Javier Milei cumple seis meses de mandato: una por una, las medidas que marcaron su gestión económica
Con una agenda de desregulación económica en busca del déficit cero, el presidente Javier Milei atravesó por varios estadíos durante estos primeros seis meses de gobierno, con un fuerte revés en el Congreso, varias polémicas y un sueño que podría cumplirse en los próximos días.
Este 10 de junio, el presidente Javier Milei cumple seis meses de mandato. Durante este tiempo, destacó a su gestión económica por haber equilibrado las cuentas públicas y "controlar" la inflación, logros que, sin embargo, llegaron acompañados de la caída de salarios y jubilaciones, así como una marcada recesión y ajuste del gasto en la administración nacional.
Durante estos 184 días de gestión, el jefe de Estado marcó su agenda con una serie de acciones destinadas a desregular la economía. Un ejemplo de esto es el mega Decreto de Necesidad y Urgencia ( DNU), que Milei firmó el 21 de diciembre de 2023 y entró en vigencia el 2 de enero de este año.
Este decreto sigue en pie y derogó cientos de leyes, además de incluir medidas que impactan en los derechos laborales. A principios de febrero, el Presidente sufrió su primer revés con la caída de la Ley Bases en el Congreso, la cual volvió a ser presentada y esta semana será tratada por en el Senado, luego de su media sanción en Diputados.
Seis meses del gobierno de Javier Milei: el repaso de las medidas claves
Primer discurso como presidente
El día de su asunción -y de espaldas al Congreso Nacional- Javier Milei dejó en claro que no había alternativa al ajuste, advirtiendo que este tendría un impacto significativo en la vida económica y social. "Ningún gobierno recibió una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros. El kirchnerismo, que en sus inicios se jactaba de tener superávits gemelos, hoy deja déficits gemelos por 17% del PBI, 15% consolidado entre Tesoro y el Banco Central", explicaba.
En ese momento, el flamante jefe de Estado hizo hincapié en la necesidad de un ajuste fiscal del 5% del PBI, enfatizando que esta vez recaería principalmente sobre el sector público, en contraposición a prácticas anteriores donde el peso del ajuste se había compartido con el sector privado.
Además, advirtió sobre el riesgo inminente de hiperinflación, destacando la urgencia de evitar una catástrofe que llevaría a niveles extremos de pobreza e indigencia. Hoy, según el Observatorio de la Deuda Social, la pobreza en Argentina llegó al 55,5%, afectando a cerca de 25 millones de personas, mientras que la indigencia aumentó al 17,5%, equivalente a 7,8 millones de personas en situación de extrema pobreza.
Devaluación
Dos días después de asumir, el gobierno de Milei anunció un paquete de medidas económicas de emergencia, encaminadas a contrarrestar la crisis. La devaluación del peso argentino fue una de las medidas más significativas, con el tipo de cambio fijado en $800, marcando un aumento del 120% con respecto al cierre del gobierno anterior.
Esta acción, aunque drástica, fue justificada por el ministro de Economía, Luis Caputo, como un paso necesario para "sincerar" el tipo de cambio y enfrentar la brecha cambiaria que había alcanzado niveles preocupantes.
Además de la devaluación, el Gobierno implementó aumentos de impuestos y medidas de austeridad fiscal para fortalecer las finanzas públicas. Se unificaron las alícuotas del impuesto PAIS para las importaciones y se anunciaron incrementos en las retenciones a las exportaciones, aunque estas últimas requirieron la aprobación del Congreso.
Ajuste fiscal y déficit cero
El gobierno de Milei se propuso un objetivo ambicioso: alcanzar un superávit fiscal del 2% del PBI en el primer año de mandato. Para lograr este objetivo, se diseñó un plan de ajuste fiscal agresivo que implicaba recortes significativos en el gasto público y aumentos en los ingresos fiscales.
Este plan se basó en un esquema que combinaba la reducción de gastos con el aumento de ingresos para lograr el equilibrio fiscal deseado. El recorte de partidas se centró en áreas clave como los subsidios y la obra pública, mientras que se buscó aumentar los ingresos a través de la disminución de las transferencias a provincias y la optimización de los gastos de funcionamiento del Estado.
Tras estas medidas, el Gobierno anunció que logró conseguir un amplio superávit primario en los primeros meses de implementación del plan.
Durante estos seis meses, la economía argentina se vio sacudida por una intensa volatilidad en los precios. La devaluación inicial y la liberación de los precios regulados, incluyendo el programa Precios Cuidados, generaron un rápido aumento en la inflación. En diciembre de 2023, el país se enfrentó a una inflación del 25,5% y un marcado incremento del 54% en los precios mayoristas.
Sin embargo, tras las políticas de ajuste fiscal y monetario, la inflación, que inicialmente parecía descontrolada, experimentó una desaceleración gradual. Los meses posteriores vieron una reducción progresiva en la tasa de inflación, con cifras del 20,6% en enero, 13,2% en febrero, 11% en marzo y 8,8% en abril.
Si bien las medidas de ajuste contribuyeron a contener la inflación, también ejercieron presión sobre la actividad económica en general. Sectores como el consumo, la construcción y la industria experimentaron una fuerte recesión, reflejando los efectos de las políticas de austeridad.
Apertura de sesiones ordinarias y el truncado Pacto de Mayo
En marzo, en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, el Presidente convocó a gobernadores, expresidentes y líderes de partidos políticos a firmar un consenso de 10 puntos que, según el jefe de Estado, establecerían "los principios del nuevo orden económico argentino".
El mandatario definió al Pacto de Mayo como "un nuevo contrato social". La idea de este contrato político, que Milei buscaba que se firmara el 25 de mayo en Córdoba, era la fecha límite para negociaciones políticas que llevaba a cabo el oficialismo, que involucraban la Ley Bases y el pacto fiscal. Finalmente, no sucedió y todo se redujo a un acto político en la capital de esa provincia.
Giras internacionales
En algunos de sus viajes, el libertario irrumpió con su agenda en escenarios globales como Davos y Silicon Valley. En estos meses, el Presidente pronunció desde un enérgico discurso contra el socialismo en la reunión anual del Foro Económico Mundial y hasta mantuvo encuentros con figuras de la industria tecnológica como Elon Musk.
En su reciente incursión en Texas y Silicon Valley, donde se codeó con los titanes de la innovación, el titular del Ejecutivo postuló a Argentina como un nuevo centro de progreso tecnológico, buscando atraer inversiones.
Críticas a países vecinos y la pelea con el presidente de España
Desde sus declaraciones sobre líderes internacionales hasta sus roces directos con presidentes como Gustavo Petro, de Colombia, y Andrés López Obrador, de México, Javier Milei demostró una disposición inquebrantable para desafiar convenciones y confrontar ideologías.
Sus críticas directas a figuras como al presidente de Brasil, Lula Da Silva, y al de China, Xi Jinping, así como su preferencia declarada por Donald Trump, generaron titulares tanto en el ámbito político como en el económico. El conflicto más dramático fue con el titular del Gobierno español, Pedro Sánchez, luego de que el mandatario argentino tildara de "corrupta" a la primera dama Begoña Gómez. Este cruce concluyó con el retiro de la embajadora de ese país en Buenos Aires.
A la espera de la luz verde en el Senado
Con la presentación de una versión revisada de la Ley Bases (tras la primera caída de la iniciativa en la Cámara de Diputados), el Gobierno logró avanzar con el proyecto en el Congreso, separando el paquete fiscal.
Este paquete incluía medidas como la recomposición de la cuarta categoría de Ganancias, actualizaciones en el régimen de monotributo, un plan de pago anticipado de impuestos y una moratoria fiscal.
Con estas medidas, que incluyen la privatización de varias empresas del Estado y que comenzarán a ser debatidas por las y los senadores el próximo miércoles 12, el Gobierno busca fortalecer la recaudación fiscal en aproximadamente un 1% del PBI.