La tercera jornada del juicio oral y público por el crimen de Fernando Báez Sosa, el joven de 18 años que murió tras una brutal golpiza a la salida de un boliche, en Villa Gesell, tuvo su momento más tenso durante el testimonio de Pablo Ventura, el muchacho al que los acusados intentaron implicar en el asesinato. Según testigos en la sala, los imputados se habrían reido durante su relato. 

Un día después, la madre de Fernando, Graciela Sosa, rompió el silencio y se refirió al clima que se vivió el miércoles en los tribunales de Dolores, cuando Ventura declaró y supuestamente se vieron sonrisas en el banquillo de los acusados.

“Yo como madre sentí que parecían seguros de que iban a salir de ahí y no estaban arrepentidos. Eso sentí”, dijo Graciela durante una entrevista televisiva.

Asimismo, se indignó por la actitud de los acusados: “Es una vergüenza que estando nosotros ahí se rían”. “No sé por qué. Acá es todo dolor y nosotros no venimos a buscar venganza, buscamos justicia por Fernando y merecemos respeto también por nuestro dolor”, aseguró.

En las últimas horas, circularon versiones sobre supuestos movimientos extraños entre los rugbiers acusados e incluso algunas de ellas indicaban que hubo risas cómplices entre algunos miembros del grupo acusado.

Por su parte, Pablo reconoció que miró dos veces hacia el sector donde estaban sentados los ocho acusados (Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Lucas Pertossi, Luciano Pertossi, Matías Benicelli, Enzo Comelli, Blas Cinalli y Ayrton Viollaz). "Pero hasta lo que observé no levantaron la cabeza", señaló.

El abogado Fernando Burlando, que representa a los padres de Fernando, se mostró tajante por lo ocurrido este miércoles en la sala. "Estoy a muy corto tiempo de empezar a insultar a todo el mundo. Yo me preguntó de qué se ríen, aunque se rían por una cuestión que no tenga nada que ver con el juicio, en esto, que es un templo, que es la sala de audiencia donde están los papás de Fernando", expresó el letrado.