El 22 de mayo de 1984 se inició la famosa "Expedición Atlantis", una hazaña completamente irrepetible que se encargó unir el continente americano y el africano a través del Océano Atlántico. Esta espectacular aventura, que estuvo repleta de tempestades y alegrías, fue llevad a cabo por cinco amigos argentinos, quienes se plantearon una duda que convirtieron en un objetivo en concreto.

Inspirados en la historia de la Kon-tiki, una balsa que en 1947 cruzó el Océano Pacífico gracias al liderazgo de un noruego llamado Thor Heyerdahl, los deportistas nacionales querían comprobar que 3500 años antes que Cristóbal Colón, navegantes africanos pudieron haber llegado por accidente a las costas de América conducidos por específicas corrientes marinas.

La  "Expedición Atlantis" partió del puerto de Islas Canarias. 

"El proyecto, que nació cuatro años antes, consistía en cruzar el Atlántico en una balsa de troncos unidos por cuerdas vegetales, sin motor ni timón y con una vela en la proa, es decir, una copia de como habría sido una balsa africana precolombina", sostuvo Alfredo Barragán, capitán de la expedición, en una entrevista con Gabriel González, de Somos Crítica

La tripulación final estuvo compuesta Barragán, quien fue el capitán al mando; Jorge lriberri, segundo capitán; Daniel Sánchez Magariños, quien se ocupó de la navegación astronómica; Óscar Giaccaglia, se desempeñó como sobrecargo y cocinero; y Félix Arrieta, camarógrafo de ATC que registró todo el viaje, material con el que luego editarían la película que llegó a los cines en 1988 y se convirtió en un gran éxito. Se preparó física y mentalmente para soportar todo tipo de tempestades naturales y psicológicas que podían llegar a enfrentar en el medio del mar. 

La balsa mantuvo una estética naturalista y solo recibió ayuda de la Fragata Libertad, quien dono la vela. 

Por otro lado, pensando en llevar a cabo un viaje 100% austero, en la balsa solo llevó 60 bidones de agua, 27 barriles de comida, un botiquín médico y equipo cinematográfico para captar cada instante de la trayectoria que recorrieron. Además, vale la pena destacar que, dado que las comunicaciones satelitales estaban restringidas a los buques de gran porte, llevaron a cabo métodos tradicionales de navegación astronómica y utilizando equipos de radioaficionados

"Los primeros días perdimos unos 7 kilos cada uno, pero luego nos adaptamos a la actividad y a la comida. Durante la travesía enfrentamos dos tormentas, una muy brava, con olas de 8 metros de altura y vientos de 90 kilómetros por hora. La balsa no tenía timón ni ancla, y para el caso de un accidente, de la popa colgaban sogas de 70 metros de largo para aferrarse al caer. Un tripulante no debía arrojarse para rescatar a otro porque era preferible perder un hombre y no dos", explicó Barragán a Gabriel González, de Somos Crítica

Los tripulantes de la Expedición Atlantis perdieron muchos kilos durante el viaje y vivieron grandes tempestades. 

La llegada al puerto de La Guaira, Venezuela, fue el 12 de julio de 1984. Aquel día, todos los buques en las cercanías hicieron sonar sus sirenas para homenajear a los 5 argentinos que se adentraron en la Expedición Atlantis. Asimismo, como no podía faltar, se hizo el acto de alza de la bandera nacional, la cual flameó al ritmo del viento. 

"Considerando las corrientes y los vientos, estimamos que tardaríamos entre y 60 días en llegar, y no nos equivocamos, fueron 52. La balsa tenía 9 troncos de hasta 13 metros de largo y 60 centímetros de diámetro, mientras que la manga (ancho de la balsa) era de unos 5 metros. La única vela había sido confeccionada con un viejo velamen de la Fragata Libertad", confirmó el capital en la entrevista de Somos Crítica

Finalización de la Expedición Atlantis en Venezuela. 

Luego de la espectacular travesía, los tripulantes decidieron compartir sus vivencias con una asombrosa exposición a los pies del mismísimo Obelisco. Allí dejaron la famosa barca artesanal que los ayudó a atravesar el océano Atlántico. Además, compartieron con todo el mundo las magníficas postales del viaje y, cuatro años después, estrenaron la película de "Expedición Atlantis". 

En medio de una oleada de emociones y orgullo nacional,  Barragán, capitán de la aventura, dijo al mundo "Que el hombre sepa que el hombre, puede", frase que hoy aún figura al pie del monumento erigido en honor a la expedición en la ciudad de Mar del Plata, sector conocido como el "Finisterre argentino", ya que es la tierra nacional que más penetra en el mar.