Hay historias que parecen sacados de las mentes más perversas. Este es el caso María Tobio, un mujer que hoy tiene 35 años, pero que desde los 3 y hasta los 11 fue sometida a todo tipo de vegaciones por su padre, un agente de la Policía bonaerense, su abuelo y tío.

La mujer reunió valor y después de casi dos décadas de silencio denunció todo lo ocurrido a la Justicia. ¿Cuál es el problema? La causa fue desestimada por considerar que el delito prescribió. 

“No podía vivir más pensando que mi violador podría aparecer en cualquier momento y matarme para que no hablara”, contó angustiada. Ante la inacción de las autoridades pertinentes María decidó dar a conocer su historia a través de las redes sociales, donde realmente tomaron la notoriedad que merecían.

“Hablé ahora porque me llevó todo este tiempo poder afrontarlo. Me animé a hablar y siento que me cerraron las puertas; los delitos sexuales no deben prescribir”, detalló respecto a la demora de la denuncia.

En ese sentido la joven precisó que los abusos comenzaron cuando ella tenía tan solo 3 años "más o menos desde que tengo memoria" y recuerdó que terminaron a "comienzos de 1997".

El acusado, Juan Carlos Tobio, abandonó la casa que compartía la familia en el barrio Las Heras para irse a vivir solo a Buenos Aires. El degenerado no volvió a aparecer hasta que ella cumplió 14. Detalle que tiene bien presente porque asegura que a partir de ese momento volvió a tener “la sensación de estar las 24 horas vigilada para que no hable”.

Aberrantes detalles de una historia de abuso y maltrato

María es la segunda de tres hermanos que también fueron víctimas de la violencia que ejercía su padre y de la que tampoco estaba exenta su mamá, relató al portal 0223. “Vivíamos con el diablo, él disfrutaba sometiéndonos”, manifestó.

“Nos hacía quedar afuera en ropa interior hasta que se cansaba y abría la puerta. O nos obligaba a arrodillarnos sobre maíz y después nos hacía leer la Biblia”, contó horrorizada la hoy madre soltera de dos nenas de 17 y 5 años y estudiante de Derecho. Sin embargo, hasta donde sabe, sólo ella fue víctima de violación. “Muchas veces vi casi morir a mi mamá; yo, estoy muerta en vida”, relató entre lagrimas.

En el colegio la entonces niña dio indicios de abuso, sin embargo y por decisión de sus padres, los profesionales nunca pudieron ir al fondo de la cuestión.

"Una vez cuando tenía 10 años lo enfrente por única vez", recordó María. “Le dije que se consiguiera una novia para hacerle esas cosas, que a mi no me gustaba y me dolía. Antes, siempre trataba de aguantar porque si lloraba, era peor”, pero eso solo sirvió para que los maltratos empeoraran. No sólo Juan Carlos Tobio abusaba de ella, sino que también lo hacían su abuelo (Fidel) y tío (Guillermo) paternos.  

Apenas unos días antes de radicar la denuncia en la Comisaría de la Mujer de Mar del Plata, María les reveló todo a su mamá y a hermanos. “Me preguntan por qué no dije antes lo que me pasaba, pero las víctimas hablamos cuando podemos, no cuando queremos”, dijo. 

María desconoce el paradero de su padre desde febrero, fecha que coincide con la denuncia que hizo en su contra y que quedó archivada poco después porque los hechos relatados ocurrieron hace más de 12 años y para la Justicia penal ya están prescriptos. “Hablé ahora porque me llevó todo este tiempo poder afrontarlo. Me animé a hablar y siento que me cerraron las puertas; los delitos sexuales no deben prescribir”, finalizó.