En el transcurso de 2022, el Municipio de San Vicente anunció la construcción de un complejo de 500 inmuebles, en el marco de un plan de viviendas. El mismo, según los adjudicatarios, fue presentado por el Intendente Nicolás Mantegazza como una oportunidad sin igual, para cumplir el sueño de la casa propia en tiempos difíciles. Pero las propiedades se entregaron incompletas, con diferentes faltantes, incluso sin pintar, ni servicios, ni asfalto, detallaron los compradores. Sin embargo, les cobran las tasas municipales, razón por las que los propietarios consideraron que “es una estafa”.

“Es una vergüenza lo que hicieron”, remarcó Roberto Armirotti, coordinador de La Libertad Avanza en el distrito, y quien visibilizó la cesión de las casas en el barrio “El Empalme”. Al respecto, Armirotti reveló que “el intendente Nicolás Mantegazza anunció la entrega de 500 casas terminadas con un mejorado de las calles, y las principales asfaltadas”. No obstante, “las primeras casas las entregaron terminadas, sin servicios, antes de las elecciones del año pasado”. Luego, “comenzaron a entregar viviendas sin terminar, haciéndoles firmar a la gente que las aceptaban como estaban”, completó el hombre.

El dirigente político fue receptor de los testimonios de diferentes personas que se inscribieron en el mencionado plan de viviendas. En base a los relatos de aquellos, Armirotti informó a Crónica que “cada vecino pagó por su casa entre 1,2 a 1,7 millones de entrada, y después abonan cuotas mensuales que oscilan entre los 40.000 a 60.000 pesos, a 30 años”.

El Barrio “El Empalme” está situado a pocos metros del Polideportivo “Padre Mujica”, en Alejandro Korn. En su anuncio, el Ejecutivo Municipal precisaba que la dimensiones de las viviendas constaban de 56 a 58 metros², disponiendo de 2 habitaciones. Además, establecía que los inscritos al programa debían tener al menos 5 años de residencia, ser mayor de 18 años, y menor de 65 años. A su vez, se le exigía justificar ingresos mensuales entre 1 y 8 salarios mínimos. 

En dicha presentación del plan, se fijó prioridad de entrega a los empleados municipales, con al menos 2 años de antigüedad cumpliendo funciones en el municipio, no ser propietarios con anterioridad, y las cuotas se descontarían de sus salarios.

Respecto al estado de los inmuebles, Armirotti enfatizó que “hay casas que las entregaron sin puerta, ni ventanas, ni piso. Las últimas solo son una estructura”. Es el caso de Vanina, quien se inscribió en septiembre del año pasado. En aquella instancia, la joven recordó que “el día del sorteo el Intendente (Mantegazza) expresó que esta obra era una gran oportunidad para dejar de alquilar o abandonar la casa de los padres”. No obstante, cuando recibió el inmueble, según la mujer, el propio mandatario de San Vicente reconoció, ante este diario, que “la obra no estaba culminada por falta presupuesto, y que teníamos que mirarlo por el lado que toda esa construcción no lo podríamos haberlo hecho por nuestra cuenta. Cambió el discurso”. A su vez, en el momento de la entrega, las autoridades municipales le aseguraron a ella que “la casa estaba al 75 %. Cuando yo pregunté que representaba ese porcentaje, me respondieron que sólo le faltaban detalles”. 

Pero cuando ingresó a su nueva morada, Vanina vio que “estaba inhabitable, solo tiene la puerta y no posee ninguna abertura. Está vacía, no cuenta con nada”. Por esta razón, la adjudicataria enfatizó que “es una estafa, no se condice con una emergencia habitacional. Para terminarla se necesita mucho dinero. La mayoría sacamos un préstamo para el anticipo, a eso hay que sumarle la cuota más el impuesto. Imposible pensar en terminarla. Yo ni siquiera tengo plata para comprar las aberturas y cerrarla”. En referencia a los costos, la joven precisó que pagó en concepto de las primeras dos cuotas 59.189,80 pesos y 64.274,20 pesos, respectivamente. A ello debe añadirle 25.000.000 de pesos para completar la edificación.

En este sentido, Vanina exclamó que “estoy desesperada porque me compré un problema. Esto es a muy largo plazo. tengo la casa abierta con miedo a que me la usurpen. Por el momento sólo me alcanza para pagar los préstamos que sacamos para el anticipo, pagar la cuota y el impuesto. a duras penas llego a fin de mes. Yo no compré una vivienda para hacer una inversión, la compré para ir a vivir con toda mi familia”.

Por su parte, a Miranda le otorgaron las llaves de un inmueble habitable, solo presentaba desperfectos en las ventanas. Al respecto, la flamante propietaria reveló. a este medio, que “las trabas de las ventanas estaban rotas y nunca me las cambiaron. Me dijeron que no había más. Las del último sorteo no tienen aberturas directamente”.

Para acceder a la misma afrontó un monto inicial de 1.200.000 pesos, y cuotas mensuales de 30.000 pesos, aproximadamente, en un plazo de 30 años, conformando un total de 360 cuotas. No obstante, si bien Miranda cumple con cada compromiso de pago, reconoció que “había irregularidades en cuanto a los reclamos, porque pedía algo y me decían que no lo tenían, cuando se supone que los canales de reclamo era para pedir faltantes o cosas que se rompieron, ya que estaban como garantía del hogar”. A su vez, la joven agregó que “otra irregularidad era la bajada de luz, dado que tenían que conectar el pilar de luz al tablero eléctrico, para eso ellos contaban con el personal y con los materiales. Pero de todas formas, me cansé de pedir esta bajada, no me daban respuestas, hasta que me avisaron que esa conexión me correspondía hacerla a mí, cuando a algunos vecinos se los hizo el municipio”. En consecuencia, “tuve que pagar un electricista matriculado por mi cuenta y comprar todos los materiales yo”, culminó su relato la compradora.

Por si fuera poco, la mujer dio cuenta de una marcada controversia del plan de viviendas, vinculada a las tasas municipales. En este sentido, Miranda develó que “están cobrando asfalto, cuando nos dijeron en la reunión de vecinos que no se iba a poner, sino un consolidado de piedra, que al día de la fecha tampoco está. Entonces, cuando llueve se embarra todo y es muy difícil entrar, circular o salir del barrio”.

En referencia a ello, Roberto Armirotti consideró que “es un desastre porque les cobran las tasas, más por barrio protegido, que implica 10 mil pesos más. Es una estafa”. Por lo tanto, desde el espacio que representa, “presentamos un proyecto en el Concejo Deliberante exigiendo que el Ejecutivo Municipal suspenda el cobro de las tasas hasta que le. instalen los servicios”. Mientras tanto, los adjudicatarios abonan dichas obligaciones impositivas rondan los 28.000 pesos. 

Cabe aclarar que tanto Vanina como Miranda optaron por no brindar sus identidades completas, argumentando “temor a represalias. Les molesta un testimonio negativo sobre su obra habitacional, aunque es una realidad que padecemos 500 familias que soñábamos con tener nuestra casa, y vivimos una pesadilla, de la que no sabemos cómo desperta. porque entre los impuestos, las cuotas y lo que tenemos que arreglar hoy parece una utopía poder vivir en ellas”, aseguró la primera de las mencionadas.