¿Cuál es el origen de la tradición de comer pan dulce en las Fiestas?
Son varias las versiones que hay en torno a la historia de este postre favorito de las cenas de Navidad y Fin de Año. Se cree que surgió entre fines del siglo XVI y principios del XVII. El de Génova o Milán fue el primero y más tradicional.
Es difícil imaginar un momento en la historia en que la cena navideña no culminara degustando un pan dulce. Sin embargo, las diferentes versiones sobre su origen lo ubican entre fines del siglo XVI y principios del XVII.
De las distintas teorías que se difundieron a través de los años, hay algunas que se han popularizado más que otras. La más antigua se remonta a los tiempos de los primeros cristianos que lo preparaban a modo de homenaje a la ciudad que albergó el nacimiento del niño Jesús, Belén, cuyo nombre en hebreo es "casa del pan".
Otra dice que el pan dulce o panettone, nació una Nochebuena, en la corte de Ludovico, el Moro, señor de Milán entre 1494 a 1500. El Duque celebró la Navidad con festín digno de la riqueza de la corte milanesa.
El plato iba a ser el final del banquete, pero, en el momento de sacarlo del horno, el cocinero notó que se había quemado. El pánico inundó la cocina de Ludovico hasta que, afortunadamente, un lavaplatos, llamado Antonio, que había utilizado las sobras de los ingredientes para amasar un pan dulce y llevárselo a su casa, propuso servir su pan como postre.
Su creación tuvo tanto éxito entre los comensales que Ludovico presentó al joven Antonio frente a los invitados. El lavaplatos confesó que su postre aún no tenía nombre, por lo que su jefe decidió bautizarlo "Pan de toni", que con los siglos se convertiría en panettone.
Historia de amor
Entre las distintas versiones que rodean el origen del pan dulce, hay una que se convirtió en la favorita del público: una historia de amor. Dice la leyenda que en 1490 un joven aristócrata, Ughetto Atellani de Futi, se enamoró de la hija de un pastelero de Milán. En aquel entonces, esa clase de unión estaba prohibida.
La muchacha, de nombre Adalgisa, trabajaba día y noche intensamente junto a su padre en la panadería.
Para ayudar a su amada, Ughetto se hizo pasar por aprendiz de pastelero y propuso añadir manteca a la masa del pan, pero como no había dinero para comprarla, el joven vendió uno de sus halcones y reunió el monto necesario.
El resultado fue tan exitoso que luego agregaron azúcar a la receta. Más tarde, en la época de las fiestas, Ughetto ideó un pan dulce con forma de cúpula a base de frutas abrillantadas y aromas cítricos.
Con el paso del tiempo los milaneses empezaron a acudir en masa a la pastelería a pedir el "pan de Toni", que luego derivó en panettone.
Desde entonces el postre viajó por el resto de Italia y Europa, llegando hasta América. En cada uno de los destinos se le incorporó distintos ingredientes: nueces, almendras, especias, entre otros. De allí que existen tantas versiones diferentes de un postre que en esencia, sigue siendo el mismo que resultó del amor entre Ughetto y Adalgisa.