Agustina Díaz buscará despegarse del atentado a Cristina Kirchner y en particular de Brenda Uliarte, quien está procesada como coautora de la tentativa de homicidio contra la vicepresidenta. La joven pidió ampliar su declaración indagatoria y por eso fue citada para este miércoles por la jueza federal María Eugenia Capuchetti.

 

La sospecha es que Díaz, de 23 años, estaba al tanto de los planes de Uliarte para asesinar a la ex mandataria. Así lo revelan los mensajes enviados por esta última, que quedaron registrados en el celular peritado por la Policía de Seguridad Aeroportuaria. En ese dispositivo, Díaz estaba agendada como “Amor de mi Vida”. También constan los consejos de esta última cuando se produjo el atentado: “Borrá todo”, le sugirió en relación a esos mensajes.

 

Sus abogados defensores, Marcelo Herrera y Javier Molina Díaz, sembraron dudas sobre lo que dirá la joven en su nueva declaración. "Hay nuevos elementos que se van a aportar, sería imprudente que lo diga antes", dijo uno de ellos al ingresar a los tribunales de Comodoro Py. "Ella está expectante y esperando una pronta resolución. No existen elementos para que sea procesada”, señaló.

 

Una de las cuestiones a aclarar es el análisis de las imágenes tomadas en las inmediaciones del domicilio de Cristina Kirchner, en los días previos al ataque. En una de ellas aparece Díaz rodeada de dos hombres jóvenes, lo que robustecería la hipótesis de que se cumplieron tareas de inteligencia previas al atentado y también de que había más personas involucradas. Desde la defensa de la chica desmienten que haya estado allí.

Agustina Díaz, detenida por el atentado contra Cristina Kirchner.

Atentado contra Cristina Kirchner: quiénes son los detenidos

 

Mientras tanto Díaz permanece detenida, ya que la jueza Capuchetti le denegó el pedido de excarcelación. También continúan presos Uliarte, Fernando Sabag Montiel (el hombre que gatilló el arma contra Cristina Kirchner) y Nicolás Gabriel Carrizo, sindicado como el jefe de la “Banda de los Copitos”, llamada así porque se dedicaban a vender copos de algodón azucarados.

 

En el teléfono celular de Carrizo se encontraron intercambios de mensajes en los que se da cuenta de una segunda arma que éste le había provisto a Sabag (un calibre 22, diferente de la pistola Bersa utilizada), lo que daría cuenta de que el grupo actuó con premeditación y que había una logística puesta al servicio del objetivo de asesinar a la vicepresidenta.

 

Además de la evolución de la causa judicial, en el gobierno quieren saber quiénes financiaban al grupo. “Follow the money (sigan el dinero)”, sugirió el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández. Al seguir el dinero podemos encontrarnos con algo importante, no lo sabemos todavía. La presunción es que el negocio de los copitos no da para lo que está armado”, opinó el ministro al hablar sobre la línea investigativa a seguir.