Belén Carmela estaba en la cocina de su casa, a punto de empezar a preparar una deliciosa comida, cuando se llevó una sorpresa que casi la hizo vomitar. La salteña, oriunda del barrio Progreso de Campo Quijano, pasó una experiencia tan desagradable al abrir un paquete de polenta que decidió contactar a los diarios.

La semana pasada, Carmela volvió del almacén del barrio con tres paquetes de medio kilo de polenta de una marca argentina conocida. Con la olla sobre la hornalla, la mujer abrió uno de los paquetes y lo que vio dentro la dejó con náuseas: gusanos verdes, y no pocos en cantidad, se movían grotescamente entre los granos de polenta. Asqueada, abrió los otros dos paquetes para encontrar la misma peste en los tres alimentos.

"Fue muy asqueroso", confesó Carmela al diario El Tribuno, agregando: "Apenas lo descubrí, lo filmé, para que me crean y vean lo que descubrí en los tres paquetes de la polenta". La evidencia estaba frente a sus ojos: los tres paquetes leían una fecha de vencimiento aún en el futuro, para mediados de 2022, por lo que la mercancía aún estaba en vigencia.

Con el estómago revuelto de indignación y asco, Carmela decidió llamar a la línea de atención al cliente de la empresa responsable de la comida infectada: "La polenta la compré en un negocio de Campo Quijano, pero ellos no tienen la culpa. Los gusanos estaban adentro de los paquetes. Por eso me animé a llamar a ese 0800 del consumidor", aseguró la mujer.

La insólita respuesta del proveedor

Sin embargo, la empresa no logró proveer una respuesta satisfactoria: "Me contestaron que podían ocurrir estos problemas con los paquetes y que no podían reponerme con el envío de los tres paquetes porque ahora no tenían", contó Carmela. "Me respondieron que podían resolver el problema enviándome a mi domicilio de Quijano dos paquetes de medio kilo de fideos y una mermelada", agregó.

No es poco común que las empresas respondan a problemas con sus productos enviando recompensas gratuitas, y mientras la táctica suele funcionar en la mayoría de los casos, no fue suficiente a los ojos de la salteña. Con indignación, la mujer respondió a la oferta de la empresa: "Nunca pedía una indemnización o nada que se le parezca. Advertí sobre estos gusanos porque puede haber muchos vecinos que cocinan la polenta sin saber que tiene gusanos vivos dentro del paquete".

La polenta infectada de gusanos todavía no estaba vencida. (gentileza El Tribuno).

Frustrada con la falta de acción que demostró la proveedora, Carmela se dirigió a los medios de comunicación para llamar la atención sobre el caso, en un intento de evitar que otro consumidor se lleve el disgusto que ella se llevó:

"Si nos comemos estos bichitos y nos enfermamos, esta gente nos quiere mandar cualquier cosa a cambio para justificar un servicio al cliente que no da soluciones. Y esto nadie controla. Defensa del Consumidor o quien le corresponda debería intervenir. Son paquetes de polenta que cualquiera podría comprar", concluyó contundente.