A pocas horas del comienzo del 2023, las personas están en plena preparación para celebrar la tan esperada cena del 31 de diciembre, que, dependiendo de cada hogar, incluye ciertas tradiciones que se deben cumplir a raja tabla.

Platos tradicionales, postres de la abuela, rituales argentinos y hasta algunas cábalas reconocidas a nivel mundial, es un poco de lo que se vive esta noche tan especial. Sin embargo, hay una costumbre muy antigua que, sin duda, debe cumplirse: vestirse de blanco para comenzar el Año Nuevo.

Año Nuevo y el color blanco

En las fiestas de Navidad y Año Nuevo es común preguntarse de qué color debe ser la ropa interior que llevamos puesta, pero también surge el interrogante sobre el por qué vestirse de color blanco.

Es sabido que el blanco es el color que representa la pureza y se cree que puede influir de manera positiva en la vida al llevarlo puesto. En la Argentina no es común que las personas lo utilicen, a menos que se encuentren en localidades o ciudades cercanas a la Costa Atlántica.

Las telas de este color no son principalmente elegidas por las personas en el día a día porque tienen más chances de ensuciarse que otros colores. Sin embargo, es un tono acromático, por ende, se dice que es dueña de una luz que representa la suma de todos los colores. Al usarlo se atraen nuevas energías para comenzar el año nuevo, renovado y de forma positiva.

El origen de usar ropa blanca en Año Nuevo

La costumbre de usar ropa blanca proviene de una tradición brasileña. Allí todos los años se realiza la fiesta de Réveillon, en Copacabana, donde miles de personas se congregan para dejar ofrendas florales y comida a la diosa Iemajá. 

Lemajá es la diosa protectora de los navegantes y madre de los peces, de la religión Umbanda. Ella también es la protectora del hogar y la fertilidad. Los ayudantes de esta celebración usan ropa blanca en esta festividad.

En la fiesta también se utilizan fuegos artificiales y la música es acompañada por el sonido de tambores donde suenan ritmos africanos.