Un estudio que realizaron especialistas del Conicet alertó a la comunidad sobre la supervivencia de las larvas del mosquito Aedes aegypti debajo del agua. En concreto, el mismo es capaz de obtener oxígeno de la misma. 

Este descubrimiento se desprende del paradigma biológico de que estas larvas únicamente sobreviven a base de oxígeno atmosférico. En este sentido el informe que se publicó en la revista Insects proporcionó información clave que puede contribuir a la prevención de las enfermedads dengue, zika y chukunguña.

Uno de los autores del estudio del organismo científico expresó que este trabajo "aporta evidencia útil para las estrategias de control de este mosquito", dado que hasta el momento la creencia generalizada era que las larvas del Aedes aegypti respiraban únicamente oxígeno de la atmósfera. Esto gracias a su órgano sifón, el que el insecto asoma sobre la superficie del agua.

Sin embargo, después de una serie de experimentos realizados por el equipo de investigación, se demostró que las larvas tienen la capacidad de sobrevivir unos cuantos días abajo del agua y obteniendo oxígeno disuelto en ella. 

Los investigadores emplearon dispositivos especiales para medir el consumo de oxígeno de las larvas en diferentes condiciones. A través de ellos conocieron que las larvas sumergidas pueden hacer intercambio gaseoso con el entorno acuático y de esa manera sobrevivir.

En sintonía, los profesionales destacaron la importancia de la temperatura del agua en esta condición, en tanto, la capacidad de supervivencia de las larvas sumergidas a 15°C por más de 50 días varía considerablemente. 

En un contexto delicado en el que ya se confirmaron alrededor de 151.310 casos y 106 muertes a raíz del virus, este descubrimiento implica una mejora en la estrategia de control de las enfermedades. Desde un principio, se enfatizó en la necesidad de cambiar el agua de los tachos y controlar la acumulación de la misma en los hogares, aunque esta novedosa información pone en jaque este sistema preventivo y significa que puede no ser tan efectivo como se pensó. 

Además, el estudio analizó la respiración atmosférica y acuática de las larvas del Aedes albopictud, popularmente conocido como mosquito tigre, el que también transmite dengue y chikunguña.