Crecen los casos de Alergia a la Proteína de la Leche de Vaca en niños: ¿De qué se trata?
Lo alertaron fuentes sanitarias. Cuáles son sus síntomas y cómo diferenciarla de la intolerancia a la lactosa.
En los primeros años de vida de un año hay una serie de recomendaciones a tener en cuenta para que su crecimiento sea el indicado, y evitar futuros problemas en el mismo. Algunos de esos ítems vitales tiene que ver con la alimentación, y en los últimos años se descubrió que hay muchos chicos que tienen alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV), algo a tener en cuenta para evitar reacciones en el organismo.
La APLV (que nada tiene que ver con la intolerancia a la lactosa) consiste en una reacción alérgica desproporcionada frente a la ingesta de la leche de vaca, cualquiera de sus derivados o alimentos que contengan la proteína de leche de vaca en su composición, y los números indican que se estima que en la Argentina más de 150 mil niños menores de 5 años padecen esta condición, ya que se da en una proporción de 1 de cada 12 recién nacidos.
¿De qué se trata la APLV?
La doctora Karina López (M.P. 13.944 y pediatra especialista en Alergia e Inmunología Infantil) relató sobre la misma que "las alergias alimentarias son un grupo de enfermedades alérgicas que se producen a partir de una reacción inmunológica frente a la ingesta de un alimento contra las proteínas de los alimentos; se repiten cada vez que se ingiere el alimento y han cobrado más importancia debido a su drástico aumento en los últimos años, con mayor relevancia en niños, considerándose la segunda oleada de la epidemia alérgica, impactando en la calidad de vida del paciente y su familia, lo que la posiciona como un verdadero problema de salud pública".
Este tipo de alergias se clasifican en tres subtipos: 1) las mediadas por Inmunoglobulina E (IgE), de inicio rápido luego de la exposición al alimento, 2) las no mediadas por IgE, con respuesta retardada y 3) las mixtas. En ocasiones, es una patología difícil de diagnosticar, ya que sus síntomas individualmente pueden ser confundidos con otras condiciones. Entre otras, las manifestaciones más frecuentes suelen ser gastrointestinales e inespecíficas como reflujo, cólicos persistentes, diarrea y sangrado en materia fecal.
También puede involucrar la piel, con eczemas de difícil tratamiento, ronchas y/o hinchazón en labios y párpados. Incluso, si no se detecta a tiempo, en algunos casos la enfermedad puede llegar a provocar retraso en el crecimiento y, con menor frecuencia, algunos niños pueden presentar una reacción alérgica severa con riesgo potencial de muerte, denominada "anafilaxia". Ante la aparición reiterada de estos síntomas, se recomienda la consulta con el alergólogo.
Un trabajo en equipo
"La APLV es una condición benigna y transitoria y se resuelve cerca de los 3 años de edad en la mayoría de los niños; un pequeño porcentaje de pacientes no logra la tolerancia. Para su atención, se requiere un trabajo grupal del que participan el propio paciente, su familia, el médico y el equipo de salud, el resto de la comunidad, la escuela y los docentes", agregó López.
Un punto es que si bien en las alergias alimentarias existe un grupo de ocho alérgenos responsables de la mayoría de las reacciones, como leche de vaca, huevo, soja, trigo, frutos secos, pescado, mariscos y maní, la alergia a las proteínas de la leche de vaca y huevo son las de mayor relevancia en nuestro país, y generalmente, la APLV se presenta en el primer año de vida y lleva un tiempo su identificación y diagnóstico, tiempo que afecta al niño y su entorno familiar.
¿Cómo se hace el diagnóstico?
En tanto, para diagnosticar la APLV su pediatra necesitará algo más que una simple prueba. A la hora de decidir si su hijo padece una alergia alimentaria se tendrán en cuenta los síntomas del niño, su historial médico y una evaluación, así como los resultados de las pruebas.
Cuando se trata de diagnosticar alergias, el historial médico del niño puede ser tan importante como los resultados de las pruebas de diagnóstico. Antes de visitar al médico debe preparar la información sobre el historial médico familiar, así como el historial médico de su hijo. Identificar los síntomas de la APLV es el primer paso para aliviar a su bebé y por tanto, también será de gran utilidad conservar una lista detallada y un diario de los síntomas.
Tratamientos a tener en cuenta
Para saber cómo tratar esta alergia, y teniendo en cuenta que la proteína de la leche atraviesa la leche materna y el niño se expone indirectamente al ser amamantado, el tratamiento inicial consiste en la llamada "dieta de exclusión", en la que la mamá saca de su dieta todo producto lácteo o derivado que contenga la proteína de la leche de vaca (cualquier alimento que se prepare con leche). Por otra parte, si el niño ya está recibiendo otros alimentos, ninguno de estos debe contener componentes de la leche de vaca.
Aunque para aquellos casos en los que no es viable mantener la lactancia, y el cuadro patológico esté justificado, es posible reemplazarla por "fórmulas infantiles especiales" indicadas por el pediatra o el especialista médico Alergólogo o Gastroenterólogo bajo receta médica.
Productos preparados para la situación
En nuestro mercado se han introducido fórmulas infantiles que a sus componentes les suman prebióticos y probióticos, que son bacterias benéficas y el alimento para el desarrollo de esas bacterias; los prebióticos también son el alimento de otras bacterias benéficas que están naturalmente presentes en el intestino del bebé.
Su combinación en una fórmula infantil genera una acción sinérgica denominada efecto simbiótico que contribuye a que el niño desarrolle una microbiota (flora intestinal) saludable. Este tipo de fórmulas infantiles están presentes con distintas formulaciones para diferentes rangos de edades, que van desde el nacimiento hasta los 3 años de edad, período en el que la mayoría de los casos de APLV revierten de manera espontánea.
Leche de soja
Antes de que las fórmulas validadas con aminoácidos o con proteínas hidrolizadas estuviesen disponibles de manera generalizada, la fórmula con soja era el único producto dietético al que se podía recurrir para alimentar a los lactantes con APLV. Las fórmulas para lactantes a base de proteínas de soja contienen proteínas de soja derivadas de la harina de soja y una mezcla de hidratos de carbono en forma de sacarosa y jarabe de maíz.
Es generalizado por parte de los especialistas no recomendar productos de soja para lactantes menores de 6 meses por ciertas razones: 1) Las fórmulas con proteínas de soja pueden tener desventajas nutritivas para su bebé y sólo deben utilizarse en circunstancias específicas y 2) contienen concentraciones elevadas de ingredientes como fitato, aluminio y fitoestrógenos, cuyos efectos a largo plazo se desconocen.
No es intolerancia a la lactosa
La principal diferencia entre ambas patologías, es que la APLV es una alergia alimentaria, lo que significa que el sistema inmunitario reacciona de forma exagerada ante una o más proteínas presentes en la leche de vaca. Para evitar una reacción alérgica a los alimentos, es importante evitar la ingesta de la proteína.
En cambio, la intolerancia a la lactosa es la incapacidad para digerir el azúcar de la leche (denominado lactosa). Se trata de una intolerancia alimentaria, lo que significa que el cuerpo no puede digerir este nutriente, y el sistema inmunitario no se ve implicado por lo que no se produce ninguna reacción alérgica.
Síntomas como hinchazón, dolor abdominal, flatulencia o diarrea pueden ser signos de intolerancia a la lactosa aunque ni la piel ni el aparato respiratorio suelen verse afectados por lo general. Los síntomas de la intolerancia a la lactosa sólo se pueden controlar si se evitan alimentos que contengan lactosa, como todo tipo de leche y productos lácteos.
Los productos lácteos y la leche sin lactosa están disponibles en los comercios de nuestro país y son una buena alternativa.
G.A.