El Fondo Monetario Internacional reconoció que el programa stand by que celebró en 2018 con el gobierno de Mauricio Macri "no cumplió con los objetivos de restaurar la confianza en la viabilidad fiscal y externa y al mismo tiempo, propiciar el crecimiento económico". Sin embargo, descargó parte de la responsabilidad en la "fuga de capitales de los residentes", que profundizó la devaluación y la aceleración de los índices inflacionarios.

El directorio ejecutivo de la entidad discutió este miércoles en Washington la evaluación ex-post que se realiza "en todos los casos de préstamos del FMI por encima de los límites de endeudamiento normales". El concedido a la Argentina hace tres años no podía escapar a este procedimiento porque fue "el acuerdo de reserva más grande en la historia del Fondo", según admitió el organismo: U$S 57 mil millones, de los cuales se habían desembolsado U$S 44 mil millones al momento de cancelar el programa por los incumplimientos en que había incurrido el macrismo, en julio de 2019.

El informe concluye que "se cumplieron las políticas y los procedimientos pertinentes del Fondo, incluidos los relacionados con la financiación, las salvaguardias y el diseño de programas". Sin embargo, reconoce que el programa no cumplió con sus objetivos.

Lagarde y Macri. Un acuerdo político entre ambos derivó en el préstamo más grande en la historia del FMI.

El documento sostiene que "el aumento de los desembolsos, junto con la fuga de capitales de los residentes, ejerció una presión considerable sobre el tipo de cambio" y que eso terminó "aumentando la inflación y el valor en pesos de la deuda pública, y debilitando los ingresos reales, especialmente de los pobres". Por eso termina admitiendo que "el programa no cumplió con los objetivos de restaurar la confianza en la viabilidad fiscal y externa y al mismo tiempo, propiciar el crecimiento económico".

El comunicado reconoce que el staff técnico del Fondo cometió errores de diagnóstico, aunque lo hace de manera tangencial. "La estrategia y la condicionalidad del programa no eran lo suficientemente sólidas para abordar los problemas estructurales profundamente arraigados de Argentina, incluidas las frágiles finanzas públicas, la dolarización, la alta inflación, la débil transmisión de la política monetaria, un sector financiero interno pequeño y una base exportadora estrecha", expresa.

Además reconoce que faltaron medidas clave como una "operación de reestructuración de deuda y medidas de manejo del flujo de capitales".

"Los directores reconocieron que el énfasis en la propiedad del gobierno también puede haber llevado a pronósticos demasiado optimistas, lo que debilitó la solidez del programa", agrega.

El texto también dice que el stand by "ha creado riesgos financieros y de reputación sustanciales para el Fondo" y que una mayor distribución de la carga con otros organismos oficiales (por ejemplo el BID o el Banco Mundial) "habría proporcionado financiación adicional y un apoyo más amplio de la comunidad internacional, lo que podría haber reforzado la confianza".

Por último, el informe oficial admitió como conclusiones que "es esencial que se incorporen supuestos realistas" en los programas a celebrar en el futuro y que estos "deben adaptarse a las circunstancias del pais, incluidas las consideraciones de economía política".