Cada 2 de abril se conmemora el Día Mundial del Autismo con el fin de generar acciones que motiven a reflexionar sobre dicha condición como también concientizar a la comunidad sobre la importancia de un diagnóstico temprano y recordar los derechos de las personas que lo padecen. Se estima que más de 500 mil argentinos presentan algún grado de trastorno del espectro autista (TEA), con mayor predominio en varones sobre mujeres, en todos los estratos sociales y sin diferencias raciales.

Las estadísticas internacionales refieren una prevalencia mundial del 1,2 %, mientras que los relevamientos locales calculan que en la Argentina medio millón de personas presentan algún grado de TEA. Asimismo, los estudios de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos realizados en 2017, evidencian una relación superior a 4.5 varones por cada mujer afectada.

Según la Salud'>Organización Mundial de la Salud (OMS), los TEA son un grupo de complejos trastornos del desarrollo cerebral, término genérico que abarca afecciones tales como: el autismo, el trastorno desintegrador infantil y el síndrome de Asperger.

La OMS sostiene también que las características del autismo pueden detectarse en la primera infancia, pero, a menudo, el autismo no se diagnostica hasta mucho más tarde. Aproximadamente, 1 de cada 160 niños en todo el mundo tiene TEA.

Atención a los síntomas

Si bien los síntomas del TEA son de intensidad muy variable según el grado de la enfermedad, los expertos destacan que puede presentarse o no compromiso de la capacidad intelectual y del lenguaje, pero que en todos los casos se encuentra afectada la interacción social y la comunicación, con aparición de intereses o patrones de conducta restringidos y repetitivos.

“Muchos niños desarrollan además trastornos sensoriales, como molestias producidas por los ruidos del ambiente o las texturas que se tocan o que se saborean, afectándoles inclusive la ingesta de determinados alimentos. Estas características limitan y comprometen el funcionamiento en la vida diaria para el niño y para su familia”, afirmó la Dra. Agustina Vericat, médica pediatra especializada en Desarrollo, Co-coordinadora del Programa Integral de Formación Profesional en Desarrollo Infantil de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).

La OMS sostiene también que las características del autismo pueden detectarse en la primera infancia, pero, a menudo, el autismo no se diagnostica hasta mucho más tarde.

¿Por qué aparece?

El origen del autismo todavía no está del todo claro. Si bien existe una línea de investigación que sostiene una causa genética, se sabe que esta condición no responde a una alteración puntual del ADN, sino a diversos daños posibles en este material. Además, hay factores ambientales que podrían colaborar en el desarrollo de esta condición.

La frecuencia de aparición del trastorno es mayor dentro de algunas familias y en algunos casos, el TEA se puede relacionar a otras enfermedades neurológicas, ya sea hereditarias o adquiridas y que requieren ser estudiadas mediante exámenes neurológicos más complejos. En todos los casos, lo que se produce es una alteración neurobiológica del cerebro en el desarrollo. Esto genera modificaciones en la conexión de redes neuronales, principalmente, en el área del lenguaje, de las habilidades sociales y de la flexibilidad de la conducta.

Detección temprana

El profesional de la salud que más tempranamente sospecha el riesgo de autismo es el pediatra, pues es quien realiza la vigilancia del crecimiento y del desarrollo desde el nacimiento y a lo largo de la infancia.

“El autismo no es una enfermedad, por lo tanto, no existe una causa ni una cura. El mismo es una condición que acompañará a la persona durante toda su vida y es importante realizar un diagnóstico temprano para determinar un mejor pronóstico”, remarca la Dra. Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC.

Se estima que más de 500 mil argentinos presentan algún grado de trastorno del espectro autista (TEA), con mayor predominio en varones sobre mujeres.

El trabajo fundamental como agentes de la salud comprende además el asesoramiento a la familia para incluir terapias adecuadas al caso, planes educacionales y otras medidas que conduzcan a una mejor calidad de vida. “Se necesita un abordaje interdisciplinario para el tratamiento, el rol de la familia es muy importante para garantizar un mejor desarrollo y autonomía. La aceptación de estas características a partir del diagnóstico, permite que surjan nuevas oportunidades para que el niño/a y/o adulto pueda relacionarse, y ser acompañado en su desarrollo”, agrega la profesional.

Según el consenso sobre diagnóstico y tratamiento de personas con Trastorno del Espectro Autista del Ministerio de Salud y Desarrollo Social (publicado en agosto de 2019) se recomienda que la sospecha sea considerada en el primer nivel de atención, ya sea por criterios clínicos, por signos de alarma detectados por el pediatra y/o por las preocupaciones de la familia, cuidadores o educadores sobre la conducta de los menores. Además, se sugiere que el diagnóstico de certeza sea realizado por un equipo interdisciplinario conformado por al menos 2 profesionales, uno de los cuales esté correctamente capacitado en neurodesarrollo infantil.

“Cuanto más precozmente se inicien las intervenciones para mejorar las conductas, a pesar de no tener confirmado el diagnóstico, mejores van a ser los resultados para ese niño y la familia”, destacó la Dra. Gabriela Arista Farini, médica pediatra.

"Se necesita un abordaje interdisciplinario para el tratamiento, el rol de la familia es muy importante para garantizar un mejor desarrollo y autonomía", advierten los especialistas.

Principales señales de alerta en el desarrollo temprano

● A partir de los 3 meses, si un bebé no sonríe ni expresa alegría a otras personas.

● A partir de los 6 meses, si un bebé no produce intercambio de sonidos, sonrisas o gestos faciales.

● Si a los 10 meses un bebé no responde a su nombre, ya sea prestando atención o sonriendo a quien lo llama.

● Si a los 12 meses un bebé aún no balbucea ni vocaliza.

● Si a los 12 meses el pequeño no genera intercambio de gestos, como señalar, alcanzar, mostrar o saludar con la mano.

● Si el niño o niña no dice ninguna palabra a los 14-16 meses.

● Si el niño o niña no dice ninguna frase con sentido de 2 palabras (sin imitar o repetir) a los 24 meses.

● La pérdida del lenguaje, del balbuceo o de una habilidad social a cualquier edad.

Como cada año, la Confederación de Autismo impulsa una campaña para el Día Mundial de Concienciación del Autismo. La del 2022 tiene como objetivo enfatizar en el derecho de las personas con trastorno del espectro autista y sus familias a desarrollar y disfrutar de una vida feliz. Por eso, el lema de este año es: “Un feliz viaje por la vida #DíaMundial Autismo”.