La solidaridad hace agua en los barrios, los merenderos, los comedores y demás entidades sociales, pero con el admirable afán de garantizarles el acceso a centenares de niños de sectores postergados a un día de playa, por primera vez, en muchos casos, o al menos a una pileta durante la temporada de verano que se avecina. Bajo esa forma, lograr que ellos sobrelleven con una sonrisa las altas temperaturas.

"No puedo tolerar que un chico se insole". El testimonio pertenece a Omar Abuhid, mejor conocido como "El Turquito de la Gente", habitual impulsor de diferentes iniciativas solidarias. La última de ellas constó en donar una pileta al merendero Bigotitos Blancos, en el barrio Ejército de Los Andes, también llamado Fuerte Apache. A su vez, entregó otras siete, que le fueron donadas, a diversas instituciones solidarias de Hurlingham, Merlo, San Martín y Tres de Febrero. No obstante, su accionar benéfico no se agota allí, dado que también proyecta alquilar un micro y una quinta, y lograr así que un centenar de pibes disfruten de una jornada soleada. Al respecto, Omar argumentó: "El calor suele ser agobiante, y veo cómo mis nenes disfrutan de su pileta y me gustaría que los que no pueden o no tienen se refresquen y se diviertan".

En el comedor Los Duendes del Parque, de La Plata, se organizaban jornadas veraniegas para decenas de chicos, que se distribuían en tres piletas. Pero esta actividad debió suspenderse hace dos años, cuando "nos comenzaron a llegar tarifas de cinco mil pesos por el uso del agua", señaló Carolina Segovia, referente del rincón solidario. Por lo tanto, luego del encierro que desencadenó la pandemia, la meta es trasladar a los niños que asisten al comedor a la localidad bonaerense de Atalaya. En este sentido, Segovia reveló que "muchos no conocen el río, después de todo lo que pasó, merecen un día de playa". La propuesta tendría lugar en los primeros días de enero, y radicaría en "llevar las mismas ollas que usamos y prepararles la comida allá, para que pasen la noche".

También en el merendero Los Carrillitos, de Villa Soldati, se está delineando el traslado de cuarenta niños a la pileta municipal del Parque Chacabuco. Virginia Cáceres detalló: "Como los chicos no tienen recursos para irse de vacaciones, no queremos que se queden solos en sus casas mientras sus padres trabajan, porque de esta manera los mantenemos ocupados". Asimismo proyectan que sus pequeños cumplan el sueño de conocer el mar, mediante un viaje a Chapadmalal.

En el club solidario Los Leones, de Isidro Casanova, la ansiedad está a flor de piel en los primeros 30 pibes que mañana se bañarán en la pileta de una quinta, situada a la altura del kilómetro 48 de la Ruta 3. Será el punto de partida, puesto que la iniciativa se extenderá en diciembre y enero, período en el cual se alternarán, una semana cada uno, dos grupos de 30 chicos. Diego Brito, impulsor de Los Leones, enfatizó el peligro que implica no mantener en actividad a niños durante el verano: "El enemigo no descansa, y se presenta a través del hambre y los vicios que están dando vueltas en la calle".

Clubes de barrio

 

Se destacan por su preponderante función social, que marca justamente su esencia. La inclusión es un pilar de dicha misión. Sin embargo, esa faceta inclusiva resulta por estos días una meta por demás compleja de cumplir, ante los apremios económicos que dejó más de un año de cierre por la pandemia. Por lo tanto, las instituciones barriales intentan mantener un equilibrio, y este buscarán encontrarlo en la reactivación de las colonias de vacaciones, pero a precios muy bajos. Al mismo tiempo, "se contemplan los programas de becas para chicos que no tengan recursos", señaló Christian Font, presidente del Observatorio de Clubes de Barrio y Afines.