Los "kilos emocionales": cómo el estrés por el aislamiento impacta en la salud
Coronavirus en Argentina La pandemia de Covid-19, aumentó de manera exponencial el riesgo de enfermedades de alcance global como la obesidad y el sobrepeso.
La pandemia de Covid-19 no sólo atravesó cada aspecto de lo que se considera "vida normal", sino que su impacto también aumentó de manera exponencial el riesgo de enfermedades de alcance global como la obesidad y el sobrepeso.
La situación de confinamiento y el estrés o la ansiedad derivados tuvieron una influencia mayor en aquellas personas a las que les cuesta controlar el impulso de comer indiscriminadamente, pero incluso mucha gente que antes no padecía de estos problemas se encuentra ahora con que le cuesta controlar el impulso de comer en exceso, una conducta que los especialistas llaman "kilos emocionales". De este modo definen al aumento de peso que se produce cuando un factor emocional (enojo, depresión, tristeza, aburrimiento) hace que la persona pierda todo control sobre el ansia de comer.
El estrés puede afectar negativamente en la alimentación haciendo que la persona pierda el apetito o bien lo incremente cuando crece el impulso de comer, exista o no apetito. Para resolver el problema no basta simplemente con reconocerlo. Una de las técnicas más recientes para enfrentarlo consiste en el "mindfulness" o "conciencia plena".
La compulsión a comer no es una conducta natural sino adquirida, pero la comida se convierte en el elemento al que muchos recurren, muchas veces de manera inconsciente y casi automática, cuando se sienten mal o tienen un problema.
"Actuamos con prisa y no prestamos atención a lo que estamos comiendo, con lo que nos desconectamos del proceso de alimentación y también de nuestras sensaciones corporales", explica Pilar Morales, responsable del programa de Reducción del Estrés Basada en Conciencia Plena, de Pronokal Group®, especializado en tratamientos médicos de avanzada contra la obesidad y el sobrepeso.
A menudo esa misma conducta incrementa la propia ansiedad, el estrés y un sentimiento de culpa: "El estrés genera una mala alimentación, y a su vez esa mala alimentación puede generar mayor estrés", sostiene la experta y sostiene que para ayudar al paciente a incorporar una alimentación consciente se debe prestar atención tanto a lo que se come como a su efecto en el cuerpo, como complemento de un tratamiento médico y nutricional personalizado.
Esta estrategia de "gestión de las emociones" para el manejo del malestar psicológico es vital para lograr un cambio de hábitos a largo plazo. "Una mente atenta es más capaz de frenar el automatismo de las conductas, aumentando así la capacidad de decisión que posibilita una nueva forma de relacionarse con la comida", explica Morales.