Día del maestro: los docentes deben trabajar en dos o más escuelas para no caer bajo la línea de pobreza
En el marco de una crisis inflacionaria, el Día del Maestro encuentra a miles de educadores trabajando en dos o más escuelas o cubriendo jornadas completas para alcanzar la canasta básica. Además, las horas no remuneradas dedicadas a contención emocional y tareas en el hogar agravan la situación, dejando en evidencia la falta de apoyo económico y estructural al sector.
El Día del Maestro de 2024 llega en un contexto crítico para los educadores, quienes deben enfrentar no solo la enseñanza diaria, sino también una creciente sobrecarga laboral para no caer bajo la línea de pobreza. El multitrabajo, una práctica habitual en el sector, se convirtió en una obligación para poder cubrir la canasta básica. Los docentes se ven obligados a trabajar en dos o más escuelas o bien completar jornadas de ocho horas para llegar a fin de mes.
Un informe del Instituto Marina Vilte, elaborado junto con CTERA a partir de datos del Ministerio de Economía, revela el drástico desplome del poder adquisitivo en el sector docente. Desde septiembre de 2023 hasta junio de 2024, los salarios de los educadores perdieron un 27,3% de su capacidad de compra, una caída alarmante que afecta gravemente a quienes no logran obtener un cargo de jornada completa.
En junio de este año, el INDEC informó que una familia tipo necesitaba cerca de $900.000 para cubrir la canasta básica y no ser considerada pobre. Sin embargo, los docentes con jornada simple perciben entre $600.000 y $850.000 mensuales, dependiendo de su antigüedad, lo que los obliga a buscar más horas de trabajo en distintas escuelas.
Matías Kiejzik, vocal del consejo directivo de Ademys, explicó que "para llegar a estar por encima de la canasta o empatarle, un docente necesita trabajar jornada completa o jornada simple, 8 o 9 horas por día. Además, la jornada simple también implica llevarse tareas para casa, como corrección y planificación de actos".
La sobrecarga laboral que implica cubrir jornadas completas no solo afecta la salud y el bienestar de los docentes, sino también su tiempo disponible para la capacitación, que es fundamental para concursar por nuevos cargos.
"Hoy en día es un trabajo explotado en el que se tienen cada vez menos derechos laborales", afirmó Kiejzik, quien también señaló la complejidad de coordinar múltiples empleos y la falta de tiempo para cubrir necesidades básicas, como comer entre un trabajo y otro.
A esta situación se suma el llamado "trabajo invisible", es decir, las horas extras no pagas dedicadas a corregir, planificar y atender las demandas emocionales y educativas de los alumnos fuera del horario escolar. "Eso a veces toma 3 o 4 horas diarias, depende del grado que tengas", explicó el vocal.
Además, recordó que "el 80% de la planta docente son mujeres, muchas de ellas sostén de hogar, por lo que es fundamental que el cargo de jornada simple llegue a cubrir la canasta básica".
En el marco de este panorama, las preguntas sobre cómo mejorar la educación se vuelven urgentes. Según los gremios docentes, el problema radica en la falta de inversión en el sistema educativo.
De acuerdo con el informe de CTERA, el presupuesto educativo se encuentra desactualizado y no logra acompañar la inflación, lo que repercute en las condiciones laborales de los educadores y la calidad de la enseñanza.
"La solución pasa por incrementar el presupuesto para financiar la capacitación, mejorar la infraestructura y ampliar los sistemas públicos", advirtió Kiejzik. Sin embargo, la realidad es desalentadora: según CTERA, la inversión en educación podría caer a su mínimo histórico, con un valor de 0,88% del PBI, a menos que se revierta la política de ajuste fiscal.