Una escalada de hechos violentos ocurridos en las últimas horas tras el crimen de Máximo Jerez, el nene de 11 años asesinado en  Rosario, tuvo como punto máximo este lunes una pueblada encabezada por el padre de la víctima junto a vecinos del barrio, que derribaron la casa del presunto narco acusado del hecho ocurrido este domingo a la madrugada.

Con una “pesa tumbera”, el papá del niño asesinado descargó su ira contra la vivienda y derribó una de las paredes del lugar, cuyos ladrillos huecos cedieron ante la fuerza de la precaria herramienta para hacer gimnasia.

Se trata de un objeto formado por un palo con dos bloques de cemento en los extremos que usó para dejar la propiedad, hecha escombros.

La situación se fue de control para la Policía, que estuvo presente en el lugar, pero que no pudo contener la reacción de la gente, que llevó a cabo su acto de justicia por mano propia, hasta que tuvieron que irse por los disparos de balas de goma efectuados por las autoridades policiales, no sin antes incendiar el sitio.

Luego de los destrozos, en medio de las protestas por la crisis de inseguridad que viven a diario, los vecinos esperaron que los oficiales se lleven detenido al presunto narco.

Hubo pedradas y corridas en el momento en el que el acusado fue sacado de la casa, en medio de las llamas. Como consecuencia de los incidentes, varias personas resultaron heridas.

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