Fue uno más de los invitados al denominado “casamiento narco”, en las afueras de Rosario terminó con los asesinatos de una pareja y su beba de un año, y admitió ante el fiscal que investiga el triple crimen que él fue quien quemó el auto de las víctimas cuando intentó llevar a un hospital a Erica Romero, cuyo cuerpo finalmente fue hallado calcinado.

Se presentó voluntariamente, y dijo: “Manejé con un cadáver, me asusté y prendí fuego el auto”.

El joven, de 19 años, declaró como testigo, sostuvo que se “asustó” de la posibilidad de cruzarce con la policía. Lo hizo ante el fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos de Rosario, Gastón Ávila, a cargo de la investigación.

El cuerpo de Romero, de 39 años, fue encontrado calcinado en el interior de un auto Audi TT blanco incendiado tras el ataque a tiros en el que fue asesinada su beba, Elena, y su pareja, Maximiliano Giménez, de 30 años. Tal era el estado del cuerpo que en la autopsia no se pudo determinar cuál fue la causa de la muerte.

El testigo que dijo haber quemado el auto era un joven invitado que salió de la fiesta al escuchar las detonaciones de las armas utilizadas por los sicarios, relató el fiscal sobre la testimonial.

 A él otro de los invitados le habría pedido que trasladara a Romero al Hospital Escuela Eva Perón para que fuera asistida.  Mintras en un auto llevaron a la pareja y a la beba.

  ”El joven declaró que estaba ebrio, desesperado porque vio un patrullero y tenía miedo de que lo siguieran, que no sabía qué hacer hasta que paró y decidió prender fuego el vehículo”, dijo Ávila a los periodistas en la puerta de la fiscalía. 

El testigo no fue imputado. El fiscal explicó que no puede usar como elemento de cargo solo su propia declaración, evalúa el resto de las pruebas obtenidas en la causa. "No veo que haya intención de encubrir a los homicidas ni de una participación", sostuvo.

Ávila explicó que hay testimonios de testigos que dijeron que el conductor se asustó porque durante el trayecto se cruzó con un patrullero: “Los testigos dicen que el joven frenó en la plaza del pueblo y gritó: ‘Qué hice, a dónde te llevo, qué voy a hacer’”.

 

El lugar donde fue la fiesta de casamiento

El fiscal dijo que el conductor declaró que “tomó las peores decisiones” hasta que llegó al punto de incendiar el auto con el cadáver en su interior. Consideró que el joven “se expuso demasiado a una situación que no lo ameritaba, porque la mujer estaba muerta”.

“Los invitados a la fiesta que estaban en la puerta del salón comenzaron a tratar de auxiliar a las víctimas. El auto había quedado con el motor en marcha y con las puertas trabadas, hasta que pudieron sacar a Giménez, ya muerto, y a la beba, a los que llevaron hasta el Hospital Eva Perón, que está cerca”, explicó Ávila.

 "A la mujer no la lograron sacarla del asiento. Por la premura de las circunstancias, a Romero trataron de llevarla en su propio vehículo, pero las ruedas giraban en falso. Mientras algunos sacaban el auto empujando desde atrás, un joven se sentó en el asiento del lado del conductor e intentó ir al hospital, ya estaba muerta. Desorientado el joven, agarró para el lado de Ibarlucea. Los testigos vieron que se bajó, se agarró la cabeza y empezó a gritar. Ahí decide prender fuego el auto. Dijo que quería ayudar, que estaba ebrio, que se asustó. Que iba en un auto baleado, al lado de un cadáver y en el camino le pareció ver un móvil policial. Que por eso decidió prenderlo fuego. Vino acongojado y comentó la situación llorando”, reiteró el fiscal resumiendo lo sucedido.



Con respecto al posible móvil del triple crimen, el fiscal dijo que Giménez y Romero figuraban investigados por la Justicia federal de Rosario por "tráfico de estupefacientes".

"Se encargaban de la distribución a mediana escala. Mantengo en reserva para quién", se excusó.

Sobre los novios dijo:  "Recibí declaración de ambos. No sospecho de ellos ni los involucro. No parece lógico que planeen un homicidio en su casamiento. Había niños, personas mayores. Es poco probable". Se refirió así a Esteban Enrique "Pinky" Rocha y Brisa Milagros Leguizamón Ferreyra, una mujer que cumplía prisión domiciliaria por narcotráfico.

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