"Yo necesito saber la verdad para poder cerrar esta herida", dice Sabrina Magarzo, (37) la esposa de Martín Almirón (44) el mecánico que murió asesinado de un tiro en la cabeza luego de advertirle a su vecino policía que iba a ser asaltado en la localidad bonaerense de Rafael Castillo, partido de La Matanza. 

Desde hace 22 años que estaba con Martín a quien conocía de toda la vida por amigos en común, que con el tiempo se convirtió en papá de sus dos hijos, Ailén de 21 y Alán de 16 y con quien soñaban que alguna vez serían abuelos. Martín desde hacía seis años trabajaba en una empresa donde era encargado en técnico de Refrigeración, y hacía trabajos de mecánico que era el oficio de toda su vida. Ella, ama de casa. Junto a sus hijos, llevaban una vida tranquila, en el barrio que los vio crecer. "El era un padre que trabajó por sus hijos, lo que ellos querían el trabajaba para dárselos", dijo Sabrina. 

Sin embargo, lo asesinaron de un disparo en la frente. "Ahora estoy un poco más tranquila, porque estuve en shock y no me acuerdo mucho de lo que pasó después de verlo morir", dice Sabrina en diálogo con Cronica.com.ar. Pero la escena previa a ver como Martín se desplomó en medio de la calle está intacta en su memoria. Ella le gritaba que vuelva al interior de la casa, a la vez que caminaba hacia él para buscarlo, cuando la interrumpió una lluvia de balas, de las cuales una impactó justo en la frente de su marido. El disparo resultó fatal.

"Yo veo que se pone rígido, y se desploma, cuando llego a él, lo asistí sin pensar que estaba muerto, pero cuando gire su cabeza vi la perforación que tenía en la frente que sangraba mucho", contó la mujer. 

El hecho ocurrió el lunes pasado frente a una casa ubicada en la calle Tres Cruces al 2400, de la ciudad de Rafael Castillo, partido de La Matanza.

Eran las 20.20 horas y como se aproximaba el horario de la cena su hija iba a ir al kiosco de la esquina a comprar una gaseosa para comer a la noche, como era tradición en su casa. Martín había vuelto de trabajar y estaba en el hall de la casa buscando unas herramientas. Cuando Ailén está por salir a realizar el mandado, abre la puerta y se da cuenta que había dos delincuentes escondidos en la casa del vecino policía quien se disponía a guardar en el garage su vehículo, una Volkswagen Amarok. Inmediatamente, Ailén le avisó a Martín, su papá, quien al ver la maniobra delictiva no dudó y le advirtió a su vecino que le estaban por robar. "¡Guarda que te están por robar!", le gritó desde el hall de su casa, contó Sabrina que escuchó desde adentro donde veía el noticiero.

En cuestión de segundos se desató un tiroteo. El efectivo un sargento de la Policía Federal Argentina (PFA) que se desempeña en la Departamento Trata de Personas, que estaba vestido de civil, habría desenfundado su arma reglamentaria, marca Browning y calibre 9 milímetros, y se tiroteó con los asaltantes. Una vez que terminó la feroz balacera, pese a que Sabrina le dijo que no saliera, Martín se cruzó a lo de su vecino para preguntarle si estaba bien. "Yo lo veo de espaldas a Marín y le grito que vuelva", contó Sabrina. 

Sin embargo, el llanto desgarrador de una mujer llamó la atención de Martín."Mi hija y yo también lo escuchamos", dijo Sabrina, y relató que su marido pensó que había alguien herido entonces caminó hacia la esquina para ver que pasaba. "Yo voy corriendo descalza para decirle que vuelva", relató Sabrina. En eso los delincuentes que no se habían ido, "sino que estaban a mitad de cuadra, le tiran a matar". "Le tiraron como diez tiros", recordó. Ese es uno de los interrogantes que se pregunta Sabrina al día de hoy, razón por la que sostiene que seguramente los delincuentes dispararon a mansalva creyendo que Martín era el efectivo policial. 

Cuando lo vio caer en el asfalto contó que "entró en crisis"."¡Lo mataron a Martín!" empezó a gritar en medio de la oscuridad, y de ahí en más una nebulosa borró todo lo que sucedió después. Recién ahora, Sabrina recuperó parte de su calma y entereza, y busca excavar en la profundidad de sus recuerdos sobre lo que pasó esa noche para entender porque su marido hoy ya no está.

Aunque de tanto en tanto la invade la bronca y en silencio le reclama a Martín porque salió de la casa. Ella misma se contesta "que él era así". En el barrio todos lo recuerdan como el vecino solidario que si podía darte una mano lo hacía sin problemas."Salía a asistir a los vecinos cuando les robaba, siempre dando ayuda. Tenía esas dosas. Les arreglaba el auto a los remiseros. Todo el mundo lo conocía y lo apreciaban mucho", lo recordó Sabrina.

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