El juicio por el brutal femicidio de Otoño Uriarte fue noticia, pero no por un fallo aliviador para la familia ni mucho menos. Lo fue por una situación verdaderamente indignante. Mientras familiares y amigos de la joven luchan por obtener justicia, uno de los principales acusados, Maximiliano Manuel Lagos, conocido como Pachi, demostró indiferencia total ante la gravedad de los hechos y literalmente "se quedó dormido" en la audiencia. Otro de los casos de Crónica Policiales más impactantes de la jornada.

Las jornadas del juicio se caracterizaron por su intensidad y duración. Sin embargo, mientras testigos y abogados exponen pruebas y argumentos, Lagos parece vivir en otro mundo. En varias ocasiones, el acusado fue captado durmiendo plácidamente en su asiento, demostrando una falta de respeto hacia la víctima y el proceso judicial. 

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"Lagos, por favor, no se duerma. Estamos en un juicio. Es la segunda vez que le pasa", le advirtió la jueza María Florencia Caruso Martín, visiblemente molesta ante la actitud del acusado, que generó indignación entre los presentes y fue ampliamente criticada en las redes sociales. "Es una falta de respeto total hacia la memoria de Otoño", expresó un familiar de la víctima y agregó: "Parece que no le importa nada de lo que está pasando". 

Mientras tanto, los otros acusados, Germán Ángel Antilaf, Néstor Ricardo Cau y José Hiram Jafri, siguen las alternativas del juicio con mayor atención. Sin embargo, la actitud de Lagos no hace más que reforzar la sospecha de que los cuatro habrían actuado en conjunto para cometer este terrible crimen. La figura de "privación ilegítima de la libertad agravada por la duración en el tiempo", que pesa sobre los acusados, prevé una pena de prisión perpetua en caso de ser hallados culpables. 

Sin embargo, la actitud de Lagos parece indicar que no se siente muy preocupado por las posibles consecuencias de sus actos. Su indiferencia se suma a la larga lista de irregularidades que han marcado este juicio. 

Desde el comienzo, los abogados defensores utilizaron diversas tácticas dilatorias para retrasar el proceso y evitar que se conozca la verdad. La sociedad exige justicia por Otoño Uriarte y espera que los culpables sean condenados a la pena máxima. 

Detalles del femicidio que conmocionó a Río Negro

Otoño Uriarte desapareció el 23 de octubre de 2006. Ese día la joven, que entonces tenía 16 años, salió de su casa en Fernández Oro, una pequeña localidad en la provincia de Río Negro, para ir a jugar al vóley y no volvió nunca más. El abogado querellante, Marcelo Hertzriken Velasco, se apartó hace años y la investigación quedó acorralada por la ausencia de pistas y la pérdida de tiempo. 

Tras la desaparición de Otoño, sus familiares, compañeros del colegio, otros estudiantes secundarios y hasta de la Universidad del Comahue, organizaciones sociales y políticas de todo tipo hicieron numerosas marchas y actos para reclamar por su aparición con vida, mientras los días se sumaban sin noticias de ella y la policía minimizaba el caso y sugería que la adolescente se había ido por su propia voluntad.