Por Juan Beranardo Domínguez
@juanbjd

El volumen anualizado del primer bimestre del 2024 del consumo de carne vacuna por persona fue de 44 kilos, frente a los 48,5 que se registraron en los últimos dos meses del 2023, lo que representa una baja de 4,5 kilos o 10,23%.

Estos datos surgieron de un informe del Mercado Ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario (ROSGAN), que fue elaborado con cifras de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA).

El reporte advirtió que esos datos marcan un retroceso en comparación al año pasado, cuando el consumo de carne vacuna por persona alcanzó los 52,4 kilos anuales, lo que significó un aumento del 7% respecto de los 49 kilos “per cápita” del 2022.

El informe puntualizó que la elección de carne de vaca por parte de los consumidores empezó a mostrar “señales de agotamiento.

Además, el reporte especificó que los datos reflejan “la resistencia a convalidar nuevos aumentos de precios, aun debiendo limitar la ingesta de este tipo de carnes”.

La elección de carne de vaca por parte de los consumidores empezó a mostrar señales de agotamiento (Fernando Pérez Re/Crónica/Archivo)..

Los sustitutos de la carne vacuna

Ahora el consumidor dispone de otras carnes más económicas, como la de pollo o la de cerdo que vienen ganando cada vez más participación en la ingesta total”, resaltó el informe.

Por su parte, Javier, quien trabaja como carnicero en un comercio del barrio porteño de Caballito, confirmó los datos del reporte en diálogo con crónica.com.ar.

Se vende poco. El sábado es el único día que tenemos buen movimiento debido a una promoción de un banco con un 35% de reintegro”, dijo primero el empleado.

El trabajador confirmó luego que los clientes “buscan lo más barato y, en ese sentido, priorizan los cortes de pollo y cerdo a los de vaca.

No tanto el cerdo, porque no están acostumbrados a comerlo. Pero buscan más el pollo que antes”, manifestó.

El carnicero detalló que, en el comercio en el que trabaja, el kilo de milanesa de pollo rebozada cuesta $4.000, mientras que, en el corte de vaca, el kilo de la nalga para hacer milanesas, o sea sin preparación, sale $9.500. Eso representa una diferencia del 138%.

Javier agregó que el kilo de costillita o bife de cerdo cuesta $4.500, en tanto que el de bife angosto de vaca se vende a $8.000.

A su turno, Marcela, una médica del barrio porteño de Villa Crespo, dijo en declaraciones a este medio que “la carne de vaca subió tanto que una debe buscar alternativas”.

Por ejemplo, pollo que es más económico. O hacer en la semana pastas, que antes hacíamos los sábados”, manifestó.

La profesional agregó: “Al asado, que una lo consigue como barato a $5.500 el kilo, se lo puede cambiar por cortes de cerdo de $3.500”.

Las milanesas de pollo son mucho más económicas que las de vaca; venden a $6.000 los dos kilos, mientras que el kilo de milanesa de carne de vaca está a ese mismo precio y más también”, finalizó.

Una caída de ventas en carnicerías de hasta el 40%: “El cliente se cuida mucho más”

Por su parte, Emmanuel Lapetina, presidente de un frigorífico y dueño de una carnicería situada en el Mercado Central de Buenos Aires, dijo a crónica.com.ar que, “de diciembre a la fecha, hubo una merma de venta en el mostrador de entre el 35% y el 40%”.

El cliente se cuida mucho más. Es muy marcada la diferencia entre los primeros días del mes y los últimos”, expresó.

Lepetina estimó que, “en la medida en que se vaya recomponiendo el salario, el consumo irá mejorando”.

A su turno, el presidente de la CICCRA, Miguel Schiariti, en conversación con este medio expresó que “la pérdida de poder adquisitivo de la población hizo que el consumo de carne cayera”.

Hay una escasísima oferta de hacienda producto o como consecuencia de la sequía del año pasado, por lo que los precios de la carne de vaca van a seguir aumentando; no muy fuertemente, pero van a seguir aumentando, acompañando un poco el ritmo de la inflación”, estimó.

El dirigente agregó: “Afortunadamente para los consumidores, el sector exportador perdió capacidad de compra con la caída del valor del dólar y, entonces, no hay una puja consumo-exportación, que llevaría los precios hacia arriba”.

Si las condiciones macroeconómicas continúan de esta manera, el consumo de carne de vaca seguirá cayendo y se la continuará reemplazando por la de pollo y la de cerdo, que son bastante más baratas”, finalizó.