Más de una década buscando Justicia y necesitan 100 mil pesos para continuar
La familia de Paula Perassi reclama saber dónde está y qué pasó con ella. Deben juntar esa suma para seguir la lucha ante la Corte Suprema Nacional por la absolución de cinco policías y dos civiles que fueron enjuiciados en 2019 en Santa Fe por encubrir la desaparición.
Hace diez años y seis meses que la familia de Paula Perassi reclama saber dónde está y qué pasó con ella. El recurso que los padres ante presentaron ante la Corte Suprema de Justicia de la provincia de Santa Fe en contra de la absolución de cinco policías y dos civiles que fueron enjuiciados en 2019 por encubrir la desaparición fue rechazado. Y para seguir los querellantes tendrán pagar alrededor de 100 mil pesos, para continuar la lucha judicial en la Corte Suprena Nacional.
Paula tenía 33 años, oriunda de San Lorenzo y madre de dos hijos. El 18 de septiembre de 2011, tras recibir un llamado telefónico, salió de su casa y nunca más volvió. Su cuerpo sigue sin aparecer.
"Siete personas que quedaron, entre ellas 5 policías, están libres y la Corte rechazó el reclamo de nuestros abogados. Ahora para ir a la Corte nacional para presentar esa queja hay que pagar alrededor de 100 mil pesos en sellados y esas cosas. La queja la presentaron el viernes nuestros abogados. Cualquier días de estos nos piden el pago", dice a Cronica.com.ar Alberto Perassi el papá de Paula.
"Diez años y seis meses y ninguna a favor. Me abondonó la Justicia, los políticos, la policía. Un pacto de silencio para que esto no se resuleva. Paula no está, no sabemos lo que pasó. Yo sigo en la lucha, y seguieré en la lucha pero esto es colmo", reclama el papá integrante de la organización de Familiares Atravesados por el Femicidio.
"Estoy tratando de hablar con todos los políticos, alededor de 80 que me dijeron que me iban a ayudar, pero nunca hicieron nada, para pedirles ayuda para justar este dinero a ver si se puede llegar a la Corte", dice Alberto y señala. "Paula sigue desaparecida, oficialmente nadie dabe nada, pero extraoficialemente si".
Según lo que establecieron los investigadores, Paula tuvo una relación sentimental con el empresario Gabriel Strumia vínculo del que había quedado embarazada. La teoría acusatoria apuntó contra Strumia y su esposa Roxana Michl, ya que entendieron que la obligaron a hacerse un aborto que salió mal y con la ayuda y encubrimiento policial desaparecieron el cuerpo y las evidencias de lo que pasó con Paula.
Durante un año se caratuló el caso como búsqueda de personas, se estigmatizó a la víctima, pero la familia siguió dando pelea. La causa llegó a juicio en 2019.
Strumia fue acusado por "privación ilegítima de la libertad coactiva agravada por tratarse la víctima de una mujer embarazada" y de su esposa como "partícipe secundario".
Además los policías Gabriel Godoy, Aldo Gómez y María Galtelli, junto a los dos ex comisarios Jorge Krenz y Adolfo Daniel Puyol enfrentaron juicio por los delitos de encubrimiento e incumplimiento de los deberes de funcionario entre otros achaques acusatorios. En mayo de ese año todos fueron absueltos.
En noviembre de 2019 la Cámara Penal fijó una pena de 17 años para el empresario y 6 años y medio para su pareja. En febrero de este año, y tras cumplir tres cuartos de la condena la mujer salió en libertad condicional por lo que el único condenado que sigue tras las rejas es Strumia.
"Hace diez años y seis meses que estoy pelando con esto y voy a seguir mientras tenga sangre. A los tres días ya se sabía que el llamado se había hecho una cabina pública, yo les conseguí el listado. Ahí entraron a borrar pruebas, a construir el pacto de silencio. Todos los días me levanto y hago algo por esto. Me hicieron de todo para pararme, para que me asustara, pero fue como querer apagar el fuego con nafta. Buscamos lograr que alguien hable, que digan qué hicieron con Paula", sostiene Alberto.
"Estoy luchando todos estos años no para meter preso a alguien, si no para encontrar los huesos de mi hija. Para poder decirle a mis nietos donde está su madre, qué pasó con ella y ponerla en un lugar donde todos podamos ir a llevarle una flor. Es lo que se merece. Ese final que está escondido detrás de un pacto de silencio", afirma el papá.