El paso de los años hace que aparezca en escena una de las tantas afecciones que pueden complicarse, si no se trata a tiempo. Tiene que ver con los conocidos cálculos renales, que es un problema que aqueja más a los hombres que a las mujeres, aunque existen una serie de tratamientos para mejorar la calidad de vida.

Los cálculos renales (llamados también urolitiasis o nefrolitiasis) son depósitos duros hechos de minerales y sales que se forman dentro de los riñones, que suele afectar al 2 por ciento de la población y que suele ser frecuente en edades que van desde los 30 a 50 años. En tanto, la relación de los casos son de 3-1 hombre a mujer y un 67 por ciento de los pacientes con antecedentes tiende a repetir los episodios.

¿Por qué se producen?

A la hora de saber cuáles son los causas que lo podría causar, hay que decir que se puede dar por una dieta, exceso de peso corporal, afecciones médicas y consumo de ciertos suplementos y medicamentos.

Cabe destacar, que la manifestación clínica de los cálculos puede ser asintomática, pero también puede presentar dolor en la región lumbar, sensación de pesadez en aquella zona, cólico renal intenso, signos de infección urinaria o fiebre.

Clasificación

En cuanto a los tipos de cálculos renales, los mismos son los siguientes: 1) cálculos de calcio: estos representan la mayoría de los casos y suelen producirse en forma de oxalato de calcio. El oxalato es una sustancia que produce el hígado diariamente o que se obtiene en la alimentación. 2) cálculos de estruvita: se forman a partir de una infección de las vías urinarias. Estos cálculos pueden crecer rápidamente y volverse bastante grandes, a veces, con muy pocos síntomas o pequeñas advertencias. 3) cálculos de ácido úrico: se pueden formar en personas que pierden demasiado líquido debido a la diarrea crónica o a la malabsorción, en aquellos que llevan una dieta rica en proteínas y en aquellos con diabetes o síndrome metabólico. Ciertos factores genéticos también pueden aumentar el riesgo de presentar cálculos de ácido úrico. 4) cálculos de cistina: se forman en personas con un trastorno hereditario llamado cistinuria que hace que los riñones excreten un aminoácido específico en grandes cantidades.

Tipos de diagnóstico

En tanto, el diagnóstico se puede realizar de diversas maneras: 1) análisis de sangre: los resultados sirven para controlar la salud de los riñones y pueden hacer que el médico compruebe si hay otras enfermedades. 2) análisis de orina: puede mostrar que está eliminando demasiados minerales que forman cálculos o pocas sustancias que previenen la formación de cálculos. 3) pruebas de diagnóstico por imágenes: la tomografía computarizada puede revelar incluso cálculos diminutos. 4) análisis de los cálculos expulsados: el análisis del laboratorio revelará la composición de los cálculos renales. El médico usa esta información para determinar el origen de los cálculos renales y establecer un plan para evitar que se formen otros.

Hay que recordar, que ante un dolor o síntoma que una persona sienta, es recomendable acudir a un profesional de la salud para tratarse, ya que los cálculos renales suelen ser dolorosos y pueden traer severas complicaciones para el organismo si no se la trata con tiempo.

Cálculos renales: diversas terapias

En lo que respecta al tratamiento, algunos pueden ser a través de ingesta de medicamentos y otros de forma quirúrgica, aunque son mínimamente invasivos y por medio de vía endoscópica, ondas de choque o punción percutánea.

En algunos casos es común la abundante ingesta de agua, que es la mejor forma de suprimir la sobresaturación de la orina, mecanismo de la formación de las litiasis. Si se opta por el tratamiento quirúrgico, luego hay que agregarle un tratamiento metabólico (dieta y medicamentos), que dependerá de cada cálculo en particular.

Tras el episodio inicial de la litiasis, el paciente debe seguir en control permanente debido a que es frecuente que se presenten nuevamente.