Estaba embarazada de cuatro meses, tenía cinco hijos y fue asesinada a golpes
El 4 de mayo comienza el juicio contra Andrés Leonardo Feversani acusado del femicidio de su mujer y madre se sus chicos. Los nenes vieron cómo el papá golpeaba a su mamá. Ahora viven con su abuel, quien reclama Justicia.
Antonella Ayelen Osorio estaba embarazada de 4 meses, tenía cinco hijos con el hombre que el 4 de mayo comienza a ser juzagado en los Tribunales de Campana por el femicidio y la muerte de la beba que esperaban.
Antonella, que tenía 27 años y hacia 12 años que convivía con Andrés Leonardo Feversani en Matheu, partido de Esbobar, cuando el 21 de julio de 2019 recibió una golpiza frente a sus hijos. El 28 de julio murió en el Hospital Erill. Dos meses después quedó detenido.
"Mi hija estaba durmiendo en su cama con su hijos, la única que no estaba era la nena de 12 que estaba de vacaciones. El mas chiquito tenía 1 año y medio. A la madruga él llegó y empezó a pegarle pegarle. Había ido a festejar el día del Amigo, volvió sacado, tomado no se si drogado, pidiéndole plata para comprar vino para volver con sus amigos", relata a Cronica.com.ar Susana Altamiranda la mamá de la víctima.
"Revolvió toda la casa, y la levantó y la golpeó con sus crituras de un año y medio, 2 y medio, 5 y 8 delante. Le tiró una heladera encima de ella, los nenes ayudando para que pueda salir. Le tiraba cosas, le pegaba, le pedía plata. Ella lo único que queria es que no que le pegue a los chicos. Le dijo al de 8 que vaya a pedir ayuda a a una vecina. El nene salió corriendo las 3 de la mañana gritando: mi papá está matando a mi mamá", recuerda Susana, que supo después lo que había pasado aquella noche.
"Llegaron los patrulleros, los vecinos llamaron al 911. De adentro de la casa él sale con un cuchillo y atacó a los policías. Lo que cuenta la nena es que le pegaba con el cuchillo a la mamá en el ojo", dice Susana se le quiebra la voz y no deja de repetir: "yo no sabia nada".
A Antonella junto a sus hijos la llevaron a la comisaría de la Mujer. "Pero no la llevaron al hospital. Estaba ella sola con las criaturas. No nos avisaron a nosotros. El al día siguente quedó libre", sostiene la mamá.
A Susana y a su marido les avisó un vecino al día siguiente cuando lo vieron volver. "El nene cuenta que llegó agarró una mochila con ropa, le pegó y se volvió a ir. Cuando lllego mi hija estaba golpeada le digo: vamos que te llevo para casa, te va a matar. Ella me respondía que noera nada, que no quería dejar la casa porque la iba a perder. Yo le dije que primero estaba su vida y la de los chicos", cuenta Susana.
Fue así que agarraron algunas cosas y se fueron. Susana le preguntaba a su hija dónde le había pegado, estaba preocupada por el embarazo también, pero ella le decia que en la cara. A los cinco días tenía mucha fiebre y fueron a la guardia.
"Los médicos me llaman y me dicen que la beba estaba muerta desde hacia unos cuantos días y que mi hija estaba muy grave. La trasladaron a Escobar. Después la vi bien. Pero se descompensó, tenia una infección generalizada. El 28 de julio murió. Ese mismo día hice la denuncia. Encontré una carta que escribió mi hija en la que decía todo lo que él le hizo pasar", cuenta con la voz quebrada.
"Mi hija no murió por un aborto espóntaneo. En el hospital recién pude verle el cuerpo, ella no se dejaba ver. Tenía golpes por todos lados. Pedí la autupsia de mi hija y del bebé, que dio que había muerto por los golpes", dice Susana.
Susana fue y habló vcon los vecinos. "Me contaron todo lo que escucharon esa noche y que no era la primera vez . Lleve la información a la fiscalía y depués fueron ellos. Espero que en el jucio le den la perpetua", reclama.
"Los chicos también eran maltratados. Ellos defendían a su mamá. Este hombre le arrebató la vida, los sueños, el futuro con sus hijos", dice Susana que junto a su marido tiene la tutela de sus nietos. Que tuvieron que contar en Cámara Gesell lo que vieron."Estaba manipulada por él. Los chicos sufrieron mucho. Sacamos fuerzas para seguir por los chicos y por ella, para que se haga Justicia.
"Mi hija era una madraza, donde iba llevaba los chicos. Tocaba el teclado en la iglesia evangélica. Ella siempre estaba dispuesta a ayudar, aunque se quedara sin nada. Era una gra compañera. Nunca me dijo lo que le hacía", se lamenta la mamá.