Vecinos a las piñas por un perro que atacó a nene de 3 años
La batalla campal se desató en pleno barrio Los Chaqueños, de la localidad bonaerense de José C. Paz. Los familiares de un menor edad herido por un can comenzaron la gresca. Conocé todos los detalles.
Los separan unos pocos metros, los dividen diferencias de larga data y en su mayoría irreconciliables, sin distinción de momento y lugar, desencadenándose, bajo estos factores, conflictos vecinales que suelen tornarse en una guerra. Un marco de violencia, demencial, brutal, que cada vez más se agudiza en los barrios, cuyos vecinos sobreviven día a día sabiendo que el peligro los acecha.
Un claro ejemplo de ello tuvo lugar el último viernes, en la localidad bonaerense de José C. Paz, en cuyas calles se convocaron los familiares y vecinos de un niño de 3 años que había sido atacado por un perro una semana antes.
El pequeño sufrió grave lesiones, y por ello sus seres queridos, encabezados por Yésica, la mamá del menor, exigían que el dueño del can asumiera la responsabilidad de lo sucedido. Sin embargo, el reclamo, en pocos minutos, derivó en una batalla campal entre una parte y la otra. La joven, enfurecida por la falta de respuestas, comenzó a arrojar proyectiles a la casa del apuntado. En pocos minutos, salieron a la calle los familiares de este, y posteriormente el mismo acusado.
Fue entonces cuando las piedras y las botellas volaron de un sector a otro. Pero el momento más extremo se produjo cuando la denunciante y sus allegadas se abalanzaron sobre Mariana, la mamá del hombre, cuya casa fue arrasada por los manifestantes. Entonces tomó intervención la policía, aunque el fuego cruzado continuaba, dado que Yésica continuaba expresando su bronca, más bien su ira, exigiendo justicia por su hijo. Por su parte, Mariana vinculaba el violento escrache con "un deseo de esta mujer de quedarse con la casa".
A pesar de que finalmente la calma llegó, quienes residen en el lugar coincidieron en señalar que es muy provisoria, por demás frágil, al estar alojados menos de cincuenta metros un bando del otro.
Misma sensación tiene Vanesa, con la diferencia de que ella reside en la localidad platense de Berisso, pero también vive un infierno. El cual es gestado diariamente por José Arregin, quien mantiene bajo amenaza de prenderle fuego la casa a la mencionada vecina, como lo hizo anteriormente.
Por esta razón, ella alejó a sus hijos de su domicilio, para resguardar sus vidas, puesto que Arregin deambula por las calles al acecho de sus vecinos. Al respecto, la víctima señaló a Crónica: "Yo no duermo, tengo la sirena de los bomberos en la cabeza. Creo que en cualquier momento lo va a hacer, siento que está muy cerca, ya que deambula de casa en casa de familiares".
Asimismo, desea vender su propiedad, para iniciar una nueva vida muy lejos del agresor, que ya cuenta con el terrible antecedente de quemar vivos a perros y caballos, y de destrozar los automóviles de aquellos que lo hayan denunciado.
En Remedios de Escalada, en la zona conocida como el barrio Los Chaqueños, desde hace siete años se extiende una situación caótica protagonizada por dos grupos familiares, a los cuales los une un vínculo parental.
En referencia a ello, Macarena, una de las víctimas, aclaró que "el problema es con la familia de mi esposo. Todo empezó porque querían quedarse con nuestra casa, luego que les prestamos el garage. A partir de ese momento no nos dejaron en paz".
Tan solo cinco casas separan a unos de otros, y aprovechando esa estrecha distancia, los supuestos agresores amenazaron a los denunciantes el 17 de febrero pasado, sin importarles la restricción perimetral que debían cumplir. No obstante al día siguiente retornaron e intentaron ingresar a la vivienda, pero los vecinos lo impidieron y entonces comenzaron a lanzar todo tipo de proyectiles, resultando herida una mujer por el impacto de una piedra en su cabeza.
Un mes después de aquella noche infernal, el Juzgado Nº 8 de Lanús, a cargo de la causa, nada resolvió, y las advertencias y los hostigamientos están a la orden del día. Al respecto, una de las damnificadas reveló que "nuestro mundo no va más allá de la casa, porque no podemos estar en la calle. Vamos del trabajo a nuestro domicilio y viceversa. Mi hijo, de 4 años, no puede dormir, cree que en cualquier momento van a volver, que es lo que va a pasar si la Justicia no actúa".
Cada testimonio relata un drama diferente, con un lugar común: un conflicto que llegó a ribetes bélicos y que no tiene límites, y cuyo único desenlace, al parecer, es una posible tragedia.