Bulimia y anorexia: una peligrosa "sociedad" contra los chicos
La bulimia y la anorexia son trastornos alimenticios frecuentes y preocupantes entre la población joven. Su llegada puede estar representada por factores que parecen estar atados a los momentos que vive la humanidad.
La insólita búsqueda por tener un “cuerpo perfecto”, una mejor figura, “quedar bien ante los demás” o bien, evitar ser el blanco de la discriminación por parte de alguna parte de la sociedad, hace que muchas personas jóvenes descuiden sus hábitos alimentarios y caigan en dos trastornos que pueden terminar de la peor manera, si es que no se “toman cartas en el asunto”: se trata de la bulimia y la anorexia.
El asunto es que ambos trastornos alimenticios son muy frecuentes y preocupantes entre la población joven, y su llegada puede estar representada por diversos factores que parecen estar atados a los particulares momentos que vive la humanidad.
Por eso, desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) informaron que, si bien no se cuenta con estadísticas concretas para exponer, sí existen diversas encuestas auto administradas en las escuelas que confirmaron una prevalencia de patologías como Bulimia Nerviosa (BN) y/o Anorexia Nerviosa (AN) en casi 1 de cada 3 mujeres jóvenes, de las que presentan algún grado de disconfort previo en su imagen corporal que impacta en sus conductas referidas a la alimentación, situación que enciende las alertas tantos en las escuelas como en los hogares.
Opinión destacada
Con respecto a este tema de suma importancia no solo para los chicos, sino también para sus padres o tutores, es que la doctora Alejandra Ariovich (M.N. 105.160 y especialista en Salud Integral en Adolescencia) relató que “si tomamos el rango que va de los 10 a los 24 años, segmento en el que históricamente se registra una prevalencia en mujeres del 1% para anorexia y del 3% para bulimia, notamos que la situación producida por la pandemia, principalmente la cuarentena con etapas prolongadas de restricciones en la circulación y de aislamiento social, han repercutido en los comportamientos y en el acceso al sistema de salud en estadíos iniciales de presentación, sobre todo en aquellos jóvenes más vulnerables”.
Un punto importante a tener en cuenta es que los trastornos de la conducta alimentaria se definen como una alteración en la forma de alimentarse que impacta en la salud física y psicosocial de las personas, y dentro de esta definición se incluyen múltiples entidades, donde la Anorexia Nerviosa y Bulimia Nerviosa constituyen las formas más conocidas en la población, presentándose en una relación de 4 o 5 mujeres por cada varón, cifras alarmantes entre la población femenina.
Diferencia entre ambas
Ahora bien, para diferenciar una distorsión de otra, la facultativa sostuvo que “la anorexia se caracteriza clínicamente por el déficit nutricional producido por una restricción en la ingesta de alimentos, con miedo intenso a la ganancia de peso y una alteración manifiesta de la imagen corporal. Mientras que la bulimia se presenta con atracones reiterados asociados a mecanismos compensatorios como purgas o ayunos prolongados, mantenidos en el tiempo, siempre con una alteración en la autopercepción de la imagen corporal. Ambas entidades se producen con una amplia variabilidad clínica que no se ajusta estrictamente a las definiciones establecidas”.
Generalmente un ítem clave que no debe ser dejado a la suerte, es que ambas alteraciones suelen estar acompañadas de “situaciones estéticas”, entre otros aspectos. Respecto a este trascendental tema, la especialista resaltó que “para que se produzca un trastorno en la alimentación deben confluir múltiples factores. El imaginario social de belleza, junto con alteraciones en los vínculos familiares y una predisposición del aparato psíquico propio de la persona constituyen una tríada esencial para que el cuadro se desarrolle. El antecedente familiar de enfermedades mentales, historia de consumos, los vínculos violentos, pérdidas por fallecimiento o abandono, el crecimiento puberal acelerado o enfermedades mentales previas son algunos de los factores de riesgo conocidos para el desarrollo de estas entidades”.
Alerta en la familia
Por otra parte, algo que suele “prender la alarma” de familiares y amigos de alguien que padece esta alarmante situación, es que la duración en el tiempo de los trastornos de la conducta alimentaria sin su atención oportuna producirá mayor daño físico, psíquico y social, dificultando el abordaje adecuado y por supuesto, trayendo futuros problemas que podrían desembocar de mala manera si no se les presta atención.
Por eso, la identificación precoz de estas patologías requiere la participación de toda la comunidad, además de pedir a los medios de comunicación que hagan visible estos tipos de hechos que son parte de nuestra sociedad.
En el caso particular de la bulimia nerviosa, los episodios de atracones y purgas suelen ser en la intimidad, por lo que su detección es más dificultosa y a la vez peligrosa, y tiene que ser descubierta lo antes posible para poder ayudar a esa persona de forma física y también psicológica.
Características particulares
En tanto, la anorexia nerviosa (AN) tiene unas características de presentación más evidentes que facilitan una mejor visualización. Entre otros signos que permitan sospechar un potencial cuadro de anorexia, se destacan: no compartir las comidas principales o comer a escondidas, el uso constante de snacks o golosinas, la rigidez en las elecciones alimentarias, la alteración en el tiempo (muy lento o muy rápido), y la presencia de rasgos particulares a la hora de comer como desmenuzar, masticar por períodos prolongados, escupir o esconder la comida, son todas características comunes en las presentaciones de la AN.
El asunto es que identificarlas brinda una oportunidad para que los familiares y grupos de pares se acerquen al equipo de salud, habilitando así el inicio de un abordaje terapéutico adecuado para poder recuperar al paciente lo más rápido y menos traumático posible.
Con respecto a la bulimia, en ocasiones son los propios amigos quienes lo detectan y muchas veces comparten la preocupación a su familia, por lo que es importante escucharlos y no minimizar las opiniones o comentarios del entorno social del joven, ya que un rápido aviso puede salvar una vida o mejorar la calidad de la misma.
Finalmente, la facultativa testimonió que “el equipo de salud interviniente deberá actuar de forma interdisciplinaria, con un trabajo en red entre clínica, salud mental, trabajo social, nutrición, y espacios sociales como la escuela o lugares de recreación”. Una rápida reacción puede terminar salvando la vida de una persona, quien en su búsqueda por lograr un “cuerpo ideal”, podría acabar mal.
¿Cómo se las diagnostica y tratan?
Un punto clave para que todos comprendan es cómo se diagnostican estos tipos de trastornos y cómo es su tratamiento, dudas que tienen certezas. Lo cierto, es que los especialistas pueden diagnosticar un trastorno de la conducta alimentaria basándose en el historial médico, síntomas, pautas de pensamiento, conductas alimentarias y una exploración física, entre otros puntos salientes.
El médico registrará el peso y la estatura de la persona, y comparará estas medidas usando una gráfica de crecimiento. Es posible que el médico pida pruebas para saber si puede haber otra causa de los problemas relacionados con la alimentación, y para evaluar los problemas causados por el trastorno de la conducta alimentaria.
En cuanto al tratamiento en sí, el mismo es mejor cuando lo lleva adelante un equipo de profesionales, que suele incluir a un médico, un dietista o nutricionista y un terapeuta. El tratamiento engloba el asesoramiento sobre nutrición, los cuidados médicos y la psicoterapia (individual, de grupo y familiar). En tanto, el médico puede recetar medicamentos para tratar el trastorno por atracón, la ansiedad, la depresión u otros problemas relacionados con la salud mental.
El ítem a destacar es que los detalles del tratamiento a llevar adelante, dependen del tipo concreto de trastorno de la conducta alimentaria que presente la persona y de lo grave que sea. Algunas personas deben ser hospitalizadas debido a su extrema pérdida de peso y a las complicaciones médicas que presentan.
Síntomas y consecuencias
Los trastornos de la conducta alimentaria causan problemas graves en el cuerpo, en el caso de la anorexia nerviosa puede conducir a problemas causados por desnutrición y bajo peso corporal, como baja tensión arterial, pulso lento o frecuencia cardíaca irregular, sentirse cansado, débil, mareado o llegarse a desmayar, estreñimiento, menstruaciones irregulares, huesos débiles, retraso de la pubertad y crecimiento más lento, sentirse deprimidos, ansiedad y miedos a ganar peso e ideas de hacerse daño a sí mismos.
A las personas con anorexia nerviosa, les puede costar mucho concentrarse y tienen problemas para recordar cosas, y entre los cambios en el ánimo y problemas emocionales, se incluyen muchos aspectos. La bulimia nerviosa puede conducir a problemas causados por vómitos, uso de laxantes y diuréticos, como baja tensión arterial, frecuencia cardíaca irregular, sentirse cansado, débil, mareado o llegarse a desmayar, sangre en los vómitos o en heces, erosión y caries dentales.
POR G.A.