Crece la venta de ropa usada como alternativa ante la crisis y el aumento de precios en indumentaria
La inestabilidad económica impulsó el negocio de las ferias americanas, donde los vendedores consiguen un ingreso extra y los compradores pueden adquirir prendas de vestir a precios hasta un 70% inferiores que en los comercios de marca.
Pese a la baja en la inflación de los últimos meses, el rubro de indumentaria y calzado acumula en lo que va del año un aumento de precios del 54,1% en el Gran Buenos Aires. Con los niveles de consumo en caída, las ventas en comercios y shoppings no repuntan. Ante este contexto, el fenómeno de las ferias americanas y la moda circular está en ascenso.
La compra y venta de ropa usada viene creciendo en los últimos años, en sintonía con una tendencia mundial que promueve la sustentabilidad de los productos y consumidores más responsables. Sin embargo, la inestabilidad económica en Argentina impulsó esta modalidad de negocios que ayuda a los vendedores a conseguir un ingreso diario para surfear la crisis, y a los compradores para acceder a prendas de vestir a precios hasta un 70% inferiores que en los comercios de indumentaria.
En locales a la calle, ferias en showrooms y en las plazas donde los manteros despliegan su mercadería, se pueden encontrar jeans a partir de $2.000, remeras desde $400, camperas a $2.500 y zapatillas entre $1.500 y $5.000, de acuerdo a un relevamiento de cronica.com.ar.
Los precios varían de acuerdo a la calidad de la ropa, el calzado y los accesorios, pero la brecha con las ofertas de marcas nacionales e internacionales es cada vez más grande. A julio, el rubro indumentaria y calzado trepó 185% en relación con el mismo período acumulado de 2023, según el Índice de Precios al Consumidor. En tanto, los valores de las nuevas colecciones de verano se ubicarían alrededor de ese porcentaje de incremento anual, de acuerdo a los primeros relevamientos de la temporada.
Las oportunidades más económicas se consiguen en las ferias barriales con mínimas o ninguna falla, mientras que las prendas de tendencia con etiquetas conocidas se consiguen en los comercios dedicados a la moda circular.
Ante la crisis, una oportunidad
Cada fin de semana se suman más vendedores y compradores a las ferias barriales organizadas y en puntos comerciales donde se ubican los manteros. Espacios como Parque Los Andes, Parque Patricios, Retiro, Flores, Once y Constitución se volvieron epicentros de la compra y venta de ropa usada.
Beatriz, una vecina jubilada con la mínima del municipio de Morón, comenzó adquiriendo prendas que necesitaba “sobre todo de invierno” a precios “de no creer”, y este año se sumó a los vendedores como una alternativa para generar ingresos extra ante la caída de su poder adquisitivo. “La primera vez llevé una bolsa llena de ropa, la ubiqué en un perchero y para la tarde me quedaban tres remeras nada más”, cuenta a este medio.
Casos como el de Beatriz se repiten en distintos puntos de CABA y el conurbano. Según Omar Guaraz, mantero del barrio de Flores y Secretario General de Vendedores Libres, en el último tiempo “se ve en el Parque Centenario, en Parque Patricios y en Los Andes a personas mayores de 50 años, a jubilados con una jubilación de miseria, a muchas personas que se quedaron sin laburo y que no encuentran, salen a vender”. “Nosotros compramos y vendemos, revendemos, tenemos un pequeño capital, pero hay compañeros que están mal, que no tienen capital y salen a vender primero sus cosas propias”, revela.
Para Guaraz, “el crecimiento de la venta de ropa usada tiene que ver con la crisis que cada vez es peor para el sector más golpeado que se mete en parques y plazas y es un fenómeno que crece, lo mismo que el trueque”.
La desocupación acompaña a este fenómeno y multiplicó la cantidad de vendedores en los espacios al aire libre, donde se ofrecen todo tipo de productos, aunque la indumentaria y el calzado domina la oferta.
“Vemos desocupados del sistema formal que hoy rondan en los 300.000 aunque dicen que va a haber más, que se quedaron sin laburo y salen a la aventura de tirar una manta en la calle. También se ven a trabajadores formales vendiendo ropa porque con un sueldo promedio de 300.000, 400.000 pesos necesitan salir los fines de semana a tirar una manta para trabajar y generar algo extra”, explica Guaraz y agrega: “Sólo en la Ciudad aumentó más del 50% la cantidad de manteros desde enero. Hasta diciembre teníamos entre 35.000 y 40.000 hoy está entre casi 55.000 y 60.000 manteros”.
Ante el auge de esta modalidad de trabajo informal, el Gobierno de la Ciudad respondió con un desalojo de más de 2.500 feriantes en Parque Centenario. “Los manteros no se van a ir, se trasladan a Once, a Retiro, a donde pueden, porque necesitan vender para vivir, para comer”, sostiene el vendedor.
En el conurbano bonaerense también se multiplicaron las ferias americanas en las plazas y parques durante los fines de semana. Los sábados y domingos se consiguen jeans por 1.000 pesos, remeras desde 400 y zapatillas usadas a partir de 2.000, cada ítem con muy pocas fallas. Hay ropa y accesorios de bebé, niños y adultos.
Los primeros dos fines de semana del mes está abarrotado de gente comprando, pero a partir del tercero y especialmente el último fin de semana del mes, las ventas caen en picada. “La gente no viene porque cuenta cada peso para comer y viajar, ahí se hace difícil pero siempre alguna cosita sale”, cuenta Beatriz, quien invierte cerca del 40% de lo que vende para conseguir nuevas prendas . continuar con su emprendimiento.
Moda circular
Así como las ferias americanas barriales y parques no paran de multiplicarse, las ventas también se incrementaron en los locales que apuestan a la moda circular y la sustentabilidad como valor, una tendencia que acumula cada día más clientes.
Los jóvenes son los principales consumidores, no solo por los precios atractivos sino porque en estos espacios se suelen encontrar piezas que remiten a los años '90 y 2000 y que tuvieron su regreso triunfal en las colecciones de los últimos dos años.
Una emprendedora que tiene su local de ropa usada en la calle Honduras, ubicada en el barrio de Palermo, aseguró a Crónica que “todos los días se vende más de lo que se compra", aunque nota que en los últimos meses, “hay más gente que vende que la que viene a comprar“.
“Dejan la ropa en consignación y les avisamos cuando se vende, puede demorar unos días hasta 1 o 2 meses”, aclara la joven. En lo que respecta a las ventas, asegura que al poder manejar la inversión de acuerdo a sus ingresos en el mes, “viene empatando” aunque a principios de año “la ganancia era mayor”.
En estos locales se puede conseguir, por ejemplo, una campera de marca deportiva a 30.000 pesos, mientras que su precio de venta oficial es de 100.000. Las camisas parten desde 6.000 pesos, jeans desde 5.000 y carteras desde 2.500.