El Gobierno nacional, opina el antropólogo y sociólogo Pablo Semán, "llegó a un punto límite y, a partir ahora, empezará a pagar los costos por sus acciones". Lo afirma al cumplirse seis meses de la asunción de Javier Milei como presidente y en el comienzo de una semana decisiva: este miércoles, el Senado debatirá la Ley Bases, uno de los proyectos centrales para la administración libertaria.

Coordinador del libro "Está entre nosotros. ¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir?", Semán reconstruyó en una entrevista con cronica.com.ar el proceso que llevó a Javier Milei a la Presidencia y analizó su primer semestre al frente del Ejecutivo, su batalla cultural y los riesgos que enfrenta. 

-Si tomamos una parte del título del libro, ¿por qué no vimos venir a la extrema derecha y qué no estamos viendo ahora para que el Gobierno mantenga un nivel de aprobación cercano al 50% a pesar del ajuste y la recesión?
-En los dos casos, hay un sujeto que no la ve, que es básicamente la clase política, sus dirigentes... Algo que llamo la 'sociedad política empleada': periodistas, consultores, dirigentes políticos, a veces empresarios que tienen una visión de la sociedad con muchísimos límites y no quieren ver lo que los desmiente. No lo vieron antes de la elección y tampoco lo ven ahora. Además, la realidad política incluye otras cosas, que tienen ver con cómo está avanzando el Gobierno. Para mí, llegó a un punto límite: a partir de ahora, empezará a pagar los costos por sus acciones. Creo que las encuestas no le van a ser todo el tiempo favorables. De ahora en adelante, puede disminuir la aprobación, aunque los electores se anticipan a eso y dicen: "Esto no es lo que más me convence, pero de ninguna manera quiero que vuelvan los otros".

-¿Cuánto influyó la pandemia en este proceso?
-Tuvo mucho que ver, pero no fue absolutamente determinante. Sí, creo que desprestigió mucho al gobierno anterior, porque una pandemia perjudica estructuralmente a los estados. En ese contexto, terminó anudando una serie de causas previas. Por ejemplo, había un cuestionamiento al Estado, que en la pandemia se fortaleció. Hubo una sobreoferta estatal, por un lado, y para mucha gente se hizo evidente que estar en el Estado era ventajoso, al comparar la situación del empleado público con la del trabajador no protegido. La situación de dualidad de la economía fue puesta en vista crítica y retrospectiva a partir de la pandemia. Otro hecho que pasó es que se aceleró la digitalización, lo que potenció la capacidad crítica de los públicos sobre el gobierno anterior. Eso hizo más fuerte la caída del oficialismo.

"En términos político-culturales, Milei expresó los cambios, más que hacerlos", asegura Pablo Semán.

-En las entrevistas o cuando habla en público, Milei suele destacar la "batalla cultural" que propone su gestión. ¿Su pelea va más por ese lado que por la política?
-Él habla de eso para legitimar su gobierno. Toda la comprensión de la idea de "batalla cultural" que tienen tanto Milei como el kirchnerismo les sirve para formar una identidad. Pero la realidad es que los procesos culturales no ocurren bajo esa forma. Y además, los que suceden bajo esa forma no son efectivos en el sentido que ellos mismos quieren. Lo más importante para mí, a propósito de este tema, es que los cambios culturales a favor de una propuesta como la de Milei ocurrieron antes de que él hablase de "batalla cultural". La sociedad cambió antes que las identidades políticas y lo que hizo Milei fue recoger y potenciar eso. En términos político-culturales, él expresó los cambios, más que hacerlos.

La preocupación por la inflación empieza a disminuir y aparece una más fuerte por el empleo

Cuando empezamos hablar, decías que arrancó una etapa en la que el Gobierno "empezará a pagar los costos por sus acciones". ¿Cuáles son los riesgos que ves para los libertarios?
-El primer costo que están pagando es que la preocupación por la inflación empieza a disminuir y aparece una más fuerte por el empleo. Y en este momento, el Gobierno no le está dando muchas respuestas a ese problema. Ahí ya tenés un costo que empieza a pagar. Más adelante también deberá enfrentar un costo por el tema de la inflación. Según algunos economistas, hay una inflación inercial que no está superada y va a ser difícil de reducir. Y si bien no tiene los números de los momentos más inflacionarios de los últimos dos años, va a corroer los salarios porque no hay aumentos. Además, los ingresos de los hogares están disminuyendo. Ese va a ser otro costo, si se quiere más específico.

-¿Qué desafíos representa esta nueva derecha para la política tradicional?
-La política tradicional tiene que renovarse en figuras, ideas y repertorio, y no veo que lo esté haciendo. No los veo pensando ideas y diagnósticos nuevos, métodos para definir los dirigentes. Tampoco los veo definiendo nuevos repertorios de acción política. En todo caso, hay una cierta resistencia social a los planes del gobierno, pero los partidos políticos no intervienen mucho en eso. Si uno piensa en la subjetividad de los dirigentes políticos de los oficialismos anteriores de la política tradicional, son todos tipos que perdieron con un amateur. Desde su sentimiento de competencia, seguramente se deben sentir muy mal.

Milei estuvo hace unos días en España con Santiago Abascal, el líder de Vox, y esta semana viaja al G7 por invitación de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. ¿Encontrás puntos en común entre el Presidente y esos referentes de la derecha europea?
-Milei está buscando esos puntos en común. A mí lo que me preocupa es el uso de la noción "puntos en común". Si vamos a usarla para decir que esto es una ola mundial, que lo que pasó acá ocurre en todos lados y es inevitable, no estoy de acuerdo, porque ese es el uso que le dan los dirigentes fracasados a la situación para no dar cuenta de sus fracasos. Ahora, si vamos a hablar de 'puntos en común' ya más seriamente y de forma analítica, diría que sí. Se parecen porque, en primer lugar, son todas formas de reacción a una crisis del Estado. Tienen el mismo disparador. Igual, no tienen la misma forma. En algunos casos son más nacionalistas, y en otros más estatistas o más libre mercado. En ninguno, llegó al poder una derecha tan radical desde el punto de vista programático como la de Milei.

-En definitiva, las ideas de los libertarios, esté o no Milei como presidente, ¿llegaron para quedarse?
-Me parece que sí. Obviamente que si a Milei le va bien y la sociedad considera que su gobierno fue bueno, las ideas van a tener más espacio. También hay grupos de interés que adoptaron este programa para presionar al Estado. Entre cierta masividad y ciertos grupos de interés que las abrazan, uno va a encontrar que esas ideas estarán en boga, o por lo menos presentes con alguna fuerza durante mucho tiempo. No hay más que ver las votaciones en el Congreso de algunas leyes. A veces, el Gobierno no logra sacarlas por torpeza, o temas parlamentarios específicos, pero hay muchos más políticos que los mileístas que se hacen cargo del programa del gobierno. Eso ya te habla de esa expansión. Las leyes de Milei no sólo las votan sus representantes parlamentarios