Buque Provence, que fue recibido por el General Juan Domingo Perón. En ese momento, tenía 22 años, era soltero, obrero de ocupación, también druso y nacido en Abey.

Amín Yaber junto a su mujer, a quien conoció en Chacabuco en la década del 50.

"La historia ronda alrededor de ellos, de Amín y Wasila. La primera parte habla de los hermanos Chahin y Hamad Jaber, que deciden venir a la Argentina; la segunda, sobre la familia que quedó en la montaña, con el padre ausente que quedó en la Argentina, la tercera trata sobre la vida de Wasila y de Amín ya adultos, cuando deciden emprender su propio camino, y la cuarta, de nuestro viaje familiar hacia el Líbano y el tránsito de Darío, mi alter ego, que es el narrador, que pasa de ser un niño a adolescente y describe ese fascinante viaje por el Atlántico y el Mediterráneo, cómo era la vida en Beirut por aquel tiempo, la escuela, las nuevas amistades, todo hasta que ocurre la Guerra de los Seis Días. Son casi tres años entre 1965 y fines de 1967. El conflicto desbarata todos los planes y hay que volver", dijo.

Asimismo, explicó que: "la quinta parte habla de otro viaje al Líbano de Darío ya adulto, después de 50 años. Por último, la reflexión del protagonista respecto a lo que fue toda esta historia, y en el medio la aventura de Amín que trabajó en la aviación. Por momentos evoca un accidente aéreo en medio del desierto saudí, y Amín está allí tratando de sobrellevar ese percance y el libro lo cuenta. Una aventura increíble".

En un tiempo, El Líbano fue considerado "La Suiza de Oriente Medio". 

La portada del libro tiene su significado. "Es la estela del barco surcando el mar porque mientras estábamos a bordo de la embarcación que nos traía de regreso, por las mañanas íbamos corriendo con mamá y mi hermana por los pasillos hasta salir a cubierta para dirigirnos hacia la popa y desde allí apoyados en la baranda nos quedábamos un largo rato mirando la estela que iba dejando el barco por su derrotero. A mamá le encantaba hacerlo. Por eso, el libro, al comienzo, en la página 8, hay una sentida dedicatoria a ella", aclaró.

Daniel, de niño, junto a su mamá Alicia y dos amigas en 1965.

"Escribirlo fue una maravillosa experiencia. El acto creativo de lo que luego resultara el libro terminado reposa primero en una tarea de recopilación de datos, corroborar fechas, arribos, o sea demanda una investigación previa y uno debe acudir a las fuentes. Afortunadamente cuento con la principal que es mi papá, que está por cumplir 93 y una lucidez que sorprende. Él mismo me corrigió algunos datos o me aclaró algunos recuerdos que yo había percibido de otra manera", sostuvo en diálogo con Crónica.

En esa línea explicó que "La repercusión fue increíble, en especial fue muy gratificante ver que la gente de mi ciudad acudía a la librería a comprar el libro y luego subía la foto a las redes mostrando que ya lo tenía, fue muy lindo recibir esa muestra de afecto. Y lo más importante los emocionados comentarios porque muchos conocían parte de la historia o se identificaban con la de sus propios padres, abuelos o bisabuelos.  Somos un país forjado por la inmigración".

De Jaber a Yaber

El cambio en el apellido se produjo cuando Chahin Mohamad Jaber intentó registrarse en la Dirección Nacional de Migraciones. Allí le explicaron que no sería posible asentarlo con ese nombre, que tenía que modificarlo por uno más fácil de pronunciar.  Fue así que se convirtió en Amado Yaber, argentino naturalizado, nacido el 18 de enero de 1897 en Abey, Líbano.