La meditación es una práctica milenaria que supo traspasar las barreras del budismo y los monjes tibetanos para convertirse en una de las soluciones más saludables y naturales para combatir el estrés de las personas del siglo XXI.

Las ventajas que aporta este ejercicio van más allá del bienestar emocional y mental. Diferentes estudios científicos comprobaron que el meditar ayuda a controlar adicciones, depresión, ansiedad, funciones cognitivas y hasta desordenes alimenticios. La práctica regular estimula además, la salud de las células, el balance hormonal, reduce la presión arterial y mejora la calidad de vida. Sin embargo, llegar a hacerlo de forma correcta no siempre resulta fácil, sobre todo en el inicio, dado que requiere de disciplina y mucha práctica.

¿Cómo empezar a meditar?

En la actualidad existen varias opciones para meditar de acuerdo a los distintos objetivos y dificultades particulares. Desde una clase privada o grupal, videos en Youtube, libros y hasta aplicaciones para dispositivos móviles. Sin importar el método que se elija, es conveniente seguir algunos pasos y recomendaciones para incorporar la meditación a la vida diaria.

En primer lugar, es necesario tener en claro por qué desean acercarse a esta disciplina. Tener presentes los objetivos hará el trabajo mucho más fácil y servirá para plantear metas. Asimismo, es importante empezar de a poco. Si se proponen meditar durante 30 minutos al día, lo más probable es que nunca encuentren el tiempo necesario para hacerlo. Conviene arrancar con pocos minutos al día (5 es lo ideal) y, de a poco, ir subiendo el tiempo a medida que se sientan cómodos y comiencen a experimentar algunos beneficios.

Elegir un espacio de la casa o al aire libre donde se encuentren a gusto. Es fundamental meditar en lugares que inviten a la relajación, sin interrupciones ni interferencias, donde haya silencio y tranquilidad. Tanto la ausencia de ruidos molestos, como los olores influyen en la meditación. La aromaterapia también suele estar asociada a la práctica, mediante el uso de velas e inciensos.

Cuando se empieza a meditar y aun están en la etapa de aprendizaje, lo mejor es hacerlo diariamente y a la misma hora. La mente humana funciona como un reloj con costumbres y rutinas que, probablemente, se adapte mejor a este nuevo hábito si sucede con cierta frecuencia y en un determinado momento del día. No importa si en la primera hora de la mañana, al atardecer o por la noche antes de dormir, se trata de elegir el instante adecuado.