"Él nos arruinó la vida a todos": la fuerte declaración del suegro del presunto doble parricida de Vicente López
El hijo del matrimonio asesinado a tiros sigue detenido y cada vez se complica más su situación a raíz de la aparición de pruebas que lo incriminarían.
El suegro de Martín Del Río, el detenido como presunto autor del doble homicidio de sus padres en Vicente López, reconoció a su yerno como la persona a la que el día del crimen se ve llegar y retirarse de la escena del hecho con barbijo y un buzo con capucha.
El equipo de fiscales de Vicente López a cargo de la causa, integrado por Alejandro Musso, Martín Gómez y Marcela Semería, tomó ayer una de las testimoniales que le quedaban pendientes, la del suegro del acusado, Miguel Sánchez.
El hombre vive en General Villegas, se dedica a la actividad rural y su testimonio era importante porque es el dueño del departamento de la calle Virrey Arredondo 2465 del barrio porteño de Colegiales que él habitaba esporádicamente cuando venía a Capital Federal y que le prestaba a su yerno para que usara de oficina.
El departamento es clave para los fiscales porque Del Río (47) quedó filmado llegando allí en su camioneta Mercedes Benz a las 20.02 del día del crimen y permanecer 50 minutos.
Según la hipótesis de la acusación, allí realizó una parada post parricidio para ir a bañarse y descartar evidencia clave, como cuando se lo ve saliendo por el hall de ese edificio con una bolsa de tela pesada en la que creen que llevaba el DVR con las grabaciones de las cámaras de la casa de sus padres y regresar con la misma vacía.
“No dudó en afirmar que, por su manera de caminar, se trataba de su yerno Martín Del Río”, dijo a Télam uno de los investigadores judiciales, quien precisó que el suegro lo identificó cuando los fiscales le exhibieron las grabaciones del sospechoso al que llaman el “caminante encapuchado” que quedó filmado llegando el día del hecho a la casona de Vicente López a las 17.33 y saliendo a las 18.30.
A su vez, los representantes del Ministerio Público le mostraron el video en el que, durante su indagatoria, hicieron caminar a Del Río por un pasillo de la fiscalía, y el suegro dijo que el esposo de su hija no caminaba así.
"Que hijo de puta, así no camina, hasta la pata derecha pone", afirmó de manera contundente el suegro de Del Río.
Este es el tercer testigo que ya reconoció por su modo de caminar, zigzagueante, con una leve renguera y encorvado, a Del Río como el sospechoso de los videos que cubierto con buzo con capucha, barbijo y gorra, caminó ida y vuelta unas 30 cuadras entre Núñez y Vicente López, para llegar y salir del sitio del doble asesinato.
Antes lo habían identificado ante los fiscales su hermano, Diego Del Río, y la agente inmobiliaria con la que mantenía una relación extramatrimonial.
"Martín nos arruinó la vida a todos, nos encontramos todos totalmente destruidos, no nos esperábamos nunca una cosa así, no sé cómo hizo para mentirnos durante tanto tiempo, mi hija no puede creer que estuvo treinta años engañada", dijo el hombre ante los fiscales, ante quienes afirmó que sus nietos "se quieren cambiar el apellido" porque "se sienten defraudados".
En un tramo de su testimonio, Sánchez agregó: "Mi hija ni yo podemos entender cómo pudo haber matado a los padres, es una cosa que no se entiende. Siempre viví engañado y ahora me doy cuenta que es un psicópata, que de hecho la psiquiatra de mi hija Cecilia le dijo a ella que es un psicópata, y que es un engañador de serpientes".
Respecto al día posterior al hecho, el hombre explicó que a su llegada a Buenos Aires le llamó la atención que había toallas colgadas en el baño que daban la sensación de que alguien se había bañado, lo que reafirma la sospecha de los fiscales respecto a que Del Río luego de hecho fue allí no sólo a descartar evidencia, sino también a ducharse.
Al hablar de los negocios y la situación económica de su yerno, Sánchez también mencionó que tanto Martín como su padre Enrique lo habían estafado en varios negocios, que el ahora imputado venía comprando bienes de manera compulsiva sin tener liquidez y que sabe que en el country Nordelta de Tigre, donde vivía con su hija y con sus nietos, debía expensas y había dejado de tener empleada doméstica.
Indagatoria a la empleada
En tanto, la ampliación de la indagatoria que estaba programada para este martes para María Ninfa “Nina” Acosta, la empleada de las víctimas que estuvo detenida acusada de ser la “entregadora”, quedó suspendida luego de que el lunes su abogado, Hugo López Carribero, presentara un escrito para desechar aquel pedido que había formulado cuando su clienta aún estaba detenida por el caso.
"Nina” (64), quien trabajó 12 años en la casa del matrimonio asesinado, estuvo detenida casi 13 días como sospechosa de haber “entregado” el hecho, entre otras cosas por las sospechas que sobre ella plantó el ahora detenido Del Río ante los investigadores, aunque cuando la causa apuntó hacia el hijo menor de las víctimas, el juez de Garantías 1 de San Isidro, Ricardo Costa, ordenó su liberación.
El abogado jubilado, expolicía y comerciante José Enrique Del Río (74) y su esposa María Mercedes Alonso (72) aparecieron asesinados -él de tres balazos y ella de uno-, el pasado 25 de agosto en el interior de su automóvil en el garaje de su casona de la calle Melo 1101, de Vicente López.
Su hijo menor, Martín Del Río, fue detenido el 7 de septiembre como autor de un presunto doble parricidio, y quedó imputado por "doble homicidio cuádruplemente calificado por el vínculo, la alevosía, por criminis causa (matar para lograr la impunidad) y por el uso de arma de fuego", delito que prevé como única pena la prisión perpetua.
Para el equipo de fiscales, el comerciante que heredó los negocios de su padre fue quien el 24 de agosto por la tarde llegó a la casa de la calle Melo, con alguna excusa convenció a sus padres para subirse al auto Mercedes Benz E350 estacionado en la cochera y los ejecutó con una pistola calibre 9 milímetros desde el asiento trasero, para luego simular un robo en la propiedad y huir de la escena del crimen.
Los fiscales creen que el móvil fue económico, ya que no podía sostener la mentira de una mudanza que les había prometido a un departamento de Núñez valuado en más de un millón y medio de dólares que no había terminado de comprar.