Se lo ve relajado y apacible, su rostro transmite más tranquilidad, aunque, como reza aquel viejo dicho, “la procesión corre por dentro”. Está en su domicilio de Santos Lugares, cumpliendo la prisión domiciliaria que le otorgó el juez de Garantías, Juan Cristian Gasquet, y que confirmó, por otra parte, la Cámara de Apelaciones de Dolores.

En medio de esa tranquilidad, El Pepo reconoce que en esa terrible noche estaban tomando vodka dentro del auto, antes del accidente en el que murieron dos de sus acompañantes.

El mediático cantante bailantero El Pepo ( Rubén Darío Castiñeyra) se refirió a todos los aspectos de la causa por las muertes de Nicolás Carabajal e Ignacio Abosaleh, que fue caratulada como “homicidio culposo doblemente agravado” y lo tiene como principal acusado del accidente, que, como se recordará, se produjo la noche del 20 de julio de 2019 en la ruta provincial 63, en Dolores.

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Su rostro denota, por momentos, un rictus de resignación; empero, se recupera pronto y esboza una sonrisa. Vestido con el atuendo completo del club de sus amores, Racing, apoyado aún en una muleta, El Pepo prepara su equipo de mate y lo comparte. Sus gatos se muestran cariñosos con el dueño de casa y ronronean, como una muestra de completa solidaridad hacia su amo. Antes de comenzar la charla, llega su esposa, Josefina Cúneo, la famosa Pepa. “Este regreso aliviado a mi casa me encuentra con la posibilidad de encarar un tratamiento acorde a mi enfermedad, porque soy consciente de que tengo una enfermedad (la adicción a las drogas). Si bien la peleo desde hace muchos años, no soy constante y eso me lleva a recaer”, dijo El Pepo en el comienzo de la nota mantenida con Infobae. Precisamente, su relación actual con Josefina fue definida en estos términos: “Estamos bien, ya tuvimos la primera charla con el sociólogo del tratamiento que voy a seguir, tengo charlas constantes con mi perito psiquiatra Enrique De Rosa, el cual también es parte del equipo de la defensa y quien me tranquiliza”.

Las víctimas

Cuando se le acota que las esposas de las víctimas se quejaron por su prisión domiciliaria, el músico hizo una pausa, volvió a tomar un mate y expresó: “Es entendible que se manifiesten así, por su dolor y también por la pérdida. Y yo también hago alusión a ese modo de dirigirse hacia mi persona y mi familia por el mal consejo del abogado querellante: en todo momento les inculcó a las familias un asesinato, y no fue un asesinato, fue un accidente. Les tendría que haber hablado con la verdad, actuado de otra manera”. Sobre si les pediría perdón, el cantante manifestó, en esta oportunidad, poniéndole más rigor a la acentuación de las palabras: “Sí, también les pediría perdón. Les pediría perdón por el hecho de ser yo el que manejaba la camioneta. Les pediría disculpas por el video que tanto salió por todos lados, en el cual lo que yo manifesté, lo manifesté en un momento de shock”.

Josefina recambia la yerba del mate, mientras los gatos se acomodan, nuevamente, al lado del cantante como ofreciéndole una suerte de protección especial. Ante la consulta de si durante el trágico viaje había tomado alcohol, El Pepo afirmó su testimonio: “Sí, se venía tomando. Lo cual no significa que yo estaba en estado deplorable, porque no tuve ningún problema hasta que se me cruzó no te puedo decir si un perro, un carpincho..., algo que se me apareció en la ruta. No tuve un problema. Y paré en estaciones de servicio, en Atalaya; hablé con una persona diez minutos antes del accidente para que me indique cómo agarrar para el Partido de la Costa. Hablé con gente en los peajes”.

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A la pregunta de por qué sigue negando que en el momento del vuelco iba a 140 kilómetros por hora, El Pepo respondió: “En el momento del impacto no iba a 140 kilómetros por hora. Yo en todo momento trato de estar atento, porque trabajo en este mundo de la noche y conozco miles de accidentes con animales que se cruzan en la ruta, con igual o peor resultado que mi accidente. Si choco un animal de frente, se mete por el vidrio. Cuando vi que se me cruzó algo, tiré el volantazo, para preservarnos, porque pensé que podía ser peor impactar de frente con un animal”. Con qué expectativa espera el juicio fue otro de los temas abordados: “Pienso en un momento doloroso para todos. Volver a recordar, pasar por todos los incidentes de la causa, es doloroso”.

Finalmente, se refirió a por qué atribuyó la conducción del vehículo “al pibito”: “Me da vergüenza. Lo atribuyo a un momento de shock, de no saber qué decir, de verme anonadado por la situación. Eso fue a los dos segundos del accidente. Al ratito. Y me arrepiento, sí, de haber dicho eso. Me da vergüenza a mí. Me vi, y me da una mezcla de bronca, impotencia y dolor. Les pediría perdón por eso”.