Por Alejandra Gallo
@alegalloinfo

Primero el turno de las transportistas de luz y, luego, el de las distribuidoras (es decir las que llevan el cable hasta dentro las casas). Desde la perspectiva de las empresas, las boletas de luz deberían subir un 31%, en promedio para los hogares residenciales.

Es decir que algunos hogares pagarían más que eso pero otros, mantendrían tarifas sociales de acuerdo a  la composición en cada caso y tendrían aumentos menores.

De acuerdo con las cuentas que sacan las compañías, las distribuidoras necesitarían fondos en torno a los 20.000 millones de pesos para sostener el funcionamiento del sistema.

Son compañías que desde hace años, reclaman que no giran dividendos a  sus casas centrales y reinvierten utilidades. También  tienen congeladas las tarifas desde el comienzo de la pandemia.

El decreto que prohíbe los aumentos concluye a fines de este mes y el ministro de Economía, Martín Guzmán, ya anticipó que este año habrá subas en las boletas de luz y de gas y que irán acompañando los aumentos generales de precios que en los primeros dos meses de este año de acuerdo con el INDEC ya acumuló un 7%. A medida que vayan subiendo las tarifas, el Estado iría reduciendo los subsidios.

Por A.G.