Brilló como Nico de “Brigada Cola”, sufrió adicciones, estuvo preso y logró reponerse: ¿Qué es de la vida de Javier Belgeri?
Con 11 años se convirtió en una de las máximas figuras de la televisión y cautivó al público como el compañero de Guillermo Francella. Muchos creían que era el inicio de una estrella, pero comenzó a consumir drogas y se alejó de los medios.
A los 11 años era una las máximas figuras de la televisión argentina. Recién comenzaban los 90 y Javier era un nene rubio, con melena larga, y siempre compinche de Guillermo Francella, tanto en cine como televisión.
Había comenzado su carrera en como bailarín de Flavia Palmiero, en la Ola está de fiesta, y luego saltó a la actuación al unirse a Brigada Cola. Más tarde llegaron las películas. Pero no supo manejar el éxito, se alejó de las ficciones y comenzó a consumir drogas.
Así fue comenzó su debacle que lo llevaron de mal en peor: delitos, adicciones, depresión e internaciones para superar sus problemas de salud mental.
Tras pasar dos meses y medio en el Borda, Javier Belgeri se alejó de las drogas y pegó un volantazo: formó una banda de rock y sueña con volver a la actuación.
El éxito prematuro
Desde su aparición, su carrera no paró de crecer. Fueron pocos años, pero más que intensos. Gracias a la química que tenía con Francella en Brigada Cola, la tira que se emitía por Telefe, fue convocado para formar parte de las nuevas entregas de la saga Los Extermineitors: Allí interpretó a Nico, tanto en Extermineitors 3: La gran pelea final (1991), como en Extermineitors 4: Como Hermanos Gemelos (1992).
"Tuve siete años de trabajo en televisión muy fuertes. Desde los 11 años, cumplía horarios de doce horas de trabajo. Trabajaba como una persona mayor, ganaba muy buena guita. Si la hubiese guardado podría tener mi departamento, mi auto o mi negocio. Fue mucha guita de repente, mi familia me la administraba y creo que se marearon", indicó años atrás durante una entrevista en Intrusos.
Sin dudas, su caída se inició cuando comenzó a consumir drogas. "Me empecé a drogar a los 14 con cocaína. Mis viejos me internaron a los 17 en un neuropsiquiátrico al lado del Borda, estuve un mes y medio. No era el lugar, estaba en condiciones deplorables, no era para mí", reveló.
Robos y su paso por la cárcel
Lejos de las cámaras, Belgeri volvió a los medios a mediados del 2000, pero por sus delitos. En mayo de 2005, fue detenido acusado de intentar asaltar un quiosco, en la localidad bonaerense de San Martín.
Esa no era la primera detención, ya que había sido encarcelado por un presunto intento de robo a un gimnasio, ubicado también en la zona de San Martín.
En esa oportunidad, había sido acusado de haber robado equipos musicales en un gimnasio, al que habría ingresado tras forzar las rejas de entrada. En aquel momento, quedó imputado del delito de "robo simple", por lo que fue excarcelado, una vez que prestó declaración ante la justicia.
Sin embargo, en la segunda ocasión no tuvo esa suerte y terminó un año y medio preso en Batán: "Para mí fue muy jorobado, pero siempre tuve a Dios de mi lado, me guardó y confié plenamente en Jesús y no me pasó nunca nada", afirmó.
"Nunca robé nada. Salté un alambrado y robé unas gallinas, para decirlo con una metáfora. Estaba en un difícil momento económico, más la droga, la falta de afecto y la desesperación por no tener comida. Estuve un año y un mes preso en Batán. Es como un jardín de infantes de los penales", agregó.
Y continuó: "Ahí adentro sigo conociendo a Dios, que ya lo había conocido a la calle. Siempre hablo del Señor porque es el que me da fuerzas para seguir viviendo. Salí muy bien de la cárcel. Es un buen penal. Hay una nota que me hizo Chiche Gelblung en la que estoy muy bien. Pero después volví a agarrar la calle y me volví a confundir".
Para ese entonces, ya corría el año 2012, era padre de una hija (María Belén) y había quedado en situación de calle. "Estoy viviendo en la calle, en una vereda, buscando un lugar, abajo de una escalera, al lado de un monumento, metido en un árbol. Me da mucha vergüenza", indicó.
"Hace tiempo que estoy en situación de calle. Estaba viviendo de casa de un amigo en otra. Ya se agotaron las posibilidades. No me alcanzaba para darle de comer a mi hija", completó.
Adicciones, depresión y su internación
Pasó el tiempo, Belgeri encontró una nueva pareja y tuvo una nueva hija (Brisa). Pero la relación comenzó a atravesar momentos tormentosos y la amenaza de quedarse sin techo volvieron a su vida.
En 2017, estaba viviendo con su mujer, Yamila Grassi en una pieza alquilada en Constitución. Sin embargo, la pareja fue desalojada del lugar.
“Lo de Yamila rebalsó el vaso. No estaba tomando la medicación y el apriete mental de Yamila, todo lo que me hostigaba, las humillaciones que me hacía, el no dejarme crecer o relacionarme con la gente, más mi enfermedad (tengo crisis de pánico y algunas cosas más) hicieron que rebalse el vaso. Llegué muy mal al hospital. Con crisis de depresión y angustia”, contó, en diálogo, con Implacables.
“Yo me fui de mi casa, ella llamó a la policía, yo agarré las cosas, y fui al Borda. Me vieron cómo estaba, con crisis de llanto, pánico, angustia y me dijeron ‘te tenés que quedar’”, agregó.
“Yamila me atrapaba, no me dejaba salir de esa pensión. No podía llamar a mi vieja, una cosa enfermiza. Cortó todos mis vínculos familiares ni hablar con mi hija. Tiene celos enfermizos, psicopatía. Hasta el mismo doctor de familia se ofreció a hablar con los padres para decirles que ella necesita más que una internación”, detalló.
Quedó internado por dos meses en el Hospital Psiquiátrico Borda debido a una profunda depresión y a sus adicciones: "Sigo mi recuperación para estar muy bien. Les mando un saludo muy grande a todas las autoridades y al cuerpo médico de allí, quienes me han salvado la vida, prácticamente, porque había entrado en un estado muy grande de depresión y angustia".
"Tuve crisis de pánico, que no podía estar entre las masas... De mucho miedo, de no poder subirme a un colectivo. Cosas muy feas. Hoy en día, con la medicación, el tratamiento y la ayuda familiar, y el trabajo que ahora salió, estoy saliendo adelante", añadió.
Nueva vida y lucha por la tenencia de su hija
Tras ese duro momento, Javier dio un volantazo: se alejó de las drogas, formó una banda de rock y sueña con volver a actuar. "Lo que me está sacando adelante, aparte de los médicos, es la ayuda familiar y los proyectos que hoy tengo", sostuvo en ese entonces.
"Ahora estoy con un productor musical y estoy con un estudio que me va a permitir sacar el disco. Además, lo más importante es que se me pintó una oportunidad de actuar con Fernanda Meneses. Con ella vamos a hacer gira por todo el país con una obra de teatro llamada 'Éramos felices y no lo sabíamos'. Se trata de lo que le pasa al ser humano después de los 40 años. Todo esto, pasado para el lado del humor", contó.
A la par, emprendió el camino legal para quedar con la tenencia de la pequeña Brisa. "Está todo en manos de un juez y voy a llegar a una mediación por el tema de la nena", detalló.
De acuerdo al actor, Grassi, su última pareja, no está en condiciones de criar a la niña, y denunció amenazas por parte de ella contra él y su familia.
"Eso lo va a tener que decidir un juez, porque primero hay que hacerle todas las pruebas a Yamila para ver si es capaz de seguir criando a su hija, como la sigue criando, que la lleva a cualquier lado, a lugares donde corren drogas, armas, y hasta a veces la lleva a la calle, a lugares peligrosos", expresó.
"¿Está en peligro la nena?", le consultó Daniel Gómez Rinaldi, y Javier contestó: "Yo no sé dónde está, lo único que se ocupa es de mandar mensajes amenazantes y de tirarle basura a mi familia. La estoy luchando para ver cómo va a terminar esto, y lo único que quiero es el bienestar de Brisa, nada más", cerró.