Franco y Kevin Álvarez, de 28 y 18 años, fueron encontrados muertos en el desagüe de un canal en la localidad mendocina de Rodeo del Medio, en Maipú, después de 20 días de intensa búsqueda. La autopsia reveló que ambos jóvenes fueron golpeados y ejecutados a tiros en la cabeza por los cuatro imputados, quienes luego descartaron los cuerpos.

Los investigadores reconstruyeron que el doble crimen ocurrió en la noche del último 7 de junio cuando los hermanos Álvarez salieron de su casa para cobrar una deuda por un trabajo de albañilería para uno de los detenidos, Fabián Dagostino, de 51 años.

El resto de los acusados son su hijo Axel, de 21, y los hermanos Omar y Luis Andrada, de 32 y 37, respectivamente. Los cuatro fueron imputados por “homicidio agravado por el uso de arma de fuego, por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”.

En la noche que los hermanos desaparecieron, su madre le escribió a Kevin por WhatsApp cerca de las 21.30 y él le dijo que seguían esperando que les pagaran. La última conexión ocurrió 17 minutos después y la mujer no volvió a contactarlos, por lo que radicó la denuncia.

Tras recibir los resultados de la autopsia, los investigadores establecieron que los hermanos fueron golpeados en el abdomen y en la espalda antes de ser asesinados a balazos con un arma calibre .22.

Sus cuerpos fueron descartados en el desagüe en un canal de Rodeo del Medio, en Maipú. En un callejón, a pocos kilómetros de donde hallaron los restos humanos, estaba el teléfono celular destrozado y el DNI de Kevin.

La pista que apuntó a los asesinos estaba en el celular de Franco, que quedó en su casa el día que salieron a cobrar la deuda. Según reveló el tío de las víctimas en declaraciones radiales, le llegaban "amenazas" de parte de uno de los cuatro detenidos.