No hay nada tan importante como poder transitar por los propios medios hacia algún lugar, ya sea caminando, trotando o corriendo, pero a veces aparecen ciertas afecciones que impiden el normal traslado de una persona.

Una de esas molestias se llama pie de atleta, y es una infección fúngica en la piel, que, generalmente, comienza entre los dedos de los pies y suele ocurrir en aquellas personas a las cuales le transpiran muchos los pies cuando usan un calzado ajustado.

Cabe destacar, que el pie de atleta está relacionado con otro tipo de infecciones fúngicas como la tiña y la tiña inguinal. Aunque puede tratarse con medicamentos antimicóticos, la infección a menudo suele regresar.

Síntomas a saber

Un tema importante a tener en cuenta es que los signos incluyen picazón y un sarpullido escamoso, además que la afección es contagiosa y se puede transmitir a través de los pisos, toallas o ropas contaminadas.

En cuanto a los síntomas que presenta, los mismos son los siguientes: piel seca y escamosa en la parte de abajo del pie que se extiende hasta el costado de este, ampollas, ardor o escozor, piel inflamada que puede parecer rojiza, violácea o grisácea, según el color de piel, picazón en especial justo después de quitarse los zapatos y las medias.

Diagnóstico claro

Con referencia al diagnóstico, el profesional de la salud podría diagnosticar esta afección solo con verla, algunos tipos de pie de atleta puede tener el aspecto de piel seca o dermatitis. En tanto, para ayudar a ratificar el diagnóstico y descartar otro tipo de afecciones, el médico podría tomar una muestra de piel de la zona afectada para examinar en un laboratorio.

Por otra parte, los especialistas confiaron en que una persona corre mayor riesgo de tener el pie de atleta si ocurre en estas situaciones: usar calzado cerrado con frecuencia, sudar intensamente, compartir alfombras, tapetes, ropa de cama, ropa o zapatos con alguien que tiene una infección fúngica o caminar descalzo en áreas públicas donde la infección puede llegar a propagarse, como por ejemplo, saunas, piscinas, baños, vestidores y duchas comunes.

Recomendaciones

Finalmente, existe una serie de medidas para prevenir esta afección: 1) dejar que los pies se aireen: cuando se pueda, usar sandalias para que los pies se aireen lo más posible, 2) lavarse los pies a diario: usar agua tibia y jabonosa y enjuagar y seca bien los pies, especialmente entre los dedos, aplicar un polvo medicinal para pies u otro polvo medicinal si es propenso al pie de atleta, 3) cambiarse las medias de forma regular: hacerlo una vez al día y más a menudo si sudan mucho los pies, ya que las medias absorben la humedad, como las de algodón, que ayudan a mantener los pies más secos que las de nailon, 4) alternar los pares de zapatos: usar un calzado diferente cada día, porque de este modo, el calzado tendrá tiempo para secarse después de cada uso y 5) protegerse los pies en lugares públicos: usar sandalias o zapatos impermeables alrededor de las piscinas públicas, las duchas y los vestuarios.

Pie de atleta: ¿cómo tratarlo?

Una vez confirmado el diagnóstico, resta saber cuál será el tratamiento que se llevará adelante al paciente. Por un lado, si el pie de atleta no responde a los productos de venta sin receta médica y al cuidado personal, es posible que se necesite ver a un profesional de la salud para que le recomiende una crema o ungüento con una concentración similar a la de los productos de venta con receta médica.

En cambio, si tiene una infección más grave, el especialista podría hacer una receta médica de un medicamento antimicótico, o bien, podría necesitar tanto un medicamento tópico como oral.