El gobierno escaló batallas internas y con aliados esta semana, con la inflación “pulverizada”, según lo afirma el presidente, Javier Milei, mientras se entusiasma con la invitación de Donald Trump a su asunción en Washington y busca de un “ok” del Fondo Monetario Internacional (FMI) por más deuda, cuando abrirá otra fase del modelo económico donde se conocerá si la estabilidad del dólar llegó para quedarse.

En el tiroteo político por la expulsión de Edgardo Kueider del Senado, los que más retumbaron fueron los misiles de Milei, desde Italia, contra la vicepresidenta, Victoria Villarruel, al tiempo que soportó los quejosos envíos del expresidente, Mauricio Macri, por los “destratos casi permanentes a pesar de tanto que ha hecho el PRO por el oficialismo”, en clara referencia al apoyo a los vetos contra jubilados y universidades.

Milei arranca así un verano a pura rosca sobre un manto de desaceleración de precios. Con la macro en el rumbo buscado por su equipo y en el medio del aprovechamiento del caos que surge de la fragmentación de los partidos entre sí y dentro de sí mismos, se propone avanzar con dos asuntos claves cuyas consecuencias resonarán durante muchos años: un nuevo acuerdo con el Fondo y tantear la designación por decreto de dos jueces de la Corte Suprema.

A Washington DC

Para el primer objetivo con el FMI, el más relevante de una larga lista de deseos libertarios que surgen de la buena sintonía con Trump, Milei recibió este sábado una noticia elemental: el republicano que asumirá la presidencia de los Estados Unidos el 20 de enero en el Capitolio de Washington DC lo invitó a la ceremonia de juramento que marcará su regreso a la Casa Blanca.

La convocatoria llegó a la Casa Rosada por canales informales pero se espera que pronto se formalice. Milei podría ser el primer mandatario latinoamericano con el cual Trump gobernante se tome una foto y en su primer día. Con intacta capacidad de sorprender, el agasajo le llegó también al presidente de China, Xi Jinping, con quien planea ir a la guerra comercial.

Más allá del eventual contacto histórico de los líderes de la potencia occidental con la oriental que Milei podría disfrutar en vivo y en directo, la frutilla del postre que ya tienta a su entorno sería que ser considerado para una bilateral en el Salón Oval.

La agenda en la capital estadounidense se definirá en las próximas semanas. Podría ser el primer viaje al exterior del año de Milei pero resta saber cuándo irá a Suiza (por un segundo discurso en el Foro de Davos que arranca el 20 y concluye el 25) y a Israel, según planifica.

De Trump, Milei espera más que nada que mueva los engranajes para que el staff del Fondo Monetario acepte un nuevo acuerdo que refinancie los enormes vencimientos que pesan sobre el año de elecciones legislativas argentinas y, a su vez, una ampliación de la deuda.

La cifra que arrancó en versiones locales por 5 mil millones de dólares en combinación con acuerdos con fondos de inversiones, actualmente ronda los 10 mil millones de dólares y todos aportados por el organismo multilateral de crédito que encabeza Kristalina Georgieva.

En paralelo, Milei está dispuesto a sellar un tratado de libre comercio, tal cual les anticipó a los socios del Mercosur, y otros convenios de cooperación en materia de seguridad. La cúpula libertaria tiene fe en que el temprano alineamiento y el selecto lugar que Trump le brinda a Milei, redunde en que Estados Unidos vuelva al podio de la inversión externa en la Argentina.

Antes de esos anhelos, se definirá si el Fondo acepta agrandar el préstamo stand by por 45 mil millones de dólares que tomó Macri (a partir del gesto político de Trump durante su primer gobierno. cuando levantó el teléfono para que los desembolsos lleguen al país en tiempo récord) y que refinanció en 2022 el gobierno de Alberto Fernández.

Si ocurre como lo planean Milei y su ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, el acuerdo podría estar listo antes de que termine el verano. A partir de entonces se conocerá la nueva fase del modelo libertario que deberá decidir si esos fondos se estacionan en las reservas del Banco Central para mayor sostenibilidad del sistema cambiario, si el mismo queda tal cual está diseñado ahora o si hace cambios.

Descartan tentarse con alentar el consumo interno mejorando el poder adquisitivo en el marco electoral. “A diferencia de lo que suelen hacer los políticos, que cerca de las urnas se dedican a despilfarrar la plata de todos los argentinos como si fuera propia, nosotros vamos a hacer algo distinto: vamos a seguir nuestro programa de ajuste para poder bajar impuestos y devolverle el dinero al sector privado”, postularon desde las filas de Milei después de la cadena nacional de la semana pasada cuando cumplió un año de gobierno.

Apuesta a largo plazo

Además del despelote con Villarruel que el Presidente se encargó de atender desde Italia, tuvo espacio para sacudir el tablero de negociaciones por los pliegos de los jueces que impulsa para la Corte Suprema, más bien presionar sobre la oposición peronista que tiene mayoría en el Senado y que esta semana sumó otra banca tras la expulsión de Kueider (34 en total), lo que desató la bronca en la Rosada.

Para el tiroteo semanal que tuvo como escenario la destitución del senador Kueider de Entre Ríos, detenido en Paraguay por intentar cruzar la frontera con una mochila con 200 mil dólares (entre otros), Milei sacó toda la artillería. Es que los espejismos a los que acostumbra jugar la política dejaron a muchos exigiendo la expulsión, cuando deseaban lo contrario o viceversa.

Kueider aportó un voto clave para la Ley Bases y, como aliado en la Cámara alta, el gobierno no quería perderlo, sí suspenderlo. Votó finalmente a favor de su remoción, acorralado. El malestar apuntó a dos figuras que en Balcarce 50 sostienen que juegan en tándem. A la vice, Villarruel, a la que acusó el Jefe de Estado de presidir una “sesión inválida”.

Y a Macri -quien se mostró en contra públicamente de la expulsión por considerar que se saltea el debido proceso pero, en la propia reconstrucción de la Rosada, fue el impulsor de la movida que terminó con algunas bancas del PRO votando a favor de echar a Kueider-. Hacia el terreno amarillo, apuntó una alta fuente de la Rosada que tiene anotados a todos los legisladores que afrontan causas judiciales de todos los partidos: “Si quieren jugar con estas reglas, jugamos”, advirtió en diálogo con este medio. Casualmente, Milei marcó que “hay excesos de gorilismo” que se enfocan solamente en Cristina Kirchner.

Mientras el caos se impone y comprender los laberintos de intereses le demanda más tiempo a la sociedad, el máximo tribunal que tiene 4 jueces quedará pronto con 3 por la jubilación de Juan Carlos Maqueda.

El triángulo de hierro de Milei había iniciado conversaciones con el kirchnerismo para llegar a un acuerdo que complete y/o amplíe la Corte. Los propuestos por el libertario son Ariel Lijo y Manuel García – Mansilla. Desde la oposición no dialoguista sugerían, según la versión de la Rosada, una ampliación paralela en la que se tengan en cuenta sus recomendados o, más bien, recomendadas.

El tironeo no prosperó por desconfianza en el orden de los movimientos. Los votos para los pliegos primero, la ampliación después, no habría sido aceptada por el kirchnerismo.

Por eso el Presidente marcó durante una entrevista radial en Roma que si bien prefiere la vía del Senado, “si no resuelve y me aparece la demanda (del Poder Judicial), lo tendré que resolver yo”, dejando sobre la mesa el nombramiento por decreto para que luego “el Congreso convalide o no”. Destacó que para el 1° de marzo ya se retoma el período ordinario y podría resolverse entonces. Desde la oposición ya anticipan que si opta por la vía del decreto, están los números para voltearlo, escenario que una vez más le exigiría salir a la caza de aliados.