Condena a sacerdotes del Próvolo: "Protege a futuras generaciones"
El crudo testimonio de dos víctimas de abuso sexual eclesiástico en primera persona, tras la condena a los dos sacerdotes y el ex jardinero del Próvolo de Mendoza.
Por Ana Breccia
@anabreccia
Mientras la sentencia contra los curas abusadores y el ex jardinero era televisada y transmitida por el canal de youtube de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza, los ex alumnos, víctimas del horror del Próvolo, se mantuvieron firmes, juntos y expectantes a las palabras del tribunal. Pero cuando revelaron la sentencia para Horacio Corbacho, Nicola Corradi y Armando Gómez, se aferraron fuerte a sus seres queridos y rompieron en llanto. Y es que, a tres años de que se destapara el terror que partió de dolor a tantas familias, se había hecho Justicia.
Las expectativas por el juicio que comenzó el 5 de agosto de este año, eran altas entre las víctimas. La condena por la pesadilla vivida, entre 2007 y 2016, en el colegio de La Carrodilla, en Luján de Cuyo, o mejor llamada "La Casita de Dios", asombró a varios, quienes temían que, por "cuestiones de poder", la resolución fuera distinta.
Desde la "Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico de Argentina", no faltaron los abrazos y palabras de afecto. La red trabaja colectivamente con las víctimas en toda la vasta geografìa de Argentina, unidos en la convicción de que la reparación es posible mediante la justicia, la contención y la solidaridad.
Pablo Huck forma parte de la Red, tiene 40 años, vive en Córdoba y se recibió de médico. A él le llevó 22 años denunciar a Marcelino Moya, el cura que abusó sexualmente de él por casi dos años cuando era monaguillo de la Iglesia Santa Rosa de Lima, en Villaguay, Entre Ríos.
Fue en el año 1993, cuando Moya, en su habitación, le robó la inocencia. Sin mediar palabra, y en silencio, durante dos años, tocó sus genitales.
En diálogo con cronica.com.ar, Huck manifestó que el hecho de que la denuncia a los curas del Próvolo haya llegado a la instancia de juicio, ya había significado "todo un logro". "Entiendo que con el poder que ejerce la Iglesia, en general, sobre todo en algunas provincias como Mendoza, que se haya llegado al juicio, no es por conformismo, pero fue todo un logro".
Este 25 de noviembre, "haber conseguir la condena, con esta cantidad de años que equivale a que se púdran en la cárcel, es un motivo de profunda 'alegría', dentro de lo que se puede sentir por semejante delito". Mucha gente hoy se enteró a través de la sentencia "todo lo macabro que sucedió".
Según manifesto el médico, había mucho esceptisismo: "Todo apuntaba a que fueran condenados y que los años fuesen equivalentes a los daños que cometerion. Hoy fue una victoria de la verdad y se hizo justicia".
Para Pablo, esta condena sin dudas "muestra que hay algo que de a poco se resquebraja, con el poder que tiene la Iglesia, que haya curas condenados por delitos de pedofilia, abuso de menores, es todo un símbolo. Esto impulsa a que se hagan más denuncias. Que haya condena estimula y moviliza a muchas personas".
"Muchas veces la condena que uno consigue, mas que lo que repara, porque no hay un acto de reparación, lo que hace es protejer a futuas generaciones. Ponerlas a resguardo" cerró Pablo.
Valeria Zarza es una de las monjas abusadas por sacerdotes de la Iglesia Católica. Era la mano derecha del creador del Instituto Discípulos de Jesús de San Juan Bautista durante años, el padre Agustín Rosa.
Un dÍa Zarza sintió el horror en carne propia. "Un día se saca su cinturón, lo pasa detrás de mi y me jala hacia él apoyando su cabeza en mis pechos. Yo le grito y lo empujo. Salí corriendo, me meto en una camioneta y salgo a la ruta. Ese día confirmé todo lo que pasaba", expresó. "Mi superiora me decía una y otra vez por celular que vuelva, que el pobre Padre estaba tenso, que lo entendiera, que estaba solo, que los hermanos le habían hecho muchísimo desprecio. Regresé, pero no quise subir de nuevo a su habitación".
La religiosa estuvo deprimida al punto de querer suicidarse. La tuvieron medicada y encerrada. Cuando dejó la comunidad y decidió denunciar, la acusaron penalmente de ser abusadora sexual de una jovencita.
Hace unos meses, Zarza publicó una carta abierta."Romper el silencio es nuestro derecho. Alivia y renueva las fuerzas y es signo de salud . Porque romper el silencio nos empodera. Nos saca del lugar de víctimas para convertirnos en sobrevivientes. Nos revela que no éramos débiles y que teníamos más fuerzas de las que creíamos. ¡Entre todos, rompamos el silencio!".
Agustín Rosa, el cura acusado por Valeria y por otras víctimas fue procesado por abuso sexual y estuvo detenido. Ahora goza de un régimen que le permite ser visto en la vía pública en la ciudad de Salta y sus alrededores.
En diálogo con cronica.com.ar, manifestó sus sensaciones tras la condena de los curas del Próvolo. "Uno nunca va a estar conforme por el tema de los daños que han recibido especialmente estos nilños, la condena ha sido ejemplar y merecida para esta gente", indicó.
En las redes sociales hubo "mucha expectativa y mucho miedo, porque a veces se haces justicia y a veces no porque son personas de muchisimo poder. Es un proceso muy largo y fue una explosión de alergría al escuchar el veredicto".
Muchos ex hermanos de la comunidad a la que pertenecia Zarza, al escuchar la resolución, la primera expresion fue "ojalá que con nosotros pase igual": "Muchos no pertenecen a la red y otros si y estan pendientes a estas situaciones porque, quieras o no, vuelve a remover lo que viviste, en diferentes grados. Esta situación de impotencia, dolor, incertidumbre, sobre aquello que decide la justicia por los que arruinaron tu vida".
Cada vez que ocurre una situacion asi, que la justicia "hace lo que tiene que hacer", "despierta en muchas víctimas la necesidad de finalizar una etapa, cuando uno habla se deja de sentir perseguido por ese monstruo, el miedo de encontrarse con el abusador, que llame. A partir de hoy soy yo el que te persigue con las denuncias".