La "fatiga pandémica" deja graves secuelas en el organismo: ¿De qué se trata?
El Covid transformó al mundo. Los ciudadanos debieron modificar sus estilos de vida y esto provocó trastornos a nivel físico y psíquico. Crónica habló con una psicóloga, quien alertó sobre los efectos de la pandemia en las personas.
Desde hace algo más de un año, con la irrupción del coronavirus, la humanidad debió modificar obligadamente varios estilos de vida con relación a la recordada vieja normalidad. Así, esos cambios bruscos trajeron no sólo trastornos en lo cotidiano sino que trajo varios factores negativos a nivel emocional, físico y psíquico, y uno de ellos se denomina fatiga pandémica, que afectó a buena parte de la población, pese a que afortunadamente existen medidas para poder controlarla.
La medida de la cuarentena se presentó en todo el mundo como una alternativa importante para que las personas se cuiden y eviten el contagio, aún a consecuencia de sufrir la restricción de parte de su vida social (algo vital en el comportamiento de todo ser humano) y hábitos normales para preservar la salud. Sin embargo, lo que al principio fue respetado a rajatabla y acompañado con seriedad por gran parte de todas las comunidades, luego cayó en las dudas que sembraban las mismas, ya que el tiempo pasaba y la gente comenzó a sentir incertidumbre y tristeza con lo que pasaba, ya que la pandemia avanzaba y su rutina diaria estaba cambiando de forma drástica. Además, en la cabeza de una persona aparecieron frases como "No puedo entender como estando en una mesa charlando y tomando café con alguien no me contagio y caminando en la calle tengo que ponerme barbijo" o "conozco gente que no salía de su casa, se cuidaba pero igual se contagió", las cuales sólo trajeron caos y confusión entre ellos.
Fatiga pandémica: palabra de profesional
Para responder un poco las dudas que surgen en nosotros desde hace tiempo y que han influido en el ánimo de la gente, la especialista en crisis de ansiedad, fobias y pánico, Marina Rovner (además de licenciada en Psicología) relató que "a estas alturas de la pandemia la mayor parte de nosotros sentimos una sensación de cansancio, tristeza y hastío por la situación. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que estos estados anímicos llevan a una desmotivación denominada fatiga pandémica, que dificulta seguir las conductas de protección recomendadas. Su aparición es gradual y está afectada por diversas emociones, experiencias y percepciones, además, se ve influenciada por el contexto social, cultural, estructural o legislativo".
Lo cierto es que numerosos datos aportados por la OMS, indican que la fatiga pandémica están afectando a un 60 por ciento de la población en el continente europeo (que tranquilamente pueden ser aplicadas al resto de los otros continentes) que cuentan con síntomas de ansiedad y depresión con diversas preocupaciones recurrentes, trastornos alimentarios, problemas de sueño y nerviosismo, entre otros factores.
Es clave tener en cuenta que dicho estado anímico es una respuesta natural y esperada que suele aparecer cuando ocurren crisis prolongadas como la que estamos viviendo en este momento de la humanidad, y aunque la vivamos o subrayemos como negativa, tiene que ver con una reacción común del cuerpo ante las situaciones de estrés, es decir que suelen ser típicas y hay que tomarlas con cautela y tranquilidad.
Consejos a tener en cuenta
Ahora bien, según la especialista en el tema existen algunas formas para poder gestionar esta situación durante las épocas de cuarentena, y según la franja etaria se pueden enumerar de la siguiente forma:
En el caso de los adultos: 1) Identificar los pensamientos negativos y catastróficos: "Esto no se termina más". "Ya no tengo fuerzas". "No sirve para nada todos los cuidados". 2) Revisarlos y focalizar en ser proactivo: "Si me quedo rumiando mis pensamientos no logro nada, qué puedo hacer hoy para cambiar de actitud, aunque sea mínimo". 3) Encontrar una frase que, al repetirla, recuerde que no todo es tan malo o que no todo tiene por qué ir mal.
Entre los adolescentes: 1) Cuestionar las ideas preconcebidas. Si los pensamientos rondan en: "Me voy a aburrir, otro año perdido, me voy a quedar sin amigos" es porque está invadiendo la angustia o la ansiedad. 2) Centrar la acción en el presente y en el futuro más inmediato: "Me voy a cuidar y a mis seres queridos, voy a hacer la tarea del colegio al aire libre con amigos, nos juntaremos con las reglas del protocolo a charlar, reírnos y hasta podemos encontrarnos para hacer deportes o actividades recreativas". 3) Los padres deben estar atentos a las señales de retraimiento y aislamiento hacia los demás, cambios en los patrones de sueño o alimentación, uso de sustancias, apatía y pensamientos suicidas. La detección a tiempo de la ansiedad y de la depresión conducen a una intervención temprana y mejoran los resultados del tratamiento.
En niños: 1) No incentivar los miedos de una manera exagerada del colegio. Es preferible educarlos para establecer vínculos desde el cuidado, que privarlos de espacios comunes al aire libre para compartir con otros chicos. 2) Incorporar el juego creativo: es un elemento clave para estimular el aprendizaje y su desarrollo afectivo. 3) Si los niños fastidian, guiarlos proponiendoles algún cambio en su rutina. Tener en cuenta que ellos aún no han tenido tiempo de aprender acerca del manejo de la frustración.
Finalmente, la especialista sostuvo de forma contundente que "no todo el balance de los efectos de la pandemia sobre la población es negativo: hay muchas personas que, a partir de la pandemia, han valorado situaciones y se han llegado a conocer en profundidad, mejorando vínculos e incorporando el respeto por el punto de vista del otro".
Rovner agregó que "la flexibilización mental de las ideas es una herramienta fundamental para ir construyendo con nuevas pautas, propuestas más dinámicas en relación al futuro. Si la fatiga pandémica llegara a convertirse en una situación de crisis persistente llegando a ser incapacitante y persistente en el tiempo, se recomienda no automedicarse y acudir a un profesional especializado".
¿Cuándo ir al médico?
Conocida qué es la fatiga pandémica, existen puntos a tener en cuenta como saber cuáles son los síntomas y en qué momento es recomendable visitar a un médico para saber si se está padeciendo de la misma. En cuanto a los síntomas habituales, los mismos son: sentirse cansado o agotado, tener problemas para dormir, dificultades para concentrarse, estar irritables, tristes, desmotivados o desesperanzados.
Cuando aparecen estos síntomas una pregunta surge en nuestra mente: ¿Requiere visita con un profesional de la salud emocional?, a lo cual la respuesta es concreta y muy clara. Cuando los síntomas anteriores, que son los más comunes que suelen aparecer en la fatiga pandémica, se presentan a diario y durante varios meses, es cuando pueden aparecer los trastornos de angustia y depresión más graves. Así que sí es conveniente pedir ayuda profesional antes de que aparezcan estas alteraciones psicopatológicas que pueden llegar a complicar el cuadro de una persona
Trastornos en el sueño
Una certeza que arrojó un estudio científico es que la fatiga pandémica afectó de forma genérica, a la higiene del sueño, por varios motivos, ya que el permanecer encerrados en casa, fue más difícil mantener los horarios del sueño, al no tener la obligación de levantarse para ir a trabajar u otra ocupación.
Las personas no controlaron el horario para levantarse, dormir la siesta o irse a la cama ni los horarios de las comidas, al no salir o comer solos, y otro detalle es que los horarios de las comidas también han influido en la regulación del sueño. Otro factor fue la falta de exposición a la luz solar, por ejemplo, durante el periodo del confinamiento ya que al no salir a la calle, la melatonina no se regula bien.
El insomnio es trastorno consecuencia de muchas de las patologías y problemas relacionados con la pandemia. Muchas personas se encuentran sometidas a una ansiedad y depresión al tener problemas. Son capaces de quedarse dormidas cuando regresan a casa, lo que se conoce como insomnio de conciliación, también pueden experimentar despertares en la noche, que se llama insomnio de mantenimiento y los que se despiertan antes de hora y no se vuelven a dormir, sufren insomnio de despertar precoz.
POR G.A.