Desde el comienzo de su gobierno, Javier Milei contó cuánto le aburre el rosqueo político para alcanzar resultados políticos. Las derrotas parlamentarias ante “la casta”, la aparente rebelión de aliados del PRO macrista y el ruido sinfín intralibertario lo obligaron a salir de “lo suyo”, la economía, para sentar en Casa Rosada a 20 legisladores que pueden ayudar a amortiguar el costo de firmar el veto sobre jubilaciones mientras se amontonan los meses duros. Cambio de rutina con el gabinete y agenda cargada.

Cerca del Presidente repiten con insistencia el desdén hacia aquellos políticos que toman decisiones en base al “costo político”. Consideran que es lo que hizo fracasar al gobierno “moderado” del ex presidente, Mauricio Macri, y, por el contrario y más allá de las diferencias ideológicas, les hace respetar la firmeza para gestionar de la expresidenta, Cristina Kirchner, “la única que piensa hoy en el peronismo”, se atreven a elogiarla.

A pesar de esa premisa del gobierno de La Libertad Avanza, hubo quienes intentaron en Balcarce 50 tantear –negociar- un veto parcial de la ley que sancionó el Congreso sobre jubilaciones -incluso luego del anuncio presidencial de que sería “completo”-.

Se deslizó entonces a comienzos de la semana un veto “cuasi” completo que en la antesala del viernes fue descartado. Consideraba aceptar la suba del 8% para compensar lo perdido en el empalme entre fórmulas y descartaba “innegociables” como atar la indexación al crecimiento o cancelar deudas de Anses con cajas previsionales provinciales.

Milei se puso firme para avanzar sin medias tintas contra la ley que incluyó por primera vez en el Congreso votos del PRO contra el oficialismo (en Diputados no aportó pero sí en el Senado para las jubilaciones) y un evidente descontrol en la tropa propia.

Puso fin así a la posibilidad que barajó su entorno para que no pague con su capital político –conserva una imagen positiva alta en las encuestas- las consecuencias de frenar un aumento para los jubilados. Antes de que lo tilden de “moderado”, Milei optó por ir a la guerra parlamentaria contra los “degenerados fiscales” y firmó el viernes a última hora el veto total.

No lo hizo sin antes asegurarse la posibilidad de ganarla. Otra cuestión será lograr la comprensión de los bolsillos de los jubilados que conviven con el recorte a la cobertura de los medicamentos por PAMI, la suba de tarifas de los servicios energéticos y del transporte.

El escenario es más complejo para aquellos adultos mayores que llegan a fin de mes con la ayuda de sus hijos asalariados, afectados también en su poder adquisitivo desde hace años, observan cómo una de las paritarias más importantes del país, la de los estatales, cerró esta semana un alza del 3%: 2% en septiembre y 1% en octubre.

“Los números sobre la mesa”

Atento a lo que viene en el Congreso, Milei citó en Casa Rosada a 6 diputados del PRO macrista (los bullrichistas que responden a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, votaron en contra de la mejora de haberes por lo cual no había necesidad de convocarlos); otros 10 de La Libertad Avanza (LLA) y uno del MID, socio desprendido del bloque pero fiel; también asistieron tres senadores de LLA.

“Con los números sobre la mesa será más fácil que entiendan porqué el Presidente va a vetar”, indicaron fuentes de Balcarce 50 en la previa de la reunión donde se les explicó a la terminales de la Cámara baja de Macri cuáles eran las consecuencias de alinearse con los dialoguistas que planean insistir en el Congreso con la ley.

Al retirarse, del PRO manifestaron cooperación y apoyo total al veto total y anticiparon que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, estará recibiendo pronto a los gobernadores del partido.

Para que el veto se sostenga, Milei necesita más aliados pero en su entorno no se achican ante los dialoguistas que le recomendaron que “lo piense dos veces antes de vetar”: “Vamos a ver si consiguen los dos tercios en cada Cámara”, desafían cerca del mandatario nacional al tiempo que descartan una mejora del bono no remunerativo que cobran los de la mínima –había versiones de que tras el veto, pase de $70 a $100 mil-.

La mesa “blue” con Bullrich

Antes de meter un pie en el barro político, el presidente incorporó además esta semana una instancia intermedia en su marco de influencia, entre su triángulo de hierro (Karina Milei y el asesor Santiago Caputo) y las reuniones de gabinete ampliadas de cada martes.

Modificó la rutina con los ministros y, cancelación mediante de la ampliada, armó una mesa o gabinete “blue” –como le dicen en la Rosada- que incluyó a Karina Milei, al asesor Caputo, al presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem; al jefe de Gabinete, Guillermo Francos; a la fiel ministra de Seguridad, Bullrich; y al vocero presidencial –hombre de máxima confianza de Karina-, Manuel Adorni.

No está definido si esta cumbre se repetirá el martes próximo, pero sí que las de gabinete nacional que suelen incluir a Martín Menem, y en pocas oportunidades, a la vicepresidenta de la Nación y presidenta del Senado, Victoria Villarruel, pasarán a los jueves.

La Corte, Villarruel y Cristina

Con Villarruel está “todo roto”. Sin embargo, mientras lo que dice o piensa no se traduzca en votos –la Vice no vota en la Cámara alta-, “no hay problema”, sostienen los que charlan diariamente con Milei sobre la opinión que soltó su excompañera de fórmula esta semana en contra de uno de los jueces que impulsa LLA para la Corte Suprema, Ariel Lijo.

La alta fuente se refirió también a los coqueteos políticos entre Villarruel y los dirigentes de Unión por la Patria que la tildan de “peronista” para los cuales Cristina Kirchner pidió “pericia psiquiátrica”, al tiempo que mandó a sus filas a negar rotundamente versiones de un acercamiento con la autora del apodo presidencial “jamoncito”, tanto como de que el juicio político a Milei sea una opción que apoyaría. 

La opción se puso de relieve con la cuasi rebelión del PRO en el Congreso que causó tres duras derrotas parlamentarias en cascada y que el entorno de Milei leyó como la exhibición de Macri de que se pueden alcanzar los dos tercios en ambas cámaras necesarios para el juicio político a un presidente y que si quisiera impulsarlo o estuviera dispuesto a diversos daños eventuales, saltará la grieta con el kirchnerismo para conseguirlos.

“La única que piensa en el peronismo es Cristina porque se da cuenta que un juicio político que retire a Milei y ponga en su lugar a Villarruel (claramente en tándem con Macri) sería muy malo para el peronismo. ¿A quien se le ocurre que ese es un buen escenario para el peronismo?, se preguntó el estrecho colaborador de Milei.

Por lo pronto, Cristina no dio señales de cómo actuarán las bancas que le responden ante los dos pliegos que el Poder Ejecutivo envió al Congreso para la Corte. Uno es el del juez Lijo, el segundo el del juez Manuel García-Mansilla.

El respaldo a ambos en Rosada es total y estiman que la semana próxima habrá dictamen. “Una vez que se hayan aprobado los dos pliegos no hay problema de discutir una ampliación de la Corte Suprema”, anticipan del oficialismo. “Pero primero los dos pliegos” advierten.

Se vienen tres discursos

Milei hará tres paradas públicas la semana próxima. El lunes dará un discurso ante empresarios en un evento organizado por la Unión Industrial Argentina (UIA). Las fábricas afrontan caídas históricas en su capacidad instalada en todos los rubros según el último dato del Indec. 

El miércoles visitará instalaciones de la empresa Mercado Libre, cuyo dueño es Marcos Galperín. Y el jueves será orador en el Foro de Madrid en Buenos Aires, donde se reencontrará con el líder del partido de ultraderecha español Vox, Santiago Abascal.