Lara Gigena, tenía 21 años y dos hijos. Se estaba separando de su novio por la violencia de género que sufría. Si bien no lo había denunciado penalmente, le había contado a sus amigas y su hermana lo que pasaba.

Pero la cercanía los volvió a cruzar. Estaba en una casa con amigos en la madrugada del sábado cuando su expareja llegó a los gritos a buscarla. Ella salió a la vereda y empezó una discusión. El agresor sacó un arma de entre sus ropas y le disparó en la cabeza en  Río Cuarto, provincia de  Córdoba.

Una de las amigas se asomó por la ventana y vio que Ariel le estaba pegando a mi hermana. Entonces salió y la defendió. La intentó meter adentro de la casa y él vino con un arma y le pegó un tiro de atrás”, relató Samira una hermana de la víctima a radio LV16. La bala perforó el cráneo y le dejó un orificio de ingreso y salida, por lo que murió casi en el acto.

 Ariel Torres, fue entregado a la policía por su hermana y el fiscal Fernando Moine, a cargo del caso, imputó al joven de 24 años por el delito de “homicidio calificado por mediar violencia de género”.

“Qué onda hoy, o me tendré que ir a dormir?”, había escrito Lara en su cuenta de Facebook horas antes de que la asesinaran. Estuvo a punto de no salir ese viernes por la noche, pero finalmente decidió encontrarse con sus amigos.

El acusado había estado en la misma fiesta: “Ellos habían peleado, él se fue y luego volvió con el revólver”. “

Lara había puesto fin a  esa relación por los maltratos. "Perdió un hijo de él por los golpes que le dio estando embarazada”, contó la hermana.

Lara hace poco me contó que Ariel ya le había disparado y la bala le rozó la pierna. También le pegó dos culatazos en la cabeza y otra vez le pegó una piña abajo de un puente. Me decía que no quería denunciarlo porque tenía miedo que se desquitara con la hija o que le hiciera algo a la familia”,  contó una amiga de la víctima.

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