Las elecciones legislativas siempre son miradas como un termómetro con el que la ciudadanía le pone temperatura al Gobierno actual. Para los partidos políticos es la previa a las presidenciales que vendrán dentro de dos años. Por eso tiran ahora toda la artillería en la campaña.

Lo que se juegan tanto el oficialismo como la oposición es tener la mayor cantidad de bancas posibles del total que ponen en repechaje. No se renuevan todos los diputados y senadores. Los que se elijan primero en las PASO 2021 y, luego, en las generales del 14 de noviembre entrarán a los recintos a partir del 10 de diciembre próximo.

Todos deberán convivir para aprobar las leyes que el Gobierno del presidente Alberto Fernández envíe al Congreso en sus próximos dos años de mandato. También se reformulará la relación de fuerza entre el oficialismo y la oposición en ambas cámaras: la de Diputados y la de Senadores.

De esa nueva relación dependerá la agilidad o no que tengan en el futuro el tratamiento de los proyectos de ley. Habrá una prueba de fuego: la ley de Presupuesto 2022 que el Gobierno enviará días después de la PASO 2021 y que se verá si se discute y aprueba con la actual composición o con la futura.

Las bancas que se juegan en Diputados

Sobre un total de 257 diputados en estas elecciones se renuevan 127. El oficialismo (Frente de Todos) tiene 119 propios y renueva sobre esa cantidad, 51 bancas. La oposición (Juntos por el Cambio) tiene 115 y pone en juego 60.

La cosa parece bastante pareja pero no es tan así si se mira más en detalle. La Cámara de Diputados (que es la que representa a los ciudadanos) es la batalla más importante para ambas fuerzas políticas porque los dos quieren sumar lo más posible para acercarse a la mayoría propia, imprescindible para aprobar o rechazar una ley.

Se necesitan 129 votos sobre el total de los diputados para sacar una ley sin sobresaltos; hoy ninguna de las dos fuerzas políticas tienen ese número en Diputados y pelean por alcanzarlo con las filas propias y los que podrían funcionar como aliados en futuras votaciones.

Así las cuentas, en el oficialismo apuestan a sumar en realidad 61; es decir retener los 51 que ponen en juego y ganar otros 10 posibles aliados para garantizarle al Gobierno de Alberto Fernández dos años de tranquilidad parlamentaria.

En la oposición pretenden retener los 60 diputads que ganaron en las legislativas del 2017 y cuyos mandatos vencen ahora y aquí las cuentas se reparten entre el PRO, la UCR y la Coalición Cívica; es decir que depende cómo le vaya a cada sector de la alianza engordarán o no la suma final conjunta.

Las bancas que se juegan en el Senado

En la Cámara de Senadores (que representa a las provincias) sobre un total de 71 bancas se renuevan ahora 24. El oficialismo tiene 41 y pone en juego 15; mientras que la oposición posee 25 y debe sostener o no a 8

En este caso el oficialismo sí tiene mayoría propia a en la Cámara que preside la vicepresidenta Cristina Kirchner y la diferencia de bancas es tan amplia que difícilmente pueda revertirse la ecuación de fuerzas que existe hoy.

Por eso, todos los misiles de los partidos se concentran en la Cámara de Diputados donde la cantidad de bancas entre las principales fuerzas es más pareja y su modificación podría cambiar o ratificarse en cuanto a la relación de filas propias del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio. 

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Por A.G.